Es probable que cuando el canal AMC decidió realizar una serie sobre el cómic de zombis de Robert Kirkman The Walking Dead ni se imaginara lo que iba a desatar. Luego de varias sagas basadas en la mitología de estos desagradables cadáveres caníbales (todos los films de George Romero, la variante de Exterminio, la de Resident Evil e innumerables imitaciones y/o productos derivados), el público parecía estar más bien cansado de ese ambiente posapocalíptico y opresivo, que ya tenía su metaversión posmoderna en el film Zombieland (Ruben Fleisher, 2009) y al que The Walking Dead no aportaba mayores innovaciones de tema o tono. Pero el firme pulso narrativo del director Frank Darabont, un elenco ajustadísimo y una capacidad casi exagerada para alcanzar extremos de gore y violencia física jamás vistos en televisión (cortesía de Gregory Nicotero, discípulo del legendario Tom Savini y el mayor experto actual en efectos visuales no digitales) hicieron de esta serie áspera y sanguinaria uno de los mayores éxitos televisivos contemporáneos, y ya está en producción su sexta temporada.

A nadie puede sorprender entonces que, en este tiempo de ideas flacas y escasas, AMC decidiera hacer una serie más sobre ese mundo devastado por hordas de zombis hambrientos. The Walking Dead arrancaba al despertar el comisario Rick Grimes, tras estar en coma un par de meses, en un mundo ya invadido por los muertos inquietos, y sus acciones se desarrollan en el sureste rural de Estados Unidos; la imaginativamente denominada Fear the Walking Dead se sitúa en Los Ángeles al inicio de la epidemia o maldición, cuando el aparato burocrático-policial recién comienza a darse cuenta de que algunos ciudadanos se están comiendo a otros y de que es muy difícil lograr que dejen de hacerlo. AMC ha promocionado la serie como “un drama familiar y no una serie de horror”, dando a entender que los componentes gore y de violencia explícita son más escasos que en la serie madre, y que eso permite un desarrollo de los personajes (vivos), cuya ausencia en The Walking Dead se ha criticado con frecuencia. En Fear the Walking Dead está empezando a suceder algo horrible, pero la mayoría intenta seguir con sus vidas como si nada. Como en la serie inspiradora, la mayoría de los actores no son muy conocidos, pero seguramente lo serán en pocos meses.

Producida, al igual que The Walking Dead, por Kirkman, se estrenó el domingo con más de diez millones de telespectadores, hasta ahora la mayor cantidad reunida por una serie de cable, y ya se ha confirmado que a la temporada en curso, de seis episodios, le seguirá otra de 15 el año próximo, lo que asegura una ración doble de pesadillas para los meses venideros.