Los representantes de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en las negociaciones con el gobierno reconocieron ayer la responsabilidad de una de sus unidades en el asesinato del líder de los desplazados por la violencia y de la comunidad afrocolombiana Genaro García. Condenaron ese acto y se comprometieron a tomar medidas de castigo a los responsables por esa muerte, ocurrida el 3 de agosto en la zona rural de Tumaco, en el sur de Colombia. García fue asesinado a tiros en la calle.

“Hechos como éste, que golpean directamente los procesos de organización y de lucha popular con los que nos sentimos identificados, contradicen la política de las FARC-EP [FARC-Ejército del Pueblo] sobre el comportamiento con la población civil y el respeto a las comunidades étnicas, lo que constituye un preocupante agravante a la luz de nuestra legislación interna”, dijo uno de los jefes negociadores, Pablo Catatumbo (su nombre real es Jorge Torres), al leer un comunicado de las FARC en La Habana.