En las instalaciones de la diaria lab, en el marco de la Feria del Libro en la Intendencia de Montevideo (IM), se llevó a cabo una entrevista colectiva sobre el trabajo del futuro en la que participaron el ministro de Trabajo y Seguridad Social, Ernesto Murro, junto a la gerenta general de la Unión de Exportadores, Teresa Aishemberg, y el presidente del PIT-CNT, Fernando Pereira. Además, se hicieron presentes en la charla como asistentes, pero luego aportando su palabra, realizando preguntas e intercambios con los exponentes, actores de la academia y el gobierno, que aportaron otras cuestiones, dudas y entusiasmos de cómo será el trabajo del futuro. Ellos fueron Adolfo Garcé, docente e investigador del Instituto de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República, Fernando Isabella, director nacional de planificación de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), Marcelo Montado, presidente de la Cámara de la Economía Digital Uruguay (CEDU), Andrés Dean, del Instituto de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas y Administración de la Udelar, Lydia Garrido, de los Laboratorios de futuro de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso Uruguay), Soledad Salvador, miembro del Centro Interdisciplinario de Estudios sobre el Desarrollo (CIEDUR) –planteó la necesidad de instalar la discusión de género como desafío para los próximos años en lo que respecta al trabajo del futuro- y Cecilia Tenaglia, del Instituto Nacional del Cooperativismo (INACOOP).

Los moderadores de la actividad fueron Virginia Recagno y Santiago Sánchez, quienes le dieron paso a las ponencias de los expositores a través de preguntas que servían como disparadores de la charla. La primera en pedir la palabra fue Teresa Aishemberg, que destacó que en el parlamento uruguayo se hable del futuro, de lo que se viene de aquí en más: “Estamos ante la cuarta revolución”. Aishemberg acercó una definición de la “cuarta revolución”, y dijo que “es una nueva manera de organizar los medios de producción, fábricas inteligentes, capaces de mayor adaptabilidad a los procesos y necesidades”. Las empresas están buscando ser más productivas. En esa productividad, según destaca Aishemberg, hay empresas en el mundo que compiten con las uruguayas que están robotizando muchas de las actividades rutinarias. “Esto nos genera más espacio para que las empresas y su gente se tomen su tiempo para crear e innovar. Tendremos que apuntalar más a las personas en el área de la creatividad y de la innovación. Esos dos factores van de la mano”, dijo acerca de los cambios que pueden haber en el funcionamiento y en los modelos de negocios de las empresas en las próximas décadas.

El fin del trabajo

“Yo leí hace casi dos décadas el libro El fin del trabajo, de Jeremy Rifkin. Desde que él anunció el fin del trabajo se generaron 800 millones de nuevos puestos de trabajo en el mundo. La teoría del fin del trabajo se elabora cada 20 años, de repente no son los mismos trabajos ni se precisa la misma organización sindical, requiere cambios productivos, adaptabilidad horaria; es decir, hay que tener una discusión en perspectiva, pero no sobre la base de que va a haber menos puestos de trabajo, eso está por verse”, dijo Fernando Pereira ante la pregunta –y la idea- que sobrevuela nuestros tiempos acerca de la adaptación que tendrán que hacer los trabajadores en un mundo en que muchos empleos pueden desaparecer. “Si en el Uruguay hay pleno empleo en el sector de las nuevas tecnologías, del conocimiento, del teletrabajo y de otras especialidades, y nos están faltando trabajadores en esa área me resulta que es clave invertir dinero del Estado, de los empresarios o de donde salga. Me gusta ver los findes de las historias un poco más en el largo plazo. No tengo una visión tan alarmista del fin del trabajo”. concluyó.

