El presidente israelí, Reuven Rivlin, encargó ayer a Benjamin Netanyahu formar gobierno, en lo que será su cuarto mandato y tercero consecutivo. Esta nueva etapa comienza con un tropiezo. Su Ejecutivo saliente tuvo que negar el martes que haya espiado las negociaciones a puerta cerrada entre Irán y el Grupo 5+1 (Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido y Francia, además de Alemania), tal como informó ese día el diario The Wall Street Journal. Este periódico estadounidense atribuyó la información a funcionarios de la Casa Blanca.

“Creo que esas informaciones son incorrectas e inexactas”, dijo el canciller israelí, Avigdor Lieberman, a la radio del Ejército israelí. “Israel debe defender sus intereses en materia de seguridad y tenemos nuestros propios servicios de inteligencia. Pero no espiamos a Estados Unidos. Hay suficientes participantes en esas negociaciones, incluidos los iraníes”, señaló. “Obtuvimos nuestras informaciones mediante otras fuentes, no de Estados Unidos. Las órdenes son claras desde hace varias décadas: no se espía a Estados Unidos, directa o indirectamente”.

Según The Wall Street Journal, los funcionarios israelíes consultados coincidieron en esa versión. “Estas acusaciones son totalmente falsas. El Estado de Israel no lleva a cabo espionaje contra Estados Unidos u otros aliados de Israel. Estas falsas acusaciones están claramente destinadas a socavar los fuertes lazos entre Estados Unidos e Israel y las relaciones que compartimos en materia de seguridad e Inteligencia”, dijo una de las fuentes israelíes del diario estadounidense.

Lo que más molestia generó en el gobierno de Estados Unidos es que -de acuerdo con lo que le informaron al diario- Israel transmitió los datos obtenidos a legisladores republicanos que se oponen a un acuerdo de Estados Unidos con Irán, para entorpecer así el avance de las negociaciones. “Una cosa es que Estados Unidos e Israel se espíen el uno al otro, y otra cosa es que Israel robe secretos de Estados Unidos y los transmita a los legisladores estadounidenses para socavar la diplomacia”, dijo a The Wall Street Journal un funcionario de la Inteligencia estadounidense.

Esta operación se realizó en el marco de una “amplia campaña del gobierno del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, para conocer las negociaciones y ayudar a elaborar sus argumentos contra los emergentes términos del acuerdo”, informó el diario, y agregó que “además de escuchas ilegales, Israel obtuvo información de reuniones, informantes y contactos diplomáticos confidenciales de Estados Unidos en Europa”.

El informe además señala que Israel y Estados Unidos también llevan adelante prácticas de contraespionaje, y es en ese marco que Washington descubrió la operación, cuando sus espías captaron “comunicaciones entre funcionarios israelíes con detalles a los que Washington creía que sólo se podía tener acceso en las negociaciones confidenciales”.

Las negociaciones del grupo G5+1 con Irán son uno de los puntos de quiebre en la alianza entre Estados Unidos e Israel. Esta información sobre el espionaje israelí llega a días de que se venza el plazo establecido para acordar con Irán, algo que teóricamente debería ocurrir el miércoles a más tardar. Netanyahu también quedó en malos términos con Obama al asistir al Congreso estadounidense invitado por la oposición a explicar su rechazo a un acuerdo con Irán.

Obama también expresó su malestar con Netanyahu debido a las declaraciones que éste hizo acerca de las negociaciones con los palestinos (en las que Washington puso muchos esfuerzos, en un intento de servir de intermediario para un acuerdo) y de los árabes israelíes. Netanyahu dijo que la creación de un Estado palestino “no ocurriría” mientras él sea primer ministro. “Yo le tomé la palabra [y entendí] que eso es lo que quería decir. Y creo que muchos votantes dentro de Israel entendieron que eso era lo que quería decir”, dijo Obama ayer.

Dos días después de hacer sus declaraciones, Netanyahu se desdijo y aseguró que sí quería una solución de dos Estados, pero planteó “una serie de condiciones” para la creación de un Estado palestino, que según dijo Obama ayer “serían imposibles de cumplir” a corto plazo. “La cuestión siempre ha sido cómo crear un marco que dé a los palestinos la esperanza de tener a largo plazo un Estado seguro [...]. Pero creo que es difícil concebir cómo puede ocurrir eso, basándonos en los comentarios del primer ministro”, agregó el mandatario estadounidense. La Casa Blanca advirtió la semana pasada que revisará su posición hacia Israel debido a los comentarios de Netanyahu y la postura de Obama parece confirmarlo.