El núcleo sindical de la Asociación de Docentes de Enseñanza Secundaria (ADES Montevideo) del liceo 23 ocupó el centro de estudios en contra de una sanción que se le aplicó, por escrito, a una adscripta. El mismo viernes levantaron la ocupación a la espera de una reunión bipartita -que será mañana- entre la Federación Nacional de Profesores de Enseñanza Secundaria (Fenapes) y representantes del Consejo de Educación Secundaria (CES) y, en función de lo resuelto en ese encuentro, el núcleo sindical volverá a evaluar las medidas a tomar.

Lo que desencadenó la ocupación el viernes fue una sanción que recibió la adscripta por no haber ingresado en el sistema informático la totalidad de las faltas de los estudiantes y los promedios de las materias. Según explicó a la diaria Héctor Altamirano, integrante del núcleo sindical del liceo, el sistema informático “está mal” y “en muchos liceos no se usa” porque implica que la falta a una asignatura se compute como falta de toda la jornada. “La mitad o más de la mitad quedaría repetidor por faltas si te ceñís a la normativa”, añadió. Además, Altamirano dijo que el ingreso de las faltas y los promedios no es una tarea de los adscriptos, sino de los funcionarios administrativos. El docente entiende que otros adscriptos “tienen los mismos problemas y no son sancionados”, y consideró que su compañera “está siendo sancionada por integrar el núcleo sindical; es algo político”.

Altamirano añadió que el conflicto con el equipo de dirección comenzó desde el inicio del año lectivo porque este “no quiere tener diálogo con el núcleo sindical”. Opinó que a comienzos de año la dirección “quiso imponer reglas para el trabajo diario de forma inconsulta, cosas nimias, por ejemplo, cómo llevar el registro de las observaciones de los estudiantes, y nosotros decíamos que esas cosas debían ser negociadas, pero la dirección no reconocía al núcleo sindical”. En estos meses, a raíz de un planteo de la dirección, el CES comenzó una investigación administrativa, mientras que, por otra parte, después de una reunión de los integrantes del CES Javier Landoni e Isabel Jaureguy con el núcleo sindical, se abrió otra investigación sobre irregularidades denunciadas.

Estas denuncias del núcleo motivaron que, en agosto, otro grupo de docentes divulgara una carta en la que aseguran que “sólo un pequeño grupo integra y participa del núcleo sindical”. En esa carta afirman también que no comparten “las denuncias de ‘hostigamiento y hostilidad por parte del Equipo de Dirección’”, y señalaban, en aquel entonces, que el único argumento para fundamentarlas “es que la dirección del liceo 23 les exige a los profesores adscriptos que cumplan con la carga horaria diaria que les corresponde y parece ser que dicha exigencia es tomada como ‘hostigamiento’ por algunos de los adscriptos”, lo que, afirman, les produce “vergüenza ajena”.

“El clima hostil lo están generando unos pocos integrantes afiliados al sindicato que participan activamente en el núcleo gremial y en la toma de decisiones”, agregan, y repudian la conflictividad “porque hay una manipulación intencional de los hechos”. “Repudiamos la actitud intransigente del núcleo sindical que insiste en llevar adelante un conflicto que para la mayoría no existe, que está perjudicando el normal funcionamiento de la institución y puede llegar a complicarlo aun más si se decide ocupar nuestro lugar de trabajo, pues coarta el libre derecho a trabajar y a estudiar”, alertaban en aquel momento los docentes, que se identificaban como el “colectivo mayoritario” de profesores y funcionarios del liceo.

Altamirano dijo que hay entre 30 y 40 docentes que participan en el núcleo, y que es “obvio que no todos los docentes son afiliados, pero no por eso el sindicato deja de ser representativo”. Opinó que estas diferencias surgen porque “hay una disputa que se creó por gente que hace muchos años que está en el liceo, en general profesores grado 7”, y mientras el núcleo “quiere que se resuelva en forma democrática y discutida, un grupo de docentes cerrados no quiere discutir”.