Cuando Disney le compró los derechos de La guerra de las galaxias a George Lucas en 2012, por la estremecedora cifra de 4.005 millones de dólares, era evidente que no lo hacía para dejarlos en un armario o sólo para sacar una película por década o por lustro, y es así que, simultáneamente a la presentación del póster oficial del Episodio VII de la nueva trilogía de la saga (titulado La fuerza despierta y cuyo estreno se anuncia para diciembre de este año), Disney confirmó algo que había adelantado apenas como proyecto: la inauguración de dos parques temáticos dedicados a este universo, situados en California y Florida.

Cada uno de esos parques ocupa más de 30 hectáreas y ha sido planificado meticulosamente para que todo en ellos sea perfectamente creíble y coherente con la creación de Lucas, hasta para los fans más histéricos. Además de atracciones previsibles, como cantinas repletas de singulares criaturas y la diversa fauna de planetas como Tatooine y Hoth, Disney anuncia como principales atracciones la posibilidad de hacer un viaje en el Millenium Falcon y participar en una batalla entre las fuerzas del Imperio y las de la Resistencia, así como recorridos más peculiares, como adentrarse en las entrañas de un sarlacc, aquella criatura desagradable que devoraba personajes desde un agujero en la arena en El regreso del jedi.

Si estos dos parques y el advenimiento de la nueva película dirigida por JJ Abrams no fueran suficiente, Disney anunció, también para el año que viene, la primera de sus películas laterales a la saga principal, tituladas Star Wars: Anthology, que presentarán historias menores ambientadas en ese universo. Esta primera entrega, dirigida por Gareth Edwards, contará la historia de un grupo de mercenarios que intentan robar los planos de la Estrella de la Muerte, y cuenta con figuras internacionales como Diego Luna y Donnie Yen. Además, ya se anunciaron otras películas de la serie, dedicadas al más grande de estos personajes estelares: Han Solo.