El Palacio Peñarol colmado y la fiesta armada. Los ubicados en la tribuna de la calle Minas esperaban festejar cuando los 40 minutos llegaran a su fin. Los de enfrente guardaban la esperanza de estirar la serie.

Malvín inició su último juego da la temporada con Federico Bavosi en la base, Nicolás Mazzarino y Kennedy Winston en los costados, y Mathías Calfani y Terence Dials en la pintura. Del otro lado, Trouville puso en la cancha a Santiago Vidal como armador, Claudio Bascou y Joaquín Izuibejeres como aleros, y la pareja de extranjeros conformada por los internos Néstor Colmenares y Kevin Young.

La final comenzó con muchísima ansiedad en los dos equipos. El marcador bajo al que nos acostumbraron a lo largo de la llave se volvió a repetir. Se puede decir que las defensas les ganaron a los ataques; también que los basquetbolistas no estuvieron finos en sus tiros.

Se jugó apurado y sin mucho acierto. El jamaiquino Kevin Young en Trouville fue el mejor en el inicio, dentro de un quinteto que arrancó con bajo porcentaje, apenas 21% en tiros de campo en los primeros 10 minutos.

El uno contra uno de Winston -su mejor faceta- fue importante desde el inicio. Malvín empezó a jugar muy bien el pick central con Bavosi y Mazzarino, y la situación de alto-bajo con Calfani abierto en la línea de tres puntos y Dials en el poste bajo. El azul se llevó el primer chico con un tanteador de 16-9.

Pablo López tenía a sus internos cargados de faltas en el arranque del segundo; con Calfani y Newsome con dos personales, empezó la rotación, pero poco se sintió, y el playero corrió al ataque rápido para sacar 11 (22-11). Young estaba imparable abajo, y eso emparejaba el trámite. El ingreso de Fernando Martínez fue importante, con sus clásicas bandejas llovidas en la zona de gigantes. La antideportiva sobre Bascou hizo que la T se fuera apenas tres tantos abajo al descanso largo, 30-27.

El venezolano Colmenares de frente al aro con mucha potencia y Young en el poste bajo eran una pesadilla para Malvín. Con un doble de Bascou Trouville sacó cuatro tantos, pero el talento individual de Winston permitió el empate de los azules, y Dials cargando en la pintura con tres libres le dio ventaja a su equipo. Finalmente, se fueron al último período 46-41 a favor del campeón.

En los dos minutos iniciales del último chico no hubo goles. La adrenalina seguía a flor de piel y Bascou le puso todas las ganas, en primera línea, para dar vuelta la historia. Pero estaba Winston y nuevamente desde sus manos llegó la diferencia. El foráneo, goleador y gran estrella de la noche, se fue expreso al aro y le permitió al playero sacar una diferencia de 8 tantos. Y otra vez apareció: un tiro de tres puntos sentenció la serie y un nuevo torneo. Winston aportó 27 unidades y Newsome, en una de sus mejores expresiones de los últimos años, anotó 11 desde el banco de suplentes. Young, con 19, fue el máximo anotador del perdedor.

La entrega de los muchachos de Álvaro Tito fue tremenda. Dejaron todo hasta el final, como durante toda la temporada, lo que los llevó hasta esta instancia, sobreponiéndose a las ausencias de Martín Aguilera y Nicolás Álvarez, a lo que se sumó la lesión de Santiago Vidal.

Malvín fue un merecido campeón. Hizo lo que tenía que hacer para llegar al título, al bicampeonato y a la cuarta copa en la última década. La estructura institucional, la apuesta a un trabajo a largo plazo y, claro está, la inversión económica se ven reflejadas dentro de la cancha, con jugadores que respondieron como se esperaba en los momentos clave.