Hace algunos meses saludábamos la edición de Más cerca del cielo: misterios de la arqueología uruguaya para niños curiosos, de Moira Sotelo y Silvia Soler, con fotografías de Pablo La Rosa e ilustraciones de Pantana. Esa primera experiencia, amparada en la financiación de un llamado de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII), no sólo dio como fruto aquel libro, sino que animó a las autoras a seguir por ese camino sin recurrir al respaldo institucional, asociadas ahora a la editorial Banda Oriental. Animadas por la repercusión del primer trabajo, bajo el nombre +Cerca, continúan una serie de libros de información para niños en la misma línea del inaugural: la del relato en torno a una investigación desarrollada por científicos uruguayos sobre un tema de interés, llevada al libro con atractivas ilustraciones y por medio de una historia que tiene a dos niños como protagonistas y testigos.

La segunda entrega de la colección es Gigantes bajo tierra: animales misteriosos de nuestro pasado, de Andrés Rinderknecht y Silvia Soler, con ilustraciones de Pantana. La disciplina elegida es la paleontología, y se aborda el proyecto de investigación en cuyo marco ocurrió el hallazgo del cráneo de un roedor gigante de cuatro millones de años de antigüedad, el Josephoartigasia monesi. Claro que el libro no se limita a ese caso en particular, sino que presenta, de un modo didáctico y ameno, las particularidades metodológicas de la disciplina, describe las salidas de campo, el tratamiento de los fósiles, el ameno de la paleontología con otras ciencias, y provee datos sobre otros animales que posiblemente hayan habitado el territorio uruguayo en un pasado remoto. Igual que en el libro anterior, en el que se hacía una aproximación a la arqueología, en este caso también se trata de una disciplina que suele ser de enorme interés para los niños, a consecuencia del innegable magnetismo que ejercen los dinosaurios, esos misteriosos gigantes que se extinguieron hace 65 millones de años.

Gigantes bajo tierra… también continúa la línea de Más cerca del cielo… en la forma en que se vehiculiza la información: hay un equilibrio entre la precisión de los datos científicos y de los términos propios de la disciplina, por un lado, y un registro lingüístico sencillo y la ilación de un relato entretenido, por otro.

Como en el libro que inauguraba la serie, la protagonista es Sofía, una niña de la localidad de 19 de Abril, departamento de Rocha, a la que se suma su primo Lucas. Los niños están de vacaciones y acampan con su familia en el balneario Arazatí, en el departamento de San José, donde se encuentran con un equipo de paleontólogos en plena búsqueda de restos fósiles. El vínculo con los científicos, y el interés que despierta su actividad, los llevan a Montevideo a visitar el Museo Nacional de Historia Natural (MNHN) y a San Ramón, a las barrancas del río Santa Lucía.

La solidez del libro radica en el muy buen ensamblaje de distintos registros lingüísticos, información científica y un diseño gráfico que incluye fotografías, ilustraciones y diversas formas de presentación del texto escrito (esquemas, mails, cuadros, etcétera) que le dan agilidad a la lectura y permiten organizar los datos de una forma acorde al público al que se destina. En suma, es un libro muy disfrutable para niños pero también para adultos que no estén familiarizados con el tema. Si Más cerca del cielo… se vislumbraba auspicioso en la primavera pasada, Gigantes bajo tierra… es aun más bienvenido porque viene a consolidar la promesa que significaba su predecesor: el inicio, con paso firme, de una colección de libros de información dedicados al público infantil, que proponen un diálogo muy saludable con la ciencia.