“Uruguay está en el umbral del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (ONU) y esto es un nuevo desafío para el país”, dijo Denise Cook, coordinadora residente local de ese organismo, ayer en el debate “Uruguay en el Consejo de Seguridad y su impacto a nivel nacional: las misiones de paz de la ONU”, organizado por la Cámara de Diputados, Amnistía Internacional (AI) y la Fundación Friedrich Ebert, como parte de la celebración “A 30 años, más democracia”. Para Cook, el país debe ser “innovador, inclusivo, dinámico y [debe estar] dispuesto a dar respuesta a nuevos desafíos” en materia de política global.

Por su parte, el subsecretario del Ministerio de Defensa Nacional, Jorge Menéndez, habló sobre la importancia de las misiones de paz y “su impacto a nivel nacional”, y afirmó que “han sido un ancla fundamental para la participación de Uruguay en el Consejo de Seguridad” durante 2016 y 2017.

El jerarca dijo que Uruguay ha contribuido a las misiones de paz con “convicción y responsabilidad” desde 1935, cuando actuó en una operación para evitar la continuación de la guerra del Chaco, entre Paraguay y Bolivia. Informó que en total han pasado por estas misiones unos 42.000 efectivos militares, policías y civiles, lo que representa 75% de los oficiales y 66% del personal subalterno, todos con “una participación voluntaria”. Menéndez destacó que las tropas uruguayas “han compartido el dolor, las privaciones y las tragedias de los pueblos donde han estado desplegadas, pero también sus anhelos, esperanzas y sueños”. “33 nacionales han regado con su sangre las tierras del mundo al formar parte de nuestros contingentes en defensa de la paz”, agregó el subsecretario, destacando ese número tan significativo. Menéndez defendió las misiones de paz como “un instrumento eficaz para ayudar a los países a recorrer el difícil camino que va del conflicto a la paz”. Dijo que la participación de Uruguay “es parte de su compromiso con los derechos humanos, la seguridad mundial y el desarrollo” de todos y representa la “adhesión al derecho internacional, a la solidaridad entre las naciones, pero fundamentalmente a tener como centro al ser humano, a su seguridad y a su dignidad”.

Menéndez informó que al 30 de junio de 2015, los cascos azules desplegados en 16 operaciones en el mundo eran 123.945 personas, de 122 países, y que los recursos aprobados para el período comprendido entre junio de 2016 y junio de 2017 son 8.400 millones de dólares, 0,5% del gasto militar en defensa en el mundo. “Con esta inversión es imposible generar la paz, sólo podemos mitigar el conflicto”, opinó. El jerarca informó que en la actualidad el país tiene 1.511 efectivos: 1.193 en la República Democrática del Congo, 256 en Haití, donde llegó a haber más de 1.200, dos en la frontera entre India y Pakistán, dos en Costa de Marfil y 58 en la península del Sinaí, aunque esta última no es una misión de la ONU. “Somos el vigésimo país más importante en el aporte de efectivos, el primero en porcentaje de habitantes y el octavo en participación femenina: entre 8% y 10% son mujeres, un porcentaje que está muy por encima de lo que requiere la ONU”, destacó el subsecretario.

Menéndez mencionó como uno de los beneficios de las misiones de paz para el país “el reconocimiento permanente de la comunidad internacional”, lo que puede representar “un respaldo” para la participación de Uruguay en el Consejo de Seguridad, así como los aportes a la integración institucional, la profesionalización del personal y “los aportes económicos”, así como en material y equipamiento. Destacó “la valoración social” que consigue el personal subalterno que vuelve de una misión, porque pasan a ser personas que “han ido a defender la paz en el mundo”.

Lilián Celiberti, de Cotidiano Mujer, presentó una mirada “bastante crítica” y dijo que hay que “ampliar y cambiar el concepto de paz”, ya que desde la sociedad civil se está “en contra de la concepción de misión de paz” que prima actualmente. Un concepto distinto implica “menos militares, más médicos, más docentes y más profesionales que construyan el diálogo para construir la paz”, así como “más acción civil, más democracia y potenciar las poblaciones y los territorios”, manifestó la activista.

Celiberti se refirió a las violaciones a los derechos humanos cometidas por los cascos azules y al despido por parte de la ONU de Andres Kompass, un funcionario que dio información sobre “violaciones de niños realizadas por las fuerzas armadas francesas”. Para Celiberti, denunciar estas acciones en las que las víctimas son principalmente mujeres, pero también niños y varones jóvenes, “es como pedir permiso para decir algo que sabe todo el mundo”. “Es posible pensar en un cambio de lógica y de matriz de las misiones de paz”, y esto sólo se podrá hacer si hay en el debate “mucho diálogo, muchos controles y muchos civiles”, concluyó.

El subsecretario del Ministerio de Relaciones Exteriores, José Luis Cancela, dijo que la participación en las misiones de paz es uno de los “principales soportes” en los que se apoya la candidatura de Uruguay para ocupar un lugar en el Consejo de Seguridad de la ONU. Cancela destacó los aspectos positivos de estas operaciones, pero expresó que “pierden relevancia si la ONU no es capaz de proteger a la población civil inocente que son mujeres y niños”. “Ésa es la principal tarea a desempeñar”, agregó. Dijo que las misiones de paz no son “un fin en sí mismo”, sino “un instrumento para que la paz y la estabilidad sean alcanzadas”. “Una misión de paz no resuelve, ni es su propósito, los problemas de fondo”, añadió. Como ex miembro de la Comisión de Consolidación de la Paz de la ONU entre 2008 y 2010, Cancela explicó que la consolidación se logra “cuando la misión va dejando espacio a la Policía” y a “maestros, médicos, trabajadores sociales”, y a las agencias de la ONU destinadas a generar capacidades institucionales.

Finalmente, dijo que se siente orgulloso del “amplio reconocimiento de que gozan los efectivos uruguayos” a nivel internacional y que Uruguay fue reconocido por el “manejo ejemplar” que hizo del caso del joven haitiano que denunció una agresión sexual por parte de militares uruguayos. “El procedimiento fue recomendado para ser adoptado como protocolo de actuación por el propio secretario general de la ONU, Ban Ki-moon”, concluyó.