Más de 1.700 situaciones de maltrato y abuso sexual infantil fueron registradas durante 2014 por el Sistema Integral de Protección a la Infancia y a la Adolescencia contra la Violencia (SIPIAV). “Como país necesitamos un registro único de estos hechos”, reconoció la coordinadora del Sistema, María Elena Mizrahi, en diálogo con la diaria.

Cada 25 de abril se conmemora el Día Mundial contra el Maltrato Infantil. En ese marco, el SIPIAV presenta hoy su Informe de Gestión sobre el trabajo desarrollado durante el año pasado, que incluyó talleres, seminarios y campañas de sensibilización sobre violencia basada en género y generaciones.

El abuso sexual infantil es un tipo de violencia que continúa invisibilizado porque conjuga los tabúes en torno a la sexualidad, la posición de sumisión y dominación en la que se ubica niños, niñas y adolescentes frente al mundo adulto, y el descrédito a su palabra cuando relatan lo sufrido. “Tenemos que explicitar estas situaciones que ocurren en todos los ámbitos y en los distintos sectores socioeconómicos, para que en el país vayamos tomando conciencia de esta problemática”, señaló la subsecretaria de Salud Pública, Cristina Lustemberg. “Valoración de situaciones de maltrato y abuso sexual infantil desde el ámbito médico” a cargo del experto estadounidense Walter F Lambert, profesor de Pediatría Clínica y director médico del Equipo de Protección de la Infancia de la Universidad de Miami, el 15 de abril.

“Como sociedad estamos siendo negligentes e hipócritas respecto a este tipo de violencia. Las cifras que tenemos son demasiado altas”, añadió Lustemberg, que valoró la coordinación que lleva adelante el SIPIAV junto al Ministerio de Desarrollo Social, el Ministerio de Salud Pública (MSP), la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE), el Ministerio del Interior, la Administración Nacional de Educación Pública, el Poder Judicial, el Ministerio Público y Fiscal, organizaciones sociales en convenio con el INAU y el apoyo de UNICEF.

A pesar de los 25 comités de recepción local que el SIPIAV tiene en todo el país, conformado por técnicos de las distintas instituciones, “tenemos que mejorar el sistema de respuestas -insiste Mizrahi- y fortalecer la prevención: llegar antes de la denuncia, detectar estas situaciones de violencia basada en género y generaciones”. La Línea Azul (0800-5050) es un canal gratuito y anónimo para registrar denuncias o sospechas de abuso a niños, niñas y adolescentes, “pero queremos desarrollar la capacidad de detección en lo territorial; llegar antes y que el daño sea menor”, subrayó.

En 2014 el Sistema de Información para la Infancia del INAU registró 1.728 situaciones de violencia hacia niños y adolescentes. Esto representa casi cinco situaciones por día de maltrato y/o abuso sexual infantil y un aumento en el total de situaciones registradas de 31% respecto a 2013. Si bien hubo un “aumento significativo” en el nivel de registro, “la información continúa siendo fragmentada e incompleta a nivel nacional”, destacándose los datos aportados por los servicios específicos que atienden a niños, niñas y adolescentes víctimas de maltrato y abuso sexual: 29% de las situaciones registradas fueron denunciadas a la Línea Azul y otro 23% ante otros servicios del INAU, en convenio con organizaciones.

Mizrahi advirtió sobre la dificultad de “develar” los casos de abuso sexual, “presentes en todo el país”. Si bien las víctimas de estas situaciones son en su mayoría niñas y adolescentes mujeres (54%), este registro está relacionado a que “el abuso sexual masculino está mucho más acallado” (46% son niños y varones adolescentes).

Casi la mitad de las situaciones registradas (47%) corresponde al tramo entre 6 y 12 años, siguiendo la tendencia de los años anteriores. “Esto se vincula probablemente al papel desempeñado por el sistema de enseñanza primaria en la detección de las situaciones”, indica el informe del SIPIAV.

Este año, a diferencia de los anteriores, se cuenta con el desglose de los niños y niñas de 0 a 3 años (9%), es decir, población de los CAIF. En edad preescolar (4 y 5 años) se registraron casi un quinto de las situaciones (10%), mientras que 1 de cada 3 (30%) fueron adolescentes de entre 13 y 17 años.

Entre los principales desafíos la titular del SIPIAV destacó: “Mejorar la atención, con un abordaje desde la perspectiva de violencia basada en género y generaciones, que implicará una mayor capacitación de los equipos técnicos” y “aumentar la interinstitucionalidad en Montevideo, que está más desarrollada en Canelones y en otros puntos del interior del país”.

Las capacitaciones para unos mil operadores sirven para “conceptualizar y buscar estrategias de forma conjunta sobre cómo recabar pruebas y cuál es nuestro papel en estos casos: no es sólo la parte punitiva, sino la contención a niños y adolescentes que fueron víctimas directas”, explicó Mizrahi.

El abordaje entre diversas instituciones permitiría la detección de la situación, la estrategia y el seguimiento, “que puede hacerse en ámbitos como el educativo, evaluando el comportamiento de quien ha sido víctima de maltrato”, añadió. También hay que deconstruir: “Antes, con esa concepción de que el maltrato era de una clase social, pensábamos que no llegaba al mutualismo. Nosotros teníamos una mirada sobre un niño que llega, con determinadas características, a las puertas del Hospital Pereira Rossell. Llegaba ese mismo niño, con esas características, a una mutualista, y teníamos otra mirada. Tenemos que derribar esos prejuicios de clase”, reconoció la funcionaria.

La coordinadora del SIPIAV resaltó la capacitación especial que han recibido operadores sanitarios de las policlínicas de la Intendencia de Montevideo, de sistemas de emergencias móviles -sector privado- y de ASSE. Asimismo, guarda especial importancia la sensibilización en operadores judiciales (técnicos de juzgados de familia e Instituto Médico Forense) que deben recabar los testimonios de las víctimas. “Es importante porque hay veces que las pruebas físicas no son suficientes o pasó el tiempo; entonces, es clave tomar en cuenta sus palabras. Todo lo que rodea a ese niño o adolescente con respecto a la reparación, es un mensaje bueno del mundo adulto. No es bueno que reciba un mensaje de impunidad”.