El gobierno israelí anunció el lunes la creación de una comisión ministerial que tratará los problemas de integración que sufren los israelíes de origen etíope en ámbitos como la educación, la vivienda o el empleo. Además, el primer ministro Benjamin Netanyahu se reunió ese día con varios representantes de esa comunidad.

Entre los invitados de Netanyahu estaba el soldado Damas Pakedeh. Lo que le ocurrió a ese hombre motivó varias manifestaciones de la comunidad, dos de las cuales fueron masivas -en Jerusalén, el jueves, y en Tel Aviv, el domingo-. El 26 de abril se dio a conocer un video en el que se ve cómo Pakedeh -que no pudo manifestar, porque su condición de militar se lo impide- es golpeado por policías. Según contó luego el joven de 21 años a los medios israelíes, pasó en bicicleta por un retén policial en la ciudad de Holon, al sur de Tel Aviv, y cuando paró a preguntar qué pasaba, dos agentes lo golpearon y lo arrestaron. Supuestamente lo hicieron porque pensaron que era un inmigrante sin documentos. El video circuló en internet y causó el hartazgo de su comunidad, y en particular de los jóvenes. Las protestas fueron violentas y la de Tel Aviv terminó con 56 policías y siete manifestantes heridos, y con 43 participantes detenidos. Además, los policías responsables de la agresión al joven quedaron suspendidos mientras se investiga lo ocurrido.

El asunto cobró tales proporciones que Netanyahu, después de reunirse con el joven soldado, reconoció: “Tendremos que cambiar las cosas”. El gobernante agregó: “Debemos estar unidos frente al fenómeno del racismo, denunciarlo y erradicarlo”. Pakedeh le había dicho al jefe de gobierno: “No vinimos a Israel a pelear, y si hay discriminación y racismo esperamos que hagan su trabajo”.

Por su parte, el presidente israelí, Reuven Rivlin, dijo que los “manifestantes de Jerusalén y de Tel Aviv revelaron una herida abierta en el corazón de la sociedad israelí”. Agregó: “Hemos cometido errores. No miramos, no escuchamos lo suficiente”.

Más de 135.000 judíos de origen etíope residen en Israel desde que este país realizó varias campañas (en las décadas del 70, el 80 y el 90) para trasladar desde África a los miembros de esa comunidad -considerados descendientes de las primeras tribus judías- porque estaban expuestos a la hambruna y a los conflictos en ese continente. Muchos de los que protestan son nacidos en Israel y siguen sin sentirse integrados.

Netanyahu prometió anunciar en estos días partidas presupuestarias dedicadas a resolver varios de los problemas que sufren los integrantes de esa comunidad. Según la Asociación Israelí de los Judíos Etíopes, los ingresos de sus integrantes son 40% más bajos que los del promedio de la población. Además, un informe estatal señaló en 2014 que 51,7% de las familias que llegaron de Etiopía viven bajo el umbral de pobreza.

“Los jóvenes de nuestra comunidad nacidos aquí, que hacen el servicio militar, se sienten excluidos por su color de piel. La sociedad nos relegó en guetos”, denunció, según informó la agencia AFP, Wonde Akale, el presidente de las Organizaciones de Personas Originarias de Etiopía en Israel, que llegó al país en 1985 y tiene 54 años. Dijo que el caso de Pakedeh generó un “hartazgo general”. El lunes estaba prevista otra manifestación, pero quedó suspendida por las declaraciones de los gobernantes y las medidas que éstos anunciaron ese mismo día.