El picapiedra mira al cielo y no encuentra respuestas. El sábado, en la tarde lluviosa que apuró el piso en Sayago -aunque luego salió el sol-, Rampla Juniors hizo todo bien. Jugó un buen primer tiempo y tranquilamente podría haberse ido dos goles arriba de su rival. Pero el cervecero tuvo una gran figura, su arquero Diego Melián, que salvó pelotas increíbles que permitieron que su equipo se fuera al descanso perdiendo por un solo tanto.

El 4-4-2 propuesto por el argentino Germán Corengia tuvo su efecto: los volantes de marca ramplenses apretaron en salida a los locales, que la pasaron realmente mal. Los picapiedras tuvieron la oportunidad de ponerse en ventaja en el arranque, con un precioso cabezazo del suizo-argentino Germán Gissi, pero la volada de Melián pudo más. Unos minutos después, el rojiverde abrió el marcador con un bombazo del volante Mauricio Felipe, que se estrelló contra el palo.

Con esa ventaja, Rampla siguió atacando y pudo convertir algún gol más, pero, como se dijo, las atajadas del golero locatario lo impidieron. Muy cerca del final, los de Sayago tuvieron la más clara, un cabezazo de Líber Quiñones que hizo que el duraznense Rodrigo Odriozola imitara a su colega de enfrente para sacar la pelota.

En el complemento, un cambio en el equipo de Ney Morales aportó más velocidad. Javier Méndez se fue del campo y en su lugar ingresó Nicolás Sosa, que se paró en la banda primero y luego se fue al ataque. Por ahí vino gran parte del negocio del equipo cervecero, que se encontró con otro as en su manga: el Toro Gabriel Fernández, autor de los dos goles de la victoria.

El primero cayó por arriba. Un centro pasado de José Luis Tancredi encontró a Quiñones, que le dio una asistencia perfecta, de cabeza, a Fernández. Como jugando al cabecita, el Toro se elevó y metió un cocazo que entró en el ángulo. A los pocos minutos, el delantero se fue a toda velocidad por la banda derecha, pero lo bajaron en el área. Él mismo se encargó de patear y anotar el penal que, a los 84 minutos, puso el 2-1 final.