Murro tomó la palabra para hablar del envejecimiento de la población como un factor positivo para los pueblos y la viabilidad de los sistemas de seguridad social en el futuro. “Los pueblos que más envejecen son aquellos que han acumulado mejor calidad de vida. Hay zonas del mundo donde lamentablemente, por empeorar las condiciones de vida, la gente vive menos. El envejecimiento es un proceso bastante general pero también hay muestras de zonas del mundo, por ejemplo en la ex Unión Soviética o en África, donde la expectativa de vida de la gente está descendiendo porque han empeorado las condiciones de vida. Por tanto, el envejecimiento es una buena noticia e implica nuevos desafíos”. Sobre la seguridad social y el camino que se está empezando a transitar en Uruguay, dijo lo siguiente: “En ese camino hay que ver nuevas cosas. Hay países desarrollados que han empezado hace años a financiar la protección social con recursos naturales, energéticos, destinan parte de su productividad a eso. Vamos a suponer que tengamos un mundo totalmente robotizado, pero va a haber consumidores, va a haber gente que tiene que pensar, innovar, crear; yo creo que hay que ir adecuando esas realidades que se nos vienen con nuevos instrumentos que van a ir apareciendo”.

Innovar, crear, productividad. Palabras utilizadas con mucha frecuencia hoy en día. Ante la consulta de si las jornadas laborales disminuirán en el futuro, Aishemberg destacó que “hay países en el mundo que ya están pensando en disminuir los horarios de trabajo y dejar tiempo para que la gente piense y cree y siga trabajando en la innovación”. Además, agregó: “Uruguay se tiene que ir adaptando a todas estas tecnologías: la digitalización, la robotización, etcétera. En Corea del Sur, aunque parezca loco, se está trabajando en los derechos de los robots. Antes no había, ahora hay; están trabajando en algo para adaptar las normativas a eso. Esto no puede quedar aislado; el ministro en el Ministerio, la diaria, el parlamento, todos los actores lo ponen sobre la mesa y eso lleva a armar una estrategia nacional con un objetivo común que es ese nuevo mundo del futuro”.

Una nueva matriz

“En el caso de Uruguay tenemos desafíos pero hay carencias. Hay una mejor coordinación de las agencias de innovación. Creo que eso es pensar a futuro, como la trazabilidad del ganado, de las garrafas de súper gas. Hay ciertos principios que hay que conservar y a pesar de que lleguen nuevas tecnologías (Uber, Airbnb, teletrabajo), debemos atender todos los cambios y deben tener protección social, regulación, debe haber impuestos, derechos y obligaciones. Para nosotros ese es el camino”, contestó Murro ante la pregunta que le realizó Fernando Isabella (OPP), sobre los cambios que se dan en el mundo laboral. El aporte de los trabajadores no presenciales fue el tema que introdujo Marcelo Montaldo, que se preguntó si sería posible en un futuro que los que viven del teletrabajo puedan estar en regla pero por motus propio. Ante eso, Pereira dijo que el mayor problema es cómo se da la consideración del trabajo e introdujo el tema de “la cultura del trabajo” como tema fundamental: “Es difícil convencer a alguien de que todos los días tenga que llegar en hora, cumplir con el trabajo, no faltar ni un día y cobrar 10.000 pesos, yo no me animo. Sí me animo a decir que la cultura del trabajo es parte fundamental del diálogo social: cómo se comporta el trabajador dentro de su lugar de trabajo, dentro de su planta física –industrial o no industrial- y cómo se comporta el empleador. La primera responsabilidad del empresario es que el trabajador tenga un salario adecuado, que se cumpla con la salud en el trabajo, que se tenga una guardería para que los padres o madres tengan dónde llevar a sus hijos. El trabajo socializa, yo no quiero imaginarme que el trabajo de una persona va a ser el mismo donde cocina, come, hace el amor, no quiero que suceda eso”. Andrés Dean salió al cruce, participó de la charla y motivó a los participantes a hablar sobre los problemas que conlleva medir la productividad laboral en nuestro país: “Con respecto a lo que decía Marcelo Montaldo, yo creo que Uruguay no se ha preparado tan bien, básicamente creo que uno de los principales problemas es que si Uruguay