Los líderes de la FIFA estaban en Zúrich ayer para la previa de su 65º Congreso, en el que está previsto que Joseph Blatter, de 79 años, sea reelecto mañana para un quinto mandato consecutivo. Ayer el panorama fue sacudido por la noticia, aunque el director de comunicación de la FIFA, Walter de Gregorio, destacó en una conferencia de prensa que Blatter no está involucrado en las investigaciones y que la votación, en la que hasta ayer era favorito ante su único competidor, el príncipe jordano Ali bin al Hussein, de 39 años, se mantiene.

Ayer de madrugada, seis altos dirigentes de la FIFA fueron detenidos en un hotel de Zúrich. La Policía suiza, que actuó en cumplimiento de una orden judicial estadounidense, detuvo luego a un séptimo. Los arrestados son el uruguayo Eugenio Figueredo, que ocupó diversos cargos en la FIFA y en la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol), entre ellos el de presidente en sustitución de Nicolás Leoz, y, antes, el de vicepresidente; el británico Jeffrey Webb, vicepresidente de la FIFA y presidente de la Confederación de Fútbol de América del Norte, América Central y el Caribe (Concacaf); el costarricense Eduardo Li, presidente de la Federación Costarricense de Fútbol, integrante de los comités ejecutivos de la FIFA y de la Concacaf; el nicaragüense Julio Rocha, encargado del desarrollo en la FIFA y ex presidente de la Federación Nicaragüense de Fútbol; el británico Costas Takkas, adjunto al gabinete del presidente de la Concacaf y ex secretario general de la Federación de Fútbol de las Islas Caimán; el venezolano Rafael Esquivel, ejecutivo de la Conmebol y presidente de la Federación Venezolana de Fútbol; y el brasileño José María Marín, del comité de organización de la FIFA para los Juegos Olímpicos. Además, la sede de la Concacaf en Miami fue allanada ayer.

Según indicó en su página web el Departamento Federal de Justicia suizo, los magistrados de Nueva York sospechan que esas siete personas aceptaron “coimas y comisiones” de “varios millones” desde “los años 90 hasta hoy en día”. Figueredo, que también tiene nacionalidad estadounidense, podría perderla y se enfrenta a diez años de prisión más que los otros acusados, por supuesto “fraude” de naturalización.

Según ese comunicado, “representantes de medios y de marketing deportivos estarían implicados en entregas de dinero a altos funcionarios de organizaciones futbolísticas”, de la FIFA y de “organizaciones afiliadas”, a cambio de “los derechos mediáticos, de marketing y de sponsoreo de las competencias organizadas en Estados Unidos y América Latina”.

El Ministerio de Justicia suizo aclaró que sus pares estadounidenses creen que los acuerdos y preparativos referidos a esos actos de corrupción ocurrieron en Estados Unidos y que “los pagos habrían transitado por bancos estadounidenses”. Además, informó que seis de los siete detenidos se opusieron a su extradición, por lo que la Justicia de Nueva York deberá remitir a Suiza los pedidos formales correspondientes, y que el séptimo, que no fue identificado, debería ser extraditado “rápidamente”. Suiza también comunicó que bloqueó varias cuentas, en distintos bancos locales, por las que transitó dinero vinculado a los hechos investigados.

Otro comunicado, esta vez del Departamento de Justicia estadounidense, informó, citando a la titular de esa cartera, Loretta Lynch, que la corrupción en la FIFA es “rampante, sistemática y está profundamente arraigada en las prácticas de la institución, tanto en el exterior como en Estados Unidos”, y que ocurre desde hace “dos generaciones” de dirigentes, que “abusaron de su posición dominante para adquirir millones de dólares”. El ministerio también comunicó que 14 personas fueron formalmente acusadas, entre ellas los siete detenidos. En ese marco, Estados Unidos pidió ayer a Paraguay que detenga y extradite al paraguayo Nicolás Leoz, ex presidente de la Conmebol, que tuvo que ser hospitalizado cuando se enteró. La Justicia estadounidense denunció la existencia de una red de “crimen organizado” y recordó que ya se declararon culpables en este asunto otras tres personas, entre ellas, el ex secretario general de la Concacaf Charles Blazer y la multinacional brasileña Traffic Sports, junto a su filial estadounidense.

El Ministerio de Justicia suizo agregó que la Fiscalía lleva adelante otra investigación penal, separada de la estadounidense (pero en coordinación con Estados Unidos), relativa “a la designación de Rusia y Qatar para recibir las respectivas Copa del Mundo 2018 y 2022”. Esa causa por “blanqueo de dinero y gestión desleal” implica “enriquecimientos ilícitos” que habrían ocurrido, “por lo menos en parte”, en Suiza, y está abierta desde marzo, aunque no se se sabía de ella hasta ayer.

Cuestión de tiempos

En la conferencia de prensa que realizó ayer, De Gregorio recordó que la propia FIFA denunció este último caso en noviembre, debido a “posibles comportamientos reprimibles” vinculados a la designación de Rusia y Qatar como sedes del Mundial. Aunque reconoció que “el timing no es el mejor”, dijo que “la FIFA saluda ese procedimiento y colabora plenamente” con Suiza y Estados Unidos. Destacó, por otro lado, que ni Blatter, ni su secretario general, Jérôme Valcke, están vinculados a la investigación, aunque el comunicado del Ministerio de Justicia estadounidense deja claro que lo ocurrido ayer es sólo un “primer capítulo” de la investigación. “No me van a creer, pero [las interpelaciones] son positivas para la FIFA. No para su imagen, pero para aclarar las cosas es algo bueno”, aseguró.

Efectivamente, el “timing” no es de los mejores para Blatter, en todo caso. El dirigente publicó un comunicado en el que dijo que “es un momento difícil para el fútbol, los fans y la FIFA”, recordó las medidas que se estaban tomando para sanear las prácticas en la organización y que le dan la “bienvenida a las acciones e investigaciones estadounidenses y suizas”. También destacó que “cualquier mal comportamiento no tiene lugar en el fútbol” y que se van a “asegurar de que quienes incurran en eso queden fuera de juego”.

Otros aspirantes a dirigir la FIFA, como Michael van Praag, presidente de la federación holandesa, y el ex jugador Balón de Oro portugués Luis Figo, se retiraron de la elección del viernes entre denuncias de irregularidades. Figo publicó ayer en la red social Twitter: “Reitero lo que dije la semana pasada: lo que sucederá el viernes en Zúrich no es una elección. Ahora, hay mucha más gente que está de acuerdo conmigo. Consentir este plebiscito es un error”, dijo, en referencia a sus anteriores declaraciones, según las cuales la elección de mañana es “un plebiscito de entrega del poder absoluto a un solo hombre”, Blatter.

El único competidor de Blatter que sigue en carrera, el príncipe Al Hussein, que hizo campaña con los lemas de “cambio” y de “ética”, dijo que ayer fue un “día triste” para el fútbol. “No podemos seguir con la crisis de la FIFA”, la organización “necesita un liderazgo que dirija, que guíe y proteja a las federaciones” y que “acepte la responsabilidad de sus actos y no le eche la culpa al otro”, agregó.

Ayer se multiplicaron las reacciones en el ámbito futbolítisco. Una de éstas fue la de la Conmebol: con el paso de las horas y la aparición de acusaciones y pruebas se hace evidente que tendrá muchísimo que explicar y aclarar. La organización se comprometió a “colaborar abierta y enfáticamente con dichas investigaciones” y pidió “respetar, en cualquier circunstancia del juzgamiento, la declaración de la inocencia o la culpabilidad de las personas involucradas”.