El dirigente de la Confederación de la Clase Trabajadora de Paraguay, Julio López, denunció ayer que la “represión es una peligrosa regresión” en contra de los sindicatos y que es “incompatible con la democracia”. Durante la manifestación que fue reprimida el miércoles en Asunción, López recibió cinco impactos de balines de goma en la espalda y dos en la cabeza. Según dijo a la agencia de noticias Efe, se hizo un “uso ilegal y desproporcionado de la fuerza” por parte de la Policía para reprimir la movilización.

Por eso presentó junto a otros dirigentes sindicales una denuncia ante la Fiscalía, que va a investigar el caso, informó la prensa paraguaya. El escrito de los representantes de trabajadores reclama castigo para los responsables, entre ellos el jefe de la Policía de la zona centro de Asunción y el propio ministro de Trabajo.

En su defensa, Sosa dijo que los sindicalistas generan “hechos de violencia para ganar notoriedad pública” y que los manifestantes “atacaron con piedras, bombas y palos” a los policías. Según un comunicado de su cartera, la Policía actuó porque algunos manifestantes comenzaron a derribar las vallas de seguridad, con la “intención de ingresar en forma prepotente y fuera de horario de trabajo en la sede ministerial”. Pero López rechazó esas acusaciones y aseguró que los manifestantes “iban desarmados y eran absolutamente pacíficos”.

La protesta fue convocada por siete centrales sindicales, y criticaba la gestión de Sosa, a quien los trabajadores acusan de encubrir persecuciones por parte de los empleadores y dificultar el reconocimiento oficial de los sindicatos. Reclamaban “el cese de la persecución sindical por parte del gobierno, el aumento del salario mínimo, la derogación de la Ley de Alianza Público Privada”, además de la destitución o la renuncia de Sosa, informó el diario paraguayo La Nación.

Además del impacto de balines de goma, los manifestantes sufrieron moretones causados por patadas y porrazos, que se podían ver ayer en fotografías publicadas por los medios paraguayos. La represión se llevó adelante “de forma indiscriminada”, dijo a Efe el dirigente del Partido de los Trabajadores de Paraguay, Eduardo Arce.

“La represión de ayer [por el miércoles] es una expresión extrema de la persecución que sufren los sindicatos en Paraguay, con la criminalización de las luchas sociales para desmovilizar a las organizaciones de trabajadores”, resumió López.