El gasto público en salud, expresado en porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB), cayó en Uruguay casi tres puntos porcentuales desde comienzos de siglo: de 11,2% en el año 2000 a 8,6% en 2012 -último dato del que dispone la OMS-, tendencia contraria a la de la región, donde aumentó de 11% a 13,6%, y también a la de otros países de altos ingresos, que pasaron de invertir 9,6% a 11,6% del PIB.

Sin embargo, la participación del gobierno en el gasto total en salud aumentó en Uruguay de 54,6% a 64,5% en el mismo período, mientras que, en contraposición, el gasto privado cayó de 45,4% a 35,5%. Este reparto se asemeja al de países de altos ingresos, en los que el gobierno invierte una proporción de tres y los privados los restantes dos, mientras que en la región la balanza tiende a estar equilibrada entre los aportes de ambas partes.

El gasto en salud por parte de la población también aumentó significativamente, de 31,2% a 50,8% del gasto privado total, y en una proporción mayor aun lo hizo la cantidad de planes de prepago privados, de 14,9% a 49,2%. En ambos casos, Uruguay está desfasado tanto de la tendencia de los países de la región como de la de los países más ricos: en los primeros, los usuarios del sistema aportan 31%, mientras que en los segundos representan 38,5%; los planes privados representan 57% y 49,9% en cada caso.

El gasto personal per cápita en salud era de 773 dólares (calculado con un tipo de cambio promedio) en el año 2000, y 12 años después pasó a 1.265 dólares. También aumentó en una proporción similar el gasto público en salud por habitante, de 422 a 816 dólares. En América el gasto es más del doble y en los países de ingresos altos, el triple.

Mentales

Otro capítulo refiere a los recursos disponibles en el sistema de salud, tanto en personal sanitario activo -que efectivamente participa en el sistema de salud- como en infraestructura y tecnología. Cada 10.000 habitantes, Uruguay cuenta con 37,4 médicos, 55,5 enfermeras y parteras, siete odontólogos y 5,3 farmacéuticos, datos relativamente superiores a los del promedio de la región, salvo en cuanto al personal de farmacia, que en América asciende a 7,2. Si se lo compara con los demás países de altos ingresos, Uruguay presenta un importante rezago en la cantidad de enfermeras y parteras (88,2) y de vuelta, también en los farmacéuticos (10,1).

La OMS llama la atención sobre la baja disponibilidad global de psiquiatras, dos cada 100.000 habitantes, en el entendido de que los servicios de salud mental “dependen principalmente de los recursos humanos capacitados disponibles”. La densidad de los psiquiatras es el indicador que “proporciona una cruda aproximación de la capacidad del sistema de salud mental”, en el que Uruguay, con 17 psiquiatras en 100.000 habitantes en 2014, supera el promedio global.

En cuanto a la infraestructura, Uruguay presenta 2,9 hospitales cada 100.000 habitantes. En éstos cuenta con 45,5 camas para pacientes psiquiátricos cada 100.000 personas, cifra superior a la que presenta la región (22,4), pero menor que la del grupo de países de altos ingresos (90,9). Otros datos refieren a tecnologías médicas, “indispensables en la prevención, diagnóstico o tratamiento de una enfermedad y en la rehabilitación y los cuidados paliativos”. Uruguay presenta 12,9 unidades de tomografía computarizada y 2,8 unidades de radioterapia cada un millón de habitantes, y en proporción 172,4 unidades de mamografía cada un millón de mujeres entre 50 y 69 años.

Ficha médica

La tasa de mortalidad neonatal bajó considerablemente en Uruguay en los últimos años: de 11,1 a 5,8 niños por cada 1.000 nacidos vivos, un nivel intermedio entre los registrados en la región y en los países más ricos. El dato se relaciona con que la amplia mayoría de las madres (97%) fue al menos a una cita médica durante el embarazo, y 94% a cuatro -niveles similares a los de otros países vecinos-, también con que todos los partos fueron “atendidos por personal de salud cualificado”. 40% de éstos fueron realizados por cesárea, una proporción que dobla al promedio mundial.

En general, 9% de los adultos presenta elevada glucosa en sangre en ayunas, y 20% tiene hipertensión arterial, con mayores niveles para los hombres que para las mujeres. La cantidad de obesos presenta un sesgo hacia las mujeres: 30,6% son obesas, frente a 22% de los hombres.

El uruguayo promedio consume 7,6 litros de alcohol puro por año. La prevalencia de fumar entre los adultos se encuentra entre 22% y 30%, con mayor incidencia en hombres, aunque la relación se invierte entre los adolescentes: 24% de las mujeres fuma, y 21% de los hombres. La esperanza de vida es de 77 años, mayor para las mujeres (81) que para los hombres (74).