La ministra de Desarrollo Social, Marina Arismendi, concurrió ayer a la Comisión de Población, Desarrollo e Inclusión de la Cámara de Senadores para explicar los resultados de la Encuesta de Salud, Nutrición y Desarrollo Infantil, y para presentar el proyecto de ley del Sistema Nacional Integrado de Cuidados.

Algunos datos de la encuesta habían generado duras críticas de la oposición. “Las noticias con las que nosotros nos despertamos hoy, después de diez años de bonanza, son las de chiquilines que tienen hambre. El 4% de los chiquilines de cero a tres años tienen hambre, ‘inseguridad alimentaria grave’”, había cuestionado el senador nacionalista Luis Lacalle Pou el 13 de mayo. Según Arismendi, la existencia de dificultades de seguridad alimentaria sucede tanto en familias pobres como “no pobres”. “En el otro extremo del tema se manifiesta muchas veces con obesidad, y en ese aspecto tenemos alimentación no saludable”, sostuvo, dando a entender que el contexto no sólo está asociado directamente con el hambre. El informe, explicó, evidencia vulnerabilidades que se mantienen pese al crecimiento económico: “Hace diez años venimos metiendo cucharón para que se reparta; hay que repartir cada vez mejor, y en muchos casos hay que repartir más”.