El secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas, el ex presidente colombiano Ernesto Samper, propuso días atrás aprovechar la próxima Cumbre de las Américas, en abril, para “hacer un replanteamiento de la agenda entre Estados Unidos y Suramérica”. Consideró que “un buen punto de la nueva agenda de relaciones sería que no haya bases militares estadounidenses” en la región, y dijo que esa práctica pertenece “a la época de la Guerra Fría y a otros esquemas de confrontación”.

Estados Unidos cuenta con varias bases en América del Sur y Central, y según publicaron algunos medios en los últimos días, busca incrementar su presencia en Centroamérica. La página de noticias latinoamericanas Nodal informó que a mediados de año comenzará a funcionar en Honduras una Fuerza de Tarea de Propósito Especial Aire-Tierra de Marines-Sur, que trabajará en una de las seis bases militares con las que cuenta Estados Unidos en Honduras, la de Comayagua, que actualmente está casi inutilizada.

Entre junio y noviembre comenzará a funcionar a pleno con una unidad de 250 miembros, que contará con potente material bélico, como un catamarán de alta velocidad o cuatro helicópteros pesados. Cerca de esta base militar estadounidense el gobierno hondureño anunció que habrá un nuevo aeropuerto, cuya construcción ya está en proceso de licitación. El presidente hondureño Juan Orlando Hernández anunció que este nuevo aeropuerto sustituirá al que ya existe en la zona, que será destinado únicamente a uso militar.

Esta nueva unidad militar en Honduras no es la única acción que Estados Unidos está emprendiendo en América Central. Durante marzo hubo varias reuniones de funcionarios destacados de Estados Unidos, Guatemala, El Salvador y Honduras, con el objetivo de firmar una Alianza para la Prosperidad que tendría entre sus objetivos luchar contra el narcotráfico y frenar la migración ilegal rumbo a Estados Unidos. En el marco de esta alianza los gobiernos de Honduras y Guatemala anunciaron en marzo el lanzamiento de la Fuerza de Tarea Conjunta Maya-Chortí, que supervisará las fronteras con el objetivo de frenar el narcotráfico. Esta fuerza contará con personal capacitado y dotado con armas y equipos donados por Estados Unidos.

El plan fue criticado por algunos líderes políticos hondureños, como el ex presidente Manuel Zelaya. Argumentan que la Alianza para la Prosperidad busca que los países centroamericanos pierdan su soberanía en materia de seguridad, y que la propuesta es “un Plan Colombia para Honduras” que puede llevar a una militarización de la seguridad interna. De hecho, el Congreso hondureño rechazó hace unos meses una propuesta del Ejecutivo que buscaba la creación oficial de la Policía Militar, un cuerpo de seguridad que el Ejecutivo implementó en 2014 como una fuerza que funcionaría sólo por un tiempo.