“El plazo de 45 días de notificación al Congreso expiró, y el secretario de Estado tomó la decisión final” de quitarle a Cuba la designación de “Estado promotor del terrorismo”, dijo el viernes el vocero del Departamento de Estado, Jeff Rathke. Cuba figuraba desde 1982 en esa lista de países, que Washing- ton actualiza cada año.

De acuerdo con un informe del Servicio de Investigación del Congreso estadounidense fechado en 2005, Cuba ingresó a esa lista debido a su apoyo a las “revoluciones armadas” en América Latina. A pesar de que en 1992 Fidel Castro dijo que el apoyo a las guerrillas era parte del “pasado”, se mantuvo a Cuba en la lista, según señala el mismo informe, debido a su oposición a la “lucha estadounidense contra el terrorismo”, impulsada a partir de 2001; a su apoyo -aunque fuera limitado- “a organizaciones terroristas extranjeras”; y por amparar en su territorio a “terroristas” fugitivos de la Justicia estadounidense y miembros de la organización vasca ETA y de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, entre otros.

A 45 días de que el presidente Barack Obama anunciara la salida de Cuba de la lista, el 14 de abril, Rathke aclaró que Estados Unidos todavía tiene “importantes preocupaciones y desacuerdos sobre una amplia gama de políticas y acciones” del gobierno cubano. Sin embargo, agregó el vocero, la decisión de retirar a la isla de la lista se debe a la “evaluación de que Cuba cumple con los requisitos establecidos por la ley” para eso.

Para ser efectiva, aún faltaba que la decisión fuera publicada en el Federal Register, el diario oficial estadounidense, algo que se esperaba que ocurriera hoy, aunque según el Departamento de Estado, la medida entró en vigor con el cumplimiento del plazo, el viernes.

Aunque la iniciativa fue saludada por distinto países -como México y Guatemala- y por dirigentes políticos -como el ex presidente uruguayo José Mujica y el presidente boliviano, Evo Morales-, también fue objeto de críticas. Éstas llegaron en particular desde la oposición republicana al gobierno de Obama y desde la oposición cubana en el exilio.

El presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, el republicano John Boehner, dijo que el gobierno estadounidense “ha entregado al régimen de los Castro una victoria política importante a cambio de nada”, y que “la dictadura comunista no ha ofrecido garantías de que vaya a hacer frente a su largo historial de represión y abusos de los derechos humanos”. Sin embargo, no hubo iniciativa legislativa para frenar la decisión dentro del plazo previsto para hacerlo.

Boehner recordó que “la mayoría de las sanciones de Estados Unidos contra el régimen cubano están contenidas en otras leyes, leyes que la cámara [que cuenta con mayoría republicana] se asegurará de que permanezcan”. Sin embargo, Cuba y Estados Unidos continúan su proceso de acercamiento iniciado oficialmente en diciembre, y éste fue un paso más en ese sentido. Ambos estados cerraron hace una semana su cuarta ronda de negociaciones y, según la agencia de noticias Efe, podrían reabrir sus embajadas a fines de junio.