El economista francés Thomas Piketty, autor del ensayo El capital en el siglo XXI, se manifestó ayer a favor de una reestructuración de la deuda griega. “Hay una especie de amnesia y de ignorancia históricas por parte de nuestros dirigentes que es absolutamente chocante, porque Europa se construyó en los años 50, precisamente, sobre el abandono de las deudas públicas del pasado, para invertir en infraestructuras en crecimiento”, dijo a la cadena BFM TV, antes de recordar el caso de Alemania tras la Segunda Guerra Mundial. Piketty también advirtió que expulsar a Grecia del euro sería “un error dramático, histórico”.

La opinión de Piketty, ayer, se sumó a las de los premios Nobel de Economía Paul Krugman y Joseph Stiglitz, que se refirieron el lunes a la situación de Grecia. Ambos convocaron a hacer campaña por el No. En una columna publicada en The New York Times, titulada “Grecia debe votar No, y su gobierno debe estar listo para, si es necesario, abandonar el euro”, Krugman dijo que tras cinco años de austeridad dictada por la troika -conformada por el FMI, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo (BCE)- “Grecia está en peor situación que nunca”, en parte “como consecuencia directa de estas medidas de austeridad, que han hundido la recaudación”.

Con esas medidas, adoptadas por los gobiernos griegos desde que en 2010 se pidió el primer rescate, el déficit se redujo de 15,6% en 2009 a 2,5% en 2014, pero también la economía se contrajo 25% en los últimos cinco años, a la vez que el Producto Interno Bruto descendía y 75% de los fondos de los rescates se destinaba al pago de deuda. La tasa de desempleo en Grecia es de 25% y la de desempleo juvenil alcanza 60%, según las cifras más recientes.

“Sorprende que la troika se niegue a asumir la responsabilidad de todo eso y no reconozca que sus previsiones y modelos estaban equivocados”, asegura Stiglitz en su columna en The Guardian, titulada “La Unión Europea [UE] quiere que Tsipras caiga para que no haya un gobierno contrario a sus políticas”. El premio Nobel de Economía 2001 sostiene que la “preocupación por la legitimidad popular” del gobierno griego “es incompatible con la política de la eurozona”, que, señala, “nunca ha sido un proyecto muy democrático”.

Grecia también recibió el respaldo de dos expertos en derechos humanos de las Naciones Unidas. En un comunicado publicado ayer en su página, el organismo informaba que “Alfred de Zayas y Virginia Dandan lamentaron que el FMI y la UE hayan fracasado en la búsqueda de una solución que no requiera medidas adicionales de austeridad”, y que “acogieron con beneplácito el referéndum convocado para decidir democráticamente el camino que debe seguir el país frente a la crisis económica, sin afectar las garantías fundamentales de la población”.

En todo caso, el gobierno griego insiste con su permanencia en el euro. Ayer recibió una propuesta del Eurogrupo, a la que respondió con otra que fue rechazada, después de que se crearan expectativas durante toda la tarde. Ambas partes anunciaron que las negociaciones continuarán hoy, pese a que la canciller alemana, Angela Merkel, sostuvo que habrá negociación sólo si en el referéndum los griegos votan por el Sí.

Además, el ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis, dijo ayer que su país está recibiendo asesoramiento sobre qué caminos legales puede seguir Grecia para evitar tanto una eventual expulsión de la eurozona como la asfixia del sistema bancario por medio del BCE. Varoufakis hizo hincapié en que los tratados de la UE no prevén la salida del euro, “y nosotros nos negamos a aceptarla. Nuestra participación [en la UE] no es negociable”, dijo.

Pese a esto, miles de griegos se manifestaron ayer frente al Parlamento para pedir el voto por el Sí “por la permanencia en la UE”. Mientras tanto, el primer ministro, Alexis Tsipras, llamaba a los griegos a participar en el referéndum, cuyo resultado será vinculante si vota más de 40% de la población.

El FMI confirmó ayer que Grecia no había pagado y declaraba al país “en mora”, un estatus que puede mantener durante un período máximo de un mes, hasta declararlo oficialmente en “impago” o default. Será clave, en este sentido, el resultado del referéndum: sea cual sea, abrirá un abanico de opciones.