Las reuniones entre el gobierno griego y el Eurogrupo -integrado por los ministros de Finanzas de los países de la zona euro- para llegar a un acuerdo sobre las reformas en Grecia y la deuda de ese país continúan sin dar frutos. La que mantuvieron el viernes 24 en Riga (Letonia) tuvo la misma tónica de los muchos otros encuentros que mantuvieron las partes desde hace tres meses. Los ministros de Economía y Finanzas de los demás países se muestran “exasperados” por lo que consideran una falta de progresos en las reformas propuestas por Grecia, y los griegos contestan que presentarán el plan para esas reformas.

Los mensajes al final de la reu- nión fueron otra vez referencias a la necesidad de “acelerar” el trabajo porque el “tiempo se acaba”. El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, cuyo gobierno está duramente enfrentado con el de Grecia, recalcó a la salida que “el tiempo no es infinito y es importante avanzar”, mientras que el comisario europeo de Asuntos Económicos y Financieros, Pierre Moscovici, destacó que las negociaciones “se mueven, pero lentamente, incluso demasiado lento”.

Aunque algunos ministros se encargan siempre de destacar que las conversaciones con Atenas han mejorado, todos acuerdan en la necesidad de que sea el gobierno de Grecia el que proponga reformas que permitan a ese país cumplir sus compromisos. Como siempre, con una sonrisa en la cara, el ministro griego de Finanzas, Yanis Varufakis, decía a la salida que las negociaciones “han convergido sustancialmente en las últimas dos semanas”.

Según consignan varios medios de prensa, la reunión del viernes fue muy tensa, y hasta agresiva por momentos, con recriminaciones muy claras a Grecia. “Ha sido una discusión muy crítica. [...] En las últimas semanas ha habido intensas discusiones, pero todavía hay diferencias sustanciales que remediar y el tiempo se está acabando”, dijo el presidente del Eurogrupo, el holandés Jeroen Dijsselbloem. “La responsabilidad recae del lado de las autoridades griegas, sobre todo por su propio interés”, dijo el ministro, que además descartó un nuevo encuentro durante esta semana en virtud de la falta de progresos.

La novedad es que tras esa reu- nión, el gobierno griego decidió cambiar su equipo negociador con la troika y reducir el papel de Varufakis. Aunque formalmente el ministro seguirá siendo el responsable de supervisar al nuevo equipo negociador, el primer ministro, Alexis Tsipras, designó como coordinador del grupo al número dos del Ministerio de Asuntos Exteriores, el profesor de la Universidad de Oxford Euclid Tsakalotos. La prensa griega lo interpretó como una marginación de Varufakis. Aunque Tsipras expresó que respalda a Varufakis, además de los roces habituales que éste tiene con los demás ministros de Finanzas del Eurogrupo, había vuelto con las manos vacías.

El propio Varufakis reconoció su aislamiento en el Eurogrupo en su cuenta de Twitter, con una cita del presidente estadounidense Franklin D Roosevelt en 1936: “Son unánimes en su odio hacia mí; y yo celebro su odio”. La cita es “cercana a mi corazón (y a mi realidad) estos días”, agregó.

Mientras tanto, el gobierno de Tsipras recurre a las últimas reservas para pagar sueldos y jubilaciones. El 20 de abril obligó a todas las instituciones oficiales, las administraciones regionales y las de las ciudades a transferir por decreto sus reservas a una cuenta especial del Banco Central de Grecia. El decreto fue presentado como “una medida de emergencia en una situación de emergencia” y representa un manotazo de ahogado para evitar movilizaciones masivas de funcionarios públicos ante el incumplimiento de los pagos por parte del Estado.

Se prevé por estos días que los contactos técnicos sean mucho más fluidos todavía para que la troika conozca de primera mano la situación financiera griega. Si Grecia no presenta antes una lista de reformas satisfactoria para los socios, el siguiente encuentro está previsto para el 11 de mayo, un día antes del pago multimillonario que Atenas debería hacer al Fondo Monetario Internacional.