Estos textos se publican en el marco de la presentación del disco Haciendo memoria, de Madres y Familiares, que se llevará a cabo el domingo 23 de agosto en el teatro Solís, en el año de la 20ª Marcha del Silencio. Para el disco se seleccionaron 20 canciones sobre la temática de los derechos humanos. En estas columnas, los artistas aportarán -algunos de ellos de puño y letra, otros mediante fragmentos de artículos periodísticos- información relevante sobre las circunstancias en las que fueron escritas y a qué acontecimientos de la historia reciente hacen referencia. Hoy compartimos con ustedes los primeros seis textos.

1. “Desaparecidos/Esa batalla” (Mario Benedetti)-“Otra voz canta” (Circe Maia-Daniel Viglietti). En el CD A dos voces (2000).

Dice Circe Maia, consultada para la presentación: “En cuanto a las circunstancias en las que fue escrito el poema, tuvo mucho que ver con la muerte de una joven -que había sido mi alumna en el liceo- en un enfrentamiento con las Fuerzas Armadas. Después de enterarme de lo que había ocurrido, no dejaba de imaginarme a aquella jovencita tan alegre, en cuarto año, y me parecía sentir su voz de aquel entonces”. Daniel Viglietti vio el poema publicado en el semanario Marcha, en 1972 (fue incluido en libro recién en 2010 en la reedición de Obra poética, de Circe Maia). En adelante, se transformaría en una canción emblemática referida a las personas desaparecidas.

2. “Angelitos” (José Carbajal, 1984).

“Éste fue uno de los grandes desafíos que he tenido en mi vida... Nosotros en esa época vivíamos en París. En boletines mal impresos nos llegaban las informaciones de lo que sucedía. Iban apareciendo los nombres de la gente adulta que era secuestrada y también los de los niños secuestrados. Me puse a hacer esa canción con los nombres que tenía en esos papelitos. Tenía que ser muy especial, tenía que ser dulce, que sensibilizara, en donde el niño fuese lo más importante, más allá de la posición política de quien escuchase” (Extracto de una presentación de José Carbajal).

3. “Canción sin nombre” (Mario Carrero y Eduardo Larbanois, 2001).

Texto de Mario Carrero: “Entre 1975 y 1978 empezaron a ser hallados los primeros cuerpos flotando en aguas uruguayas. Las costas de Rocha y de Colonia fueron testigos de aquellas ‘misteriosas’ apariciones, cuerpos navegando a la deriva, dolorosamente mutilados. ‘Restos humanos provenientes de algún motín en altamar’, informaban, ¿inocentemente?, los medios de la época. Nada podíamos saber todavía acerca de los vuelos de la muerte. Conrado Rosendo fue quien nos enseñó las ocho sepulturas que -en el cementerio de Colonia- abrazaban y protegían porfiada y entrañablemente, al amparo de los cipreses, a quienes estaban bajo la escueta inscripción NN. La canción nació para pelear contra el olvido y la impunidad. Y en eso estamos”.

4. “María Pilar” (Teresa Parodi). La versión es la de Alfredo Zitarrosa, en el CD Zitarrosa siempre. Los inéditos (1995).

“Cuando desapareció Julián, amigo y compañero, necesité contar su historia y la de su mujer, María Pilar, en apretados versos. No era sólo su historia, claro, era la de tantos y tantas. Recuerdo que, cuidadosamente, cambié sus nombres verdaderos, porque la escribí en plena dictadura. Pero María Pilar -prefiero seguir llamándola así- supo siempre que ella era la protagonista de esta canción que intentaba retener en su interior el dolor, la impotencia y la desesperada búsqueda de justicia que llevó años y años en nuestra patria. Hoy se está llevando a cabo, en Corrientes, el juicio contra los que se llevaron a Julián como a otros compañeros. La Argentina es otra. Los genocidas están encarcelados. La memoria existe. (Teresa Parodi)

5. “1985” (Martín Turielli y Garo Arakelian, 2014).

Texto de Martín Turielli: “Mi inquietud con respecto a los desaparecidos surge desde la niñez, cuando mis padres contaban la historia de sus amigos presos en la dictadura. Siempre me imaginé que fue una época al límite, donde cualquier código o insinuación a la libertad de expresión terminaba en castigo o en la palabra ‘desaparición’. Y me di cuenta de cómo la juventud no estaba enterada, y los libros de historia apenas relataban esa verdad. Entonces una noche, sin poder dormir, y luego de estudiar historia del Uruguay contemporánea, mi cabeza tan sólo empezó a escribir y a intentar ponerse en el lugar de un familiar y en el lugar del desaparecido. ¿Qué diría yo si desapareciera? Y ¿qué diría el hijo del desaparecido?”.

6. “Te abracé en la noche” (Fernando Cabrera, 2002).

“Escribí varias canciones sobre ‘lo perdido’, por ponerle un nombre o categoría a esa temática. Pero, por algo que desconozco, esta canción tiene otros puntos, otros lugares de mi interior. Quien relata o canta está parado en un sitio que es más bien un no-sitio, algo indescriptible. No es una simple separación entre dos seres. Aquí ni siquiera sé si estoy hablando desde la vida. La letra es breve, la escribí en un ensueño, otro no-lugar, en medio de la noche. Tiempo después, solo en un rancho, también de noche, le inventé su música. La música más simple y honda que compuse en mi vida”. (Fernando Cabrera)