El procurador general de Brasil, Rodrigo Janot, denunció ayer ante el Supremo Tribunal Federal al presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, que ya integraba la lista de los sospechosos en el caso Petrobras. Lo acusó de corrupción y lavado de dinero. Esta denuncia equivale a un pedido de procesamiento, y se presenta ante ese tribunal porque tiene a su cargo investigar a aquellos acusados que tienen fueros parlamentarios. Si el tribunal acepta la denuncia, Cunha se convertirá en procesado.

Dentro de la red de corrupción de Petrobras, según la denuncia, Cunha recibió pagos indebidos a cambio de contratar empresas sin licitación para la construcción de obras. La Fiscalía pidió, además, que Cunha restituya unos 40 millones de dólares al Estado, y que pague una reparación de otros 40 millones, de acuerdo con el periódico O Estado de São Paulo. Además de Cunha fueron denunciados el ex presidente y actual senador Fernando Collor y la ex diputada Solange Amaral. Pero fue Cunha el que acaparó los titulares.

El presidente de la Cámara de Diputados se convirtió en un actor político central en los últimos meses. Es diputado por el Partido del Movimiento Democrático Brasileño, el mayor aliado del gobernante Partido de los Trabajadores, pero rompió semanas atrás con el oficialismo y se declaró opositor. Esa noticia tuvo su impacto por el poder con el que cuenta Cunha. En parte se lo da su cargo en la cámara baja, que le permite frenar o impulsar iniciativas parlamentarias del gobierno, y en parte se debe a su influencia y sus alianzas.

“¿Por qué Cunha tiene tanto poder?”, se titulaba un video publicado ayer en la página web de O Estado de São Paulo. El periódico recordaba que el dirigente tiene influencia sobre la mayoría de los 513 diputados, y en particular sobre comisiones legislativas que tratan temas estratégicos, como las de Reforma Política, Constitución y Justicia y Mayoridad Penal. En esta última impulsó el proyecto de la baja de la edad de imputabilidad de 18 a 16 años, que fue aprobado el miércoles en la Cámara de Diputados y que espera el visto bueno del Senado. El informe de O Estado sintetiza: “Cunha preside la cámara de acuerdo con sus intereses y los de sus aliados: las bancadas ruralista [75 integrantes], religiosa [109] y de la bala [22]”.

Los rivales políticos de Cunha esperan que el primer efecto de la denuncia de la Fiscalía sea su alejamiento del cargo de presidente de la cámara. Pero el diputado ya dijo que no piensa abandonarlo.