El crecimiento constante del FN fue el tema central de la campaña para las elecciones departamentales en Francia. La votación fue convertida en una consulta nacional por el propio primer ministro, el socialista Manuel Valls, que se declaró en campaña personal contra el FN.

Según las encuestas, esa organización política iba a ser la más votada. Sin embargo, el gran ganador de la primera vuelta fue el partido del ex presidente Nicolas Sarkozy, la Unión por un Movimiento Popular (UMP), que se presentó en alianza con sus aliados centristas de la Unión de los Demócratas Independientes (UDI). Según las últimas encuestas a boca de urna publicadas por la empresa Ipsos, la UMP obtuvo 36,4% de los votos.

Un porcentaje similar alcanza el total de los votos a la izquierda, a pesar de sus divisiones. El PS, en alianza con el Partido Radical de Izquierda, obtuvo 28% de los votos. Entre las formaciones políticas más o menos cercanas al gobierno se cuentan los ambientalistas (1,9% de los votos) y el Frente de Izquierda (6,5%).

El temido FN alcanzó finalmente 25% de los sufragios, un resultado similar al de las elecciones europeas, cuando fue el partido más votado, pero lejos del 30% que algunos estudios pronosticaban. El partido liderado por Marine Le Pen logró por primera vez presentar candidatos en todas las circunscripciones, aunque eso significó lidiar con algunos inconvenientes, como candidatas nonagenarias que admitieron ante los medios que no estaban al tanto de que figuraban en las listas y candidatos que hicieron declaraciones racistas que dejaron mal parado al partido. Sin embargo, el FN proclamó otra victoria histórica contra el “sistema” y pidió que renunciara Valls porque consideró demasiado baja la votación del PS.

Los socialistas destacaban anoche que finalmente no hubo victoria del FN, y en segunda vuelta llamaban a apoyar a los partidos que compitan con esa organización política. También saludaban que la participación de los votantes aumentó respecto de las últimas departamentales, las de 2011. La abstención, en un país donde el voto no es obligatorio, bajó de 56% a 49%. Por esto se felicitó Valls, al tiempo que descartó que vaya a dejar el liderazgo del gobierno, como pedía el FN.

Sin embargo, se da por descontado que en función de cómo quede dibujado el mapa electoral francés después de la segunda vuelta del domingo 29, y de cómo se presente la elección de los presidentes departamentales prevista para abril, el presidente François Hollande dispondrá algunos cambios en su gabinete.

Por su parte, el ex presidente Sarkozy dijo que la UMP no apoyará ni al FN ni a la izquierda en los balotajes del domingo en los que no compita.

Anoche, de acuerdo con el Ministerio del Interior, habían resultado electos 196 candidatos de la alianza UMP-UDI para integrar los distintos consejos departamentales. A ellos se sumaban 50 de los distintos partidos de izquierda y seis del FN, pero habrá segunda vuelta en otras 1.800 circunscripciones.