El líder histórico de la extrema derecha francesa, Jean-Marie Le Pen, quedó “suspendido” ayer como militante de su partido, el Frente Nacional (FN), del que fue fundador y líder, y al frente del cual hoy está su hija, Marine, desde 2011. El consejo ejecutivo del FN tomó esa medida contra Le Pen, que todavía es presidente de honor del partido, como sanción por sus más recientes declaraciones polémicas, en las que minimizó el Holocausto y se refirió a la inmigración diciendo que hay que “salvar a la Europa boreal y al mundo blanco”. Le Pen, de 86 años, que es diputado en el Parlamento Europeo, denunció una “traición” en su contra y prometió agotar “todos los recursos” para revertir la sanción del FN, al tiempo que pidió que su hija le “devuelva” su apellido.