El viernes las autoridades mexicanas, en coordinación con sus pares locales, lanzaron el Operativo Jalisco, que busca afectar al cártel Jalisco Nueva Generación y sus fuentes de financiamiento. La detención de su líder Nemesio Mencho Oseguera es una de las prioridades del gobierno de Enrique Peña Nieto.

Mencho fundó el cártel en 2010, junto con integrantes del cártel del Milenio, otra organización que se independizó del cártel de Sinaloa después de que su jefe en Jalisco, Ignacio Coronel Villarreal, alias Nacho Coronel, fuera abatido por militares. Lo que inicialmente era un grupo de sicarios al servicio de un cártel pasó a actuar por sí mismo y adquirió una potencia que sorprendió a todos el viernes, cuando derribó un helicóptero del ejército, algo sin precedentes en México. “El cártel de Jalisco se veía hace un par de años como franquicia o sucursal del de Sinaloa. Lo que vemos es que está adquiriendo independencia”, dijo el ex agente de inteligencia mexicano Alejandro Hope, citado por la agencia de noticias AFP.

El cártel se extendió a estados vecinos a Jalisco como Guanajuato, Michoacán y Veracruz y tiene “una capacidad de fuego muy significativa”, dijo a la prensa mexicana el comisionado de Seguridad Nacional, Monte Alejandro Rubido.

El diario La Jornada publicó ayer que las investigaciones del gobierno sobre el cártel indican que en sus filas hay ex policías y ex militares centroamericanos (algo que también ocurrió en Los Zetas) y soldados desertores del Ejército Mexicano. Además el periódico informó, citando a miembros del Gabinete de Seguridad Nacional, que ese cártel se está beneficiando del tráfico de armas con Estados Unidos y América Central. A esto se suma que sus vínculos con maras hondureñas y guatemaltecas le permiten operar también en esos estados y que, según el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, el cártel tiene vínculos con otras organizaciones del crimen organizado en Estados Unidos, América Latina, África, Europa y Asia.

El ataque al helicóptero dejó seis soldados muertos; otros diez militares y dos policías que también viajaban allí fueron heridos. Ese helicóptero y otros tres estaban realizando un operativo contra el cártel y sobrevolaban un convoy de vehículos y hombres armados. Fue desde una camioneta blindada que iba al final de la columna de vehículos que le dispararon con un lanzacohetes. El comisionado general de la Policía federal, Enrique Galindo, dijo que creían que en los vehículos viajaba “un líder” del cártel y que ése fue el motivo para que respondieran con una “agresión de este tamaño y de estas dimensiones”. El mismo día el grupo siguió haciendo una demostración de su poderío, con cortes de rutas, quemas de estaciones de servicio, bancos, edificios estatales y vehículos de transporte público en acciones que afectaron a 23 municipios de Jalisco.

El cártel Jalisco Nueva Generación ya se había destacado al matar a 20 policías en dos emboscadas, el 19 de marzo y el 6 de abril, que dejaron más de 30 personas muertas en total. En respuesta, militares y policías detuvieron a diez personas, que podrían ser acusadas de terrorismo y delincuencia organizada por la Fiscalía.

Peña Nieto aseguró el martes que hechos como éste “fortalecen” su determinación para luchar contra ésa y otras organizaciones delictivas. Ayer, la cancillería mexicana señaló que la situación en Jalisco “ha pasado a un nivel preventivo”, y que las escenas de violencia del viernes “se suscitaron en reacción al trabajo coordinado que encabeza el gobierno de la República para desarticular organizaciones delictivas que operan en la región”.