Cuba cuestionaba desde hace años su presencia, desde 1982, en la lista de países que patrocinan el terrorismo, elaborada cada año por el Departamento de Estado de Estados Unidos. En la lista aparecen también Irán, Sudán y Siria, algo que supone para esos países la imposición de sanciones, entre las cuales se cuenta la prohibición de venderles armas y de brindarles ayuda económica.

“Hoy el presidente [estadounidense, Barack Obama] envió al Congreso el informe y las certificaciones requeridas que indican la intención de la administración de rescindir la designación de Cuba como Estado patrocinador del terrorismo”, dice un comunicado del vocero de la Casa Blanca, Josh Earnest, emitido ayer.

El Congreso tiene ahora 45 días para estudiar esa decisión que Obama había anunciado en el marco de la normalización de las relaciones con Cuba que empezó en diciembre. En caso de desacuerdo, los legisladores pueden presentar un proyecto de ley para tratar de revocar el dictamen presidencial, que de lo contrario quedará firme en 45 días.

Estados Unidos dio este paso tres días después del primer encuentro entre el presidente cubano, Raúl Castro, y Obama en la Cumbre de las Americas. Además, es una etapa previa a la reanudación efectiva de las relaciones diplomáticas y a la apertura de embajadas en Washington y La Habana.

Hasta ahora Estados Unidos aseguraba que la presencia de Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo se justificaba debido a que se suponía que la isla daba refugio a miembros de la organización independentista vasca ETA y de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, además de algunas personas que habían huido de la Justicia estadounidense.

En su argumentación para retirar a Cuba de la lista, el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, explicó que las diferencias con Cuba no entran en los “criterios” que permiten que un país esté en la lista, a lo que se suman las “garantías proporcionadas por el gobierno cubano”.