Durante la última semana, más de 11.000 personas arriesgaron sus vidas para cruzar el Mediterráneo, de acuerdo con información de Médicos sin Fronteras, que pidió medidas urgentes en un comunicado emitido ayer. Esa organización es una de muchas, como Amnistía Internacional o Human Rights Watch, que alertaron sobre esta situación y se suman a los reclamos de Naciones Unidas y a los pedidos de Italia de que Europa actúe ante este fenómeno. De acuerdo con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, 35.000 migrantes llegaron en barco al sur de Europa desde principios de año, y 1.600 permanecen desaparecidos.

La Unión Europea (UE), que celebró ayer una reunión de ministros de Relaciones Exteriores, Inmigración e Interior, anunció que habrá una reunión de jefes de Estado y de gobierno sobre el tema el jueves para aportar respuestas concretas. “No podemos seguir así, no podemos aceptar que cientos de personas mueran al intentar cruzar el mar para venir a Europa”, dijo el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, al anunciar el encuentro.

El primer ministro italiano, Matteo Renzi, había reclamado esa reunión después de que se informara que entre 700 y 950 personas podían haber muerto en un naufragio en las costas libias el fin de semana. Sobrevivientes relataron que cientos de personas, entre ellas unos 50 niños, murieron al volcar y hundirse el barco en el que viajaban, mientras se acercaba una nave portuguesa a socorrerlos. Se supone que la tragedia se debió a que todos los pasajeros fueron hacia un mismo lado de la embarcación para pedir auxilio. Los guardacostas italianos recuperaron 24 cuerpos y rescataron a 29 sobrevivientes que iban a llegar ayer a Sicilia, pero aún no había un balance definitivo de muertos.

Un plan

Aunque advirtió que “no hay” soluciones “a las causas profundas de la migración”, Tusk anunció que se prevé trabajar para detener el tráfico de seres humanos, brindar una mayor ayuda a los estados de la UE más afectados por la inmigración, y aumentar la cooperación con los países de origen y de tránsito, según informó la agencia de noticias AFP. Además, Tusk presentó un plan con “medidas de acción inmediata” que se van a tratar en la cumbre del jueves y que ya fueron aprobadas por los ministros reunidos ayer.

En ese plan, el Ejecutivo europeo propone aumentar el financiamiento y los medios disponibles para las operaciones de vigilancia marítima en el Mediterráneo -que no son de rescate, como sí lo era Mare Nostrum, un operativo italiano, que terminó en noviembre-. Estas operaciones son llamadas Tritón y Poseidón. Además, se trabajará para ampliar su área de cobertura, siempre bajo el mandato de la Agencia de Control de Fronteras Exteriores de la UE (Frontex). Las autoridades europeas dudan en reforzar el socorro marítimo, porque temen que los inmigrantes lo vean como una invitación.

También proponen “un esfuerzo sistemático para capturar y destruir los barcos utilizados por los traficantes” de personas, en el marco de una operación “civil y militar que tomaría como ejemplo la operación Atalanta”, desplegada contra la piratería en las aguas de Somalia, explicó el comisario europeo de Inmigración, Dimitris Avramopoulos. La semana pasada, Frontex informó en un comunicado, que hubo varios casos en los que los traficantes dispararon contra quienes intentaban auxiliar a los migrantes. En otros casos los amenazaron para recuperar sus embarcaciones, que son esenciales para su actividad. Además, varios migrantes denunciaron que otros que viajaban con ellos y que eran musulmanes tiraron al agua a algunos pasajeros debido a que eran cristianos. La Policía italiana está investigando esas acusaciones. En una entrevista con Canal+, el presidente de Francia, François Hollande, tachó de “terroristas” a los traficantes que trasladan personas cruzando el Mediterráneo.

Además, la Comisión Europea propuso que Frontex, la Oficina Europea de Policía, la Oficina Europea de Apoyo al Asilo (EASO, en inglés) y la Agencia de Cooperación Judicial “se reúnan regularmente y trabajen juntas” para centralizar información sobre la actuación de los traficantes, hacer un seguimiento de los fondos disponibles y apoyar las investigaciones, informó la agencia de noticias Efe.

Bruselas también propone que la EASO tenga equipos en Italia y Grecia (las dos principales puertas de entrada marítimas a la UE) para atender de manera conjunta las solicitudes de asilo, y que se pueda garantizar que se tomen las huellas dactilares de todos los inmigrantes.

También se van a estudiar “opciones” para el realojo de emergencia de los inmigrantes (los centros de acogida están desbordados) y un proyecto piloto de reubicación para personas que necesiten protección.

Otro objetivo es crear un programa nuevo de retorno rápido para los inmigrantes irregulares, coordinado por Frontex, a partir de los estados miembros que están en las fronteras de la UE. Por último, el plan aprobado por los ministros propone desplegar oficiales de inmigración en países no europeos considerados “clave” para recabar información sobre los flujos migratorios y reforzar el papel de las delegaciones europeas.

“No tenemos coartada” dijo la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, durante la reunión de ministros. “Las tragedias de estos últimos días, de estos últimos meses, de estos últimos años, ya bastan”, advirtió. El presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, reclamó ayer un “sistema para la inmigración legal en Europa” similar al estadounidense, con cuotas justas de reparto entre todos los países miembros y protección ampliada para refugiados.

Se refirió además a la situación de crisis política en Libia y a la necesidad de “luchar contra los estados fallidos”, empezando por “hacer todo lo que está en nuestro poder para crear un gobierno de unidad nacional en Libia, y luchar junto con ese país contra los traficantes [de personas]”. Acerca de ese país, los cancilleres continuaron ayer el debate sobre cómo ayudar a un eventual gobierno de unidad libio a recuperar el control del país, y se centraron en preparar una “acción civil” que apoye la vigilancia de las fronteras de Libia.

La mayoría de las personas que murieron en el Mediterráneo en estos días proviene de ese país, cuya inestabilidad política y falta de seguridad volvió a estar en el tapete. Los ministros reiteraron su apoyo a las negociaciones de paz impulsadas allí por Naciones Unidas.

Además, también ayer, las autoridades griegas informaron de la avería de una embarcación con numerosos inmigrantes en las costas de la isla griega de Rodas, en el archipiélago del Dodecaneso, situación que causó la muerte de tres personas -una mujer, un hombre y un niño-. Otras 90 personas fueron rescatadas. En paralelo, un total de 200 inmigrantes fueron descubiertos en las islas de Quíos, Lesbos, Samos y Farmakonisi, en el mar Egeo, cerca de Turquía.