Era cuestión de tiempo. Con el advenimiento de los formatos digitales de música (mp3, FLAC, etcétera) y con cada vez más plataformas legales de streaming -reproducción online- (iTunes, Spotify y afines), el formato físico como soporte de la música (vinilo y CD, básicamente) pierde terreno a ritmo vertiginoso. Según el informe anual de la Federación Nacional de la Industria Discográfica (IFPI, por su sigla en inglés) publicado esta semana, en 2014 las ventas de música digital superaron a las físicas por primera vez: 6.480 millones de ventas digitales contra 6.452 millones de físicas; es decir, 28 millones de diferencia.

Según consigna El País de Madrid, en países como Estados Unidos y Suecia la tendencia se había asentado hace unos años, y ahora, el dominio a nivel mundial lo consolidaron los servicios de streaming. El estudio de la IFPI afirma que los sitios como Spotify y Deezer (a los que el usuario se suscribe por una decena de dólares) conformaron una cuarta parte de los ingresos por música digital, más de 1.500 millones de dólares.

El director de Deezer en España afirmó: “Somos el negocio correcto, en el momento correcto, buscando ofrecer el mejor servicio posible. Hemos llegado muy lejos en menos de diez años”. Además, se animó a adelantar que en unos años los sitios de reproducción de música por streaming van a superar las descargas de canciones, que hasta no hace poco eran la vedette de la industria. De cualquier manera, muchos músicos no están del todo de acuerdo con la difusión de su obra por streaming, porque reciben muy poco dinero. Por ejemplo, Taylor Swift y Thom Yorke (de Radiohead) retiraron su música de Spotify.

En la presentación del informe de la IFPI, su consejera delegada, Frances Moore, apuntó contra Youtube, alegando que “están aprovechándose de las leyes del derecho de autor”, y que no aportan a la industria todo el dinero que deberían, incluso cuando en 2014 Youtube generó 640 millones de dólares.