Este fin de semana y en sólo tres funciones, se presentará en la sala Zavala Muniz El diccionario, del autor granadino Manuel Calzada Pérez. Esta obra, que se estrenó en 2012 en el Teatro de la Abadía, en Madrid, y ganó en 2014 el Premio Nacional de Literatura Dramática en España, reivindica la figura de la española María Moliner, bibliotecaria y lexicóloga autora del Diccionario de uso del español. Con la actriz uruguaya Liliana García Sosa en el papel protagónico, llega a Montevideo bajo la supervisión del autor en su primera dirección teatral.

“La obra no sólo se propone dar a conocer a una personalidad de la trascendencia de María Moliner para la lengua hispana, sino que surge porque cuando el autor estaba haciendo una investigación para otra obra, un día se topó con esta historia. María Moliner murió sin una palabra en la cabeza, al padecer una mezcla de afasia, arterioesclerosis cerebral y enfermedad de Alzheimer. El personaje surgió cuando Manuel se conmovió al enterarse de esta paradoja maldita de la vida. Se trataba de una mujer que escribió un diccionario que desafiaba a la Real Academia Española (RAE), en una época en la que era perseguida no sólo por haber sido republicana y roja, sino por ser mujer. Era una discriminación política pero también de género: la degradaron 18 escalafones en su carrera administrativa. Que una mujer que se atrevió a desafiar al poder de esta manera se quede sin palabras, después de haber escrito dos tomos de 3.000 páginas...”, comenta la actriz.

García Sosa es hija de exiliados y trabajó en teatro hasta que se trasladó a Chile, donde se desempeñó en televisión, cine y teatro. En 2012 volvió para participar en un montaje de Margarita Musto: “Soy uruguaya, toda mi vida trabajé acá en teatro. Cuando cerró El Galpón mis padres partieron al exilio y yo me integré al Circular, donde hice carrera hasta que me trasladé, hace ocho años, a Chile, donde trabajé en televisión, cine y teatro. También trabajé en España y en Inglaterra, y recién volví a Uruguay en 2012 para la puesta en escena de En honor al mérito [de Margarita Musto, dirigida por Sebastián Barrios], sobre la Operación Cóndor”. Con respecto al acercamiento a la obra de Calzada Pérez, dice: “Cuando conocí esta obra enloquecí, porque es un texto dramático maravilloso”. Sobre el enfoque que hace el autor sobre la vida de Moliner, explica: “La obra empieza cuando a ella le diagnostican la enfermedad y todo sucede en su cabeza. Son recuerdos que van y vienen en el tiempo, y van y vienen en el tiempo los hitos de su vida, que se condicen con los de la historia de España. Ella nace en 1900 y vive el ascenso de la República al poder, vive la euforia y la gloria de la República, redacta el Plan de Bibliotecas para la República, hace trabajo campesino, llevando en carretones libros a todos los pueblos y villorrios aledaños a donde ella estaba viviendo”.

Con su Diccionario de uso del español redefinió las palabras, integró términos que la RAE rechazaba, eliminó la ll y la ch, e incorporó sinónimos, expresiones y familias de palabras, apelando al concepto de racionalidad del lenguaje. “Ella era muy racional, pero también muy emocional, algo que forma parte de su personalidad. La emocionalidad de la pasión fue lo que la llevó a hacer este trabajo, porque dedicó media vida a esto. Crió cuatro hijos. Y a su marido, que también fue degradado -era profesor titular de Física Nuclear en la Universidad de Salamanca-, lo mandaron a una cátedra que no se sabía muy bien de qué era, como profesor de Física de la Mente, aunque no era psicólogo ni psiquiatra, sino físico. Él murió ciego. Y ella, que trabajaba y vivía por las palabras, murió sin una palabra en la cabeza”.

María Moliner nació en Paniza, Aragón, en 1900 y murió en 1981. En 1972 fue presentada su candidatura en la Academia de la Lengua y fue rechazada. “Moliner hizo una proeza con muy pocos precedentes: escribió sola, en su casa, con su propia mano, el diccionario más completo, más útil, más acucioso y más divertido de la lengua castellana”, escribió Gabriel García Márquez en su artículo “La mujer que escribió un diccionario”, en 1981, “pero los muy señores académicos no se atrevieron a romper su venerable tradición machista. Ella se alegró, porque le aterrorizaba la idea de pronunciar el discurso de admisión. ‘¿Qué podía decir yo’, dijo entonces, ‘si en toda mi vida no he hecho más que coser calcetines?”.