“Los hospitales están desbordados, el agua escasea, numerosos cuerpos siguen sepultados bajo los escombros, y la gente continúa durmiendo en la calle. Es una situación perfecta para la proliferación de enfermedades”, alertó Rownad Khan, funcionario adjunto al representante de UNICEF en el país. Ese fondo de Naciones Unidas advirtió ayer sobre la situación de miles de niños que se quedaron sin techo, cuya salud “está en juego”, que sufrieron distintos traumas por lo ocurrido y no tienen acceso al agua potable o a los alimentos. Khan dijo que el margen de tiempo que queda es “corto” para tomar medidas que permitan prevenir enfermedades infecciosas antes de que llegue el monzón, la época de lluvias, que podría agravar la situación.

En numerosos lugares los sobrevivientes siguen esperando alimentos y que se los traslade a un lugar seguro. “En muchas zonas, la gente no ha tenido acceso a la ayuda, y es normal que esté enojada”, dijo un responsable de la agencia nacional de gestión de catástrofes, Rameshwar Dangal, a la agencia de noticias AFP, en referencia al descontento que crece en la población por la falta de ayuda. “No vivimos en esta tienda de campaña por gusto. Estamos aquí porque no tenemos dónde ir”, dijo Dhiraj Thakur, refugiado desde hace una semana en la explanada de Tundi Khel Maidan.

Gran parte de la capital, Katmandú, y numerosos pueblos cercanos al epicentro del terremoto, a unos 70 kilómetros de allí, quedaron destrozados. “Una semana ha pasado desde el desastre. Hemos hecho todo lo posible en materia de salvamento y asistencia, pero ya no creo que haya posibilidades de encontrar supervivientes bajo los escombros”, declaró el sábado a AFP el vocero del Ministerio del Interior, Laxmi Prasad Dhakal. Sin embargo, ese día fueron rescatados un hombre de 101 años y tres mujeres. “Quedan pueblos a los que todavía no hemos podido llegar, pero sabemos que todas las casas han sido destruidas”, agregó Ram Sharan Mahat, el ministro de Finanzas.

Mientras continúan los trabajos para recuperar cadáveres y levantar escombros, es cada vez más urgente rescatar a sobrevivientes en los pueblos más alejados, y brindarles alimento. Según la página web del Centro de Reducción del Riesgo de Desastres de Nepal, que depende del gobierno, 7.365 personas habían sido registradas como fallecidas en el terremoto hasta ayer y 14.355 habían resultado heridas.

Acerca de los daños materiales, la página informa de 91.058 casas particulares y 10.744 edificios públicos destruidos, mientras que fueron dañados otros 14.741 edificios estatales y 175.162 viviendas.

En su cuenta de Twitter, el Centro Nacional de Operaciones de Emergencia informaba que ayer seguían desaparecidos 112 extranjeros. La catástrofe ocurrió en plena temporada de montañismo, la principal actividad turística en ese país, cuyo gobierno está preocupado por las consecuencias que esto tendrá en el turismo, que es uno de sus principales recursos.

En los últimos días y hasta ayer, los rescatistas encontraron los cuerpos de 99 personas en el parque nacional de Langtang, uno de los lugares más populares entre los senderistas, en una de las zonas más afectadas por el terremoto, informó la agencia de noticias Efe. Por su parte, AFP indicó que entre los cadáveres encontrados seis eran de extranjeros, en un poblado en donde había numerosos albergues para montañistas que fue arrasado por un alud debido al terremoto.

Además de las vidas humanas, la UNESCO destacó los daños “absolutamente dramáticos” al patrimonio cultural de la humanidad. Tres antiguas plazas reales, de Patan, Katmandú y Bhaktapur, en el valle de Katmandú, quedaron destruidas, dijo Christian Manhart, el responsable de la UNESCO en Nepal. Sin embargo, existen planos arquitectónicos de esos monumentos, por lo que podrían ser reconstruidos, como ya ocurrió después del terremoto de 1934, mejorando de paso la resistencia de esas edificaciones. Pero esto podría tomar varios años.