En Uruguay hay unos 3.200 productores de leche y otros 950 de quesos artesanales. Anualmente la producción alcanza unos 2.300 millones de litros de leche, de los cuales 70% se destina a la exportación y el restante al mercado interno. Teniendo en cuenta el peso del mercado externo en los ingresos del sector, la caída de 22% de las exportaciones de lácteos en 2015 supone una dificultad importante.

De acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Leche (Inale), las exportaciones de lácteos cayeron en 2015 de forma generalizada, por menores volúmenes y precios. La única excepción en términos de volúmenes exportados fue la leche en polvo: la entera, que acapara poco más de la mitad de las exportaciones del sector, creció 65%, pero, ante la caída del precio en 39%, el ingreso de divisas fue apenas de 1%; en el caso de la descremada, en cambio, si bien aumentó 23% en volumen, la caída de 40% en precios determinó una reducción de 25% en términos de valor. Por otro lado, tanto las ventas de queso como las de manteca cayeron en volumen (30% y 3%) y en valor (41% y 39%).

La razón fundamental se le atribuye a la caída de precios internacionales, que llegaron a casi la mitad de los niveles de fines de 2014. La baja de precios al productor no fue acompañada de ajustes en los costos en igual magnitud. Sumado a los sobrecostos del déficit hídrico que determinó la declaración de emergencia agropecuaria en ocho departamentos entre mayo y agosto de 2015, esto habría redundado en una caída del margen de las explotaciones lecheras.

El presidente de la Asociación Nacional de Productores de Leche (ANPL), Rodolfo Braga, dijo a la diaria que la coyuntura desfavorable provocó que “una gran cantidad de empresas” tuvieran que asumir niveles “muy altos” de endeudamiento. De acuerdo con el anuario 2015 de la Oficina de Programación y Política Agropecuaria (OPYPA) del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, el stock de deuda del sector con los bancos se incrementó 59% con respecto al año anterior, lo que representó 7% de la facturación estimada para 2015, cinco puntos porcentuales por encima del registro de 2014.

Parate

La caída del mercado venezolano a fines de 2014 -principal destino de las exportaciones del sector- fue un golpe duro. Sumado a esto, el cierre de dos plantas procesadoras de origen extranjero en los primeros meses de 2015 tomó por sorpresa al sector, que, al percibir las dificultades que se vendrían, acudió al gobierno en busca de soluciones.

Volver a la planta

La Cooperativa Láctea de Carmelo (más conocida como Calcar) enfrenta un momento complicado. En una carta de la Federación de Trabajadores de la Industria Láctea (FTIL) dirigida al Poder Ejecutivo a la que accedió la diaria, se informa de diversas operaciones de “tercerización, triangulación y compra” de la producción que está efectuando la empresa y que perjudica a los trabajadores, que se ven “amenazados por ir a seguro de paro”.

Según dice el documento, la empresa justifica su accionar en que le resulta más barato, pero desde la FTIL se establece que esto es “imposible” teniendo “un sector paralizado, cobrando el jornal”. La semana que viene, representantes del sindicato comparecerán ante la comisión de Legislación Laboral del Parlamento para dar su visión sobre la situación.

Con la intención de matar dos pájaros de un tiro, a principios de julio el presidente Tabaré Vázquez acordó con su par venezolano, Nicolás Maduro, el intercambio de 265.000 toneladas de alimentos de origen uruguayo (entre las que se incluían 44.000 de leche en polvo y 12.000 de queso), a cambio de la condonación de deuda de Petróleos de Venezuela SA a ANCAP.

“Oxígeno puro para el país”, dijo Vázquez en su momento, pero a principios de diciembre los pagos por alimentos, que estaba previsto que se hicieran por medio de un fideicomiso del país caribeño en la sucursal uruguaya de la institución bancaria Bandes -“como garantía de cobro inmediato”, según Vázquez-, empezaron a escasear.

Del total de ventas, que llegaron a más de 120 millones de dólares, vinieron como contrapartida “primero una tanda de 12 millones y después otra de 24”, contó Braga, quien afirmó que se distribuyó entre las empresas más pequeñas. La deuda más grande de Venezuela al día de hoy es con Conaprole, por más de 80 millones de dólares, aproximadamente 40% del monto total de la venta, según informó Carlos Arrillaga, dirigente de la ANLP.

Braga afirmó que “hasta que no se retomen los pagos, se frenaron los embarques”; de las 44.000 toneladas de leche acordadas, sólo se mandaron 24. Aun así, opinó que fue “una negociación positiva del gobierno” y aclaró que “no hay desconfianza” con la posibilidad de que se efectúen los pagos, “pero sí preocupación”. Indicó que la ANLP está en comunicación con el Inale, que les informó que “por ahora no hay novedades”.

En cuanto a las empresas que se fueron, Ecolat y Schreiber, el secretario general de la Federación de Trabajadores de la Industria Láctea, Hebert Figuerola, dijo a la diaria que “es una cuestión que se repite”. Por ese motivo se le pidió al gobierno una modificación de la Ley de Inversiones, de manera de establecer “un parate a las multinacionales que vienen a especular”.

En esta línea también se manifestó la OPYPA, que en un documento reconoció que “el bajo precio de la materia prima (leche al productor y tierra) y la posibilidad de una inserción regional privilegiada” contribuyeron a que se produjera el arribo de nuevos inversores extranjeros que, ante la reversión de las condiciones internacionales favorables, vieron “comprometida” su instalación. Ante esto, se afirmó que es necesario discutir sobre “el rol de la herramienta de promoción de inversiones”, apuntando a que, “previo al otorgamiento de exoneraciones tributarias, se estudie en mayor profundidad a la empresa, su plan de negocios y las potenciales garantías que deba ofrecer para desarrollar sus actividades en el país, minimizando las externalidades negativas en caso de retirarse en un futuro”.

Para el año que recién comienza se visualiza una “gran incertidumbre”, sostuvo la OPYPA. Aparentemente, los precios se recuperarían recién sobre el final de año, por lo que los principales desafíos para la cadena radicarían “en la inserción externa y en la reducción de los costos de producción del modelo productivo en el que se sustenta actualmente”, que puede llevar al “replanteo de aspectos estructurales”.