Es justo y necesario que todos tengamos armas. Incluso los niños. Es fundamental saber manejarlas para crear una comunidad sólida, en un mundo repleto de amenazas. Ese es, a grandes rasgos, el concepto que atraviesa la larguísima serie de cómics The Walking Dead, aunque su creador, el guionista Robert Kirkman (Kentucky, 1978) diga que no tiene idea de cómo se usa un arma.

La historia de esta historieta habría empezado con una estafa. Kirkman afirma que quería publicar una serie sobre zombis, pero a la editorial Image Comics no le interesaba el tema. Que él les dijo que su idea era revelar que la aparición de los zombis era una forma de invasión extraterrestre y que, con esa premisa y la ventaja de que sería en blanco y negro, o sea, más barata de imprimir, obtuvo luz verde en 2003. Ha contado también que, cuando ya se habían editado varios, uno de los directores de Image lo llamó, preocupado porque sólo había zombis y sobrevivientes del apocalipsis, sin indicio alguno de extraterrestres, y que entonces confesó que todo había sido una mentira para convencerlos, pero como las ventas de The Walking Dead venían creciendo lentamente, le perdonaron el engaño.

A la larga, aquel truco de Kirkman (si es cierto su relato, que dio a conocer cuando ya era rico y famoso) y su idea acerca de cuál debía ser el foco de la trama demostraron ser aciertos. The Walking Dead lleva 158 números, dibujados casi todos por el británico Charlie Adlard -salvo los seis primeros, a cargo del estadounidense Tony Moore-, y es la historieta de autor más vendida de Estados Unidos. También se ha convertido en una de las franquicias independientes más exitosas de la historia -aunque la supera la de Las Tortugas Ninja- gracias a sus innumerables ramificaciones en videojuegos, novelas, dos series de televisión, otras en internet, muñecos, otros productos de merchandising y hasta un crucero temático propio. Por eso, en la última década, todos los creadores de cómic han querido seguir los pasos de este autor.

Para quienes ni siquiera oyeron hablar de la serie de AMC que acaba de comenzar su séptima temporada, el protagonista es Rick Grimes, un policía que apenas había tenido oportunidad de disparar antes de que sobreviniera un apocalipsis zombi, y la historia trata sobre cómo sobrevivientes a esa catástrofe se reúnen y tratan de encontrar donde refugiarse y volver a empezar. El eje dramático no está en los zombis, a los que llaman “caminantes”, sino en esos sobrevivientes. Ahí aparece el verdadero motivo por el que todos deben tener su propia arma.

Kirkman y sus dibujantes han sabido crear personajes visualmente inconfundibles: Michonne con sus trenzas y su katana, el villano Negan con su bate forrado de alambre de púas, El Gobernador y su parche en el ojo, Abraham con su mostacho y sus metralletas, o Dwight con su cara medio derretida. Casi todos tienen una imagen indeleble, y el criterio se ha mantenido en la televisión, incluso para los personajes exclusivos de ese medio.

A medida que la historia avanza, el mundo se vuelve cada vez más desesperanzador y violento, y el grupo liderado por Rick se va haciendo apto para sobrevivir en él, algo que se resume básicamente en aprender a disparar y en no dudar a la hora de matar (esto es aun más claro en la versión televisiva). Se cruzan con el despiadado Gobernador, con caníbales, con saqueadores y, sobre todo, con un grupo llamado Los Salvadores, liderado por un sádico dictador llamado Negan.

Kirkman ha dicho que se obligó a no ablandarse, y que por eso la historieta multiplicó su violencia. Es probable que, consciente o inconscientemente, también por eso ha ido a contrapelo de las últimas tendencias en la ficción: en The Walking Dead los conflictos se resuelven casi siempre entre varones con carácter de líderes.

Hasta el número 100, en el que se presentó a Negan (cuya primera aparición en la televisión ocurrió en el último minuto de la temporada 2015), la historieta fue tan sórdida como adictiva, con personajes creíbles y diálogos habitualmente intensos. Luego Kirkman, que ya va por el 159, batió sus propios récords, yendo aun más lejos en términos de violencia explícita. También se ha tomado la libertad de estirar demasiado todo lo que pasa con ese personaje, y es inevitable pensar que podría haber resuelto muchas cosas en menos páginas.

A diferencia de otros cómics mensuales, este siempre queda abierto a una continuación, y, según Kirkman, así será por tiempo indefinido. Como si la ficción, en la que el apocalipsis zombi no tiene cura ni marcha atrás, fuera un espejo de lo que se quiere hacer con la inmensa fábrica de dinero en la que se convirtió una historieta en blanco y negro de 22 páginas por capítulo.

The Walking Dead, volúmenes 1 al 25

Guion de Robert Kirkman y dibujos de Charlie Adlard. 144 páginas cada uno. Ovni Press. Argentina.