“En vista de la incertidumbre del momento de la designación, se convoca a estar preparados, al momento de escuchar las sirenas del Patrimonio para participar y concentrarnos en ese momento en el kiosco de la Plaza Constitución, para luego salir en caravana hacia el sitio patrimonial”, expresaba la página web de la Intendencia de Río Negro (IRN) el fin de semana. Se refería a la 39ª reunión del Comité del Patrimonio Mundial de la UNESCO que sesiona en Bonn, Alemania, desde el 28 de junio al 8 de julio, y que en algún momento trataría el tema que interesaba a Uruguay: la incorporación del paisaje cultural e industrial de Fray Bentos a la Lista del Patrimonio Mundial. La inclusión fue votada ayer a las 13.09 por unanimidad, y se suma al reconocimiento que recibió Uruguay cuando ingresó al listado Colonia del Sacramento. Los festejos oficiales, organizados por el Ministerio de Educación y Cultura (MEC) y la IRN, se realizarán mañana en el Barrio Histórico del Frigorífico Anglo de Fray Bentos desde las 10.30.

El área comprende 275 hectáreas que incluyen las instalaciones industriales, los muelles sobre el río Uruguay, el matadero, áreas de pastoreo, viviendas de jefes y obreros y sus lugares de esparcimiento. El complejo surgió en 1859 como saladero que exportaba carne vacuna; tres años después “llegó a Fray Bentos el ingeniero Georg Ch Giebert con la idea de desarrollar una empresa sobre la base de la fabricación de extracto de carne con la fórmula del químico alemán Justus von Liebig”, explicó el investigador fraybentino René Boretto. En 1865 el saladero Liebig Extract of Meat Company comenzó a exportar a Europa carne en conserva y concentrado de carne. La empresa fue comprada por la compañía Anglo Meat Packing Plant, que en 1924 comenzó a vender carne congelada. La reseña de la UNESCO destaca que el paisaje industrial fraybentino, que dejó de funcionar en 1979, “es ilustrativo de todas las fases de la cadena alimentaria cárnica” y que “permite aprehender la totalidad del proceso de una producción de carne que tuvo importancia mundial”.

El reconocimiento de la UNESCO es fruto de un trabajo iniciado por la IRN en 2005. En 2011 la Comisión Nacional del Uruguay para la UNESCO y la IRN comenzaron a preparar la candidatura. Pero sus antecedentes hay que buscarlos incluso más atrás. Mariano Arana, integrante de la comisión, recordó que en la década de 1980 tocó a la puerta del estudio de arquitectos donde trabajaba un conjunto de policías de Fray Bentos vestidos de civil, para pedir apoyo porque “querían destruir totalmente el barrio Anglo; ya empezaron a tirar algunas casas”. Así, relató Arana, el Grupo de Estudios Urbanos salió a la defensa de ese patrimonio. Opinó que las construcciones protegidas son “una verdadera lección de arquitectura, de urbanismo, y un patrimonio intangible: el valor que la gente le asigna a toda una tradición obrera del barrio Anglo y de esa ciudad”.

En diálogo con la diaria, Ema Zaffaroni, docente de historia e integrante de la Comisión Nacional del Uruguay para la UNESCO, catalogó el complejo Liebig/Anglo “como una fábrica moderna” de fines del siglo XIX. “Era una empresa netamente capitalista, organizada y fundada por grupos financistas internacionales, que contó con técnicos, profesionales y obreros de distintas partes del mundo”. Afirmó que “se convirtió en trust” porque, “si bien no necesariamente eran dueños de todas las haciendas, compraban el ganado, lo procesaban, lo enviaban, lo vendían. Toda la cadena de producción y de venta estaba en sus manos”. Valoró que “es como un antecedente de la cadena de montaje de Ford” y que la producción de la carne se hacía mediante “una cadena de montaje en la que la mano de obra existió y fue abundante, pero en realidad todo el andamiaje de la fábrica estaba hecho para que funcionara lo más sola posible. Esto es muy importante en el cambio de mentalidad de la Revolución Industrial, cuando lo que empieza a contar y a ser muy importante es el valor del tiempo, que el obrero se mueva lo menos posible y que lo que se mueva sea el producto”. Para explicar la condición de avanzada, la docente indicó que la energía eléctrica en el Anglo se instaló en 1883, tres años antes que en Montevideo. “Es como el museo de la Revolución Industrial, uno tendría que ir con los estudiantes cuando trabaja ese tema”, comentó.

Antes de fin de año, Uruguay deberá construir un plan de gestión que deberá “garantizar la difusión del sitio, su valor a nivel histórico, cultural, patrimonial, pero también los cuidados que necesita para preservarlo”, anunció Nicolás Pons, secretario general de la comisión que se vincula con la UNESCO. Ésa será tarea de los organismos involucrados en la comisión y de la IRN. Pons comentó que la concurrencia de turistas a los sitios incluidos en el listado de la UNESCO pasa a adquirir una magnitud significativa, y que se deberá reglamentar el acceso para no deteriorar el bien.