Un joven caminaba como desatando los pasos. Hacía un rato, alguien había sentenciado su dulce condena quitándole las chances de seguir. Cosa dura, las penas.

De repente, vaya él a saber por qué, a los pocos minutos se encontró con la chance de mitigar su desolación. En su capacidad estaba la oportunidad de pasar del sabor amargo a la dulce condena. Lo sabían todos. El que se agarraba la cabeza con una mano, petrificado, con sus pies pegados al suelo, mirándolo vaya uno a saber pensando qué. Otro, al lado del atónito, que no quería saber de nada y, en cuclillas y con las manos en el mentón, miraba al infinito. Los rivales, que no podían creerlo: “Se tira el hombre, no te puedo creer”, le comentaban al árbitro. Y éste, como todo juez, no respondía. Se jugaban 11 minutos después de que hubo pasado el tiempo reglamentario y Canelones del Este vencía 1-0 a Zona Oeste de Maldonado. Con ese resultado los canarios pasaban a la segunda ronda. Si el sector interior fernandino empataba eran ellos los que seguían en competencia.

No hay decisión más relevante que la que se toma. Si no se toma, no sé cómo se llama (pónganle el rótulo ustedes mismos). La cuestión es que dentro de todas las historias, porque ésta es una historia simple y común como cualquiera, la virtud de tener los objetivos claros es lo que define. No creo en la suerte. Y lo sostengo con determinismo: no creo. Por ahí sí es real el azar, porque entre las posibilidades y probabilidades siempre hay más de una, como la del 15 de febrero de 2015.

¿Cuánto quema la pelota del penal? ¿Cómo se actúa ante un tesoro que vale oro y no se puede malgastar? Si le encontráramos solución... ¿Y cuando ya no tiene tiempo el tiempo y no le interesa ver lo que vendrá? Ahí fue él, Facundo Cabrera, sin reloj pero con la guinda apretada entre el brazo y el cuerpo. Al mirarlo daba la impresión de que era un gurí. No más de 23 a 24 años, camiseta con el número diez un par de talles más grande que el suyo, cara de yo no fui pero me hago responsable. Pone el esférico en el punto penal, y van y le hablan y le desacomodan la pelota mientras lo pechan y lo miran feo. Él, nada, pone pose de tipo insobornable. Brazos en jarra sobre la cintura, y el resto que haga lo que quiera. Vuelve el árbitro, pone orden, se retiran los defensas y Facundo acomoda nuevamente el balón sobre el punto penal. Seis pasos en reversa y se detiene; punta del botín izquierdo que golpea el pasto y mira al arquero. Salvo eso, el flaco parecía un témpano de hielo blanco y azul. El arquero aleteaba, sus compañeros eran estatuas, los rivales depositaban sus esperanzas en la verborragia del desánimo. Facundo, hielo. Dos segundos antes del pitazo, mirando al árbitro, otra vez golpea su puntín contra el césped, señal de dale, hermano, que quiero patear el penal.

La cámara que filmaba desde atrás del arco lo tomó clarito: tres pasos de Cabrera y pelota al ángulo superior derecho del arquero, que se tiró bien pero no llegaba ni con una caña tacuara. Nada, no le pesó nada ponerla ahí al gurí de Zona Oeste. Explotó el estadio de Pan de Azúcar porque el empate 1-1 era la clasificación a octavos de final. Apenas corrió unos cuantos pasos hasta que sus compañeros lo tiraron al suelo e hicieron una pirámide sobre él. Era un penal y era entre mantener o perder los sueños. El equipo eran todos.

Qué ves cuando me ves

Las posibilidades que brinda la comunicación abrieron una infinidad de visiones sobre los acontecimientos. Prácticamente en vivo y en directo, si no en cuestión de horas, la información de lo que ocurre en la Copa Nacional de la Organización del Fútbol del Interior se puede encontrar en los diferentes portales dedicados a cubrirlo. El sitio indirecto.com.uy subió en YouTube el video con el penal que Facundo Cabrera mandó adentro al poco rato de que sucediera. Y lo señalamos porque es (casi) un descubrimiento: hasta hace un par de años, para saber con qué rival se iba a enfrentar determinada selección sólo era posible obtener información (parcial) enviando una persona a ver al contrario en determinado encuentro (por lo general, en un solo partido). El fútbol del interior fue toda la vida enfrentarse a equipos con las manos tapando la vista, a lo sumo con un par de dedos abiertos sobre un solo ojo. Doble lectura: para unos sería cosa buena y atrayente, mientras otros, atenidos a la precocidad de la información, festejan la nueva realidad comunicacional. Como en la vida misma.

Zona Oeste de Maldonado está hoy en octavos de final y parecería que seguirá en competencia luego del triunfo como visitante ante Paso de los Toros 3-1. Cuando sea tiempo de revanchas, el fin de semana que viene, su chance estará depositada en lo que pueda hacer en su cancha. Tanto se habla de lo visto que conviene dar novedades de lo ¿no mediático? Qué importa, si son hechos sucedidos y forman parte de la realidad.

Los resultados por la segunda fase de la Copa Nacional de Selecciones fueron: Tacuarembó 1-2 Salto, Artigas 1-1 Melo, San José 2-2 Mercedes, Fray Bentos 1-0 Nueva Palmira, Canelones 1-0 Flores, Batlle y Ordóñez perdió en su casa 0-5 con Maldonado, lo mismo le pasó a Chuy, que cayó como local 0-1 ante Treinta y Tres en un partido que no terminó por la agresión a un árbitro asistente. Todos los citados en primer lugar fueron locales y los cruces se definirán en la cancha de los segundos.

En juveniles, los octavos de final tienen estos parciales tras los partidos de ida por octavos (locatarios en primer lugar): Tacuarembó 0-1 Salto, Artigas 1-1 Melo, San José 0-0 Mercedes, Young 1-2 Colonia, Durazno 0-1 Florida, Canelones 2-3 Flores, Vergara 0-3 Rocha y Minas 1-0 Treinta y Tres.