Los días 15, 17 y 19 de agosto llegará a la sala principal del teatro Solís la última ópera que versionó el argentino Sergio Renán antes de morir. Se trata de una producción del teatro Colón de Buenos Aires cuya dirección escénica estuvo a cargo de Renán, con la dirección musical del uruguayo Martín Jorge y la participación protagónica del bajo montevideano Erwin Schrott, marcando su retorno a la escena local. L’elisir d’amore es una ópera cómica de Gaetano Donizetti, definida como el equilibrio perfecto entre la ópera bufa y el elemento sentimental. La pieza fue escrita en dos actos y ambientada en un pueblo bucólico de la Toscana de principios del siglo XIX, a partir de la inspiración en una leyenda celta que cuenta la historia de Tristán e Isolda (cuya recreación por parte de Donizetti contrasta con el tono trágico que tres décadas más tarde presentaría la de Richard Wagner).

Estrenada en 1853, El elíxir del amor reflejó las condiciones que rodeaban a este exitoso género de entretenimiento: el libreto casi que reescribe otra ópera, y su música retoma piezas anteriores del mismo compositor. La obra incluye una de las arias más célebres del género operístico, “Una furtiva lágrima”, en la que Nemorino canta desesperado mientras intenta conseguir dinero para adquirir otra dosis del supuesto elixir. Esto sucede ya cerca del final, para sostener la tradicional fascinación del público. Se ha reconocido que ese pasaje no es sólo uno de los más destacados en el repertorio de la ópera, sino que además cambió sus modos de interpretación: la orquesta dejaba de tocar y el cantante improvisaba un pasaje que llevaba a la conclusión, lo que implicó una gran novedad en el género.

El argumento responde al gusto del público burgués de la época, y consiste en una comedia de enredos en la que se ridiculiza la simpleza de un campesino y se idealiza su pureza. Así, se cruzan un amor no correspondido, un supuesto elixir y poco más que eso. Seguramente esas características fueron un desafío para Renán, que nunca le temió a la comedia como vehículo para expresar emociones complejas. Este director teatral y cinematográfico, que falleció el 13 de junio, había integrado elementos multimedia ya desde su versión de Lady Macbeth en 2001, y en sus dos últimas puestas en el Colón (La flauta mágica, de Wolfgang Mozart, y La cenicienta, de Gioacchino Rossini), e incluso en la pieza teatral Incendios, de Wajdi Mowawad, que estrenó en 2013.

En los años 80 Renán comenzó a ser reconocido como un destacado régisseur de escala internacional, y de 1989 a 1996 fue director del teatro Colón, “en una gestión que es recordada como la mejor de las últimas décadas”, según la periodista argentina Leila Guerriero. Durante aquel período fundó el Centro de Experimentación en Ópera y Ballet del Colón, y además emprendió proyectos sorprendentes, como reunir al escritor Ricardo Piglia y al compositor Gerardo Gandini para escribir una ópera sobre La ciudad ausente. Cuentan que en esa época Renán se encontraba con Bioy Casares mientras filmaba durante toda una noche la recreación en San Telmo de un carnaval de 1927. Después de La visita, obra que dirigió con la Comedia Nacional en 2014, y con la que Jorge Bolani se retiró del elenco oficial, Renán, a los 82 años, quería volver a trabajar con los mismos actores. Y si bien no logró concretar esa idea, vuelve a la sala principal del Solís con un elixir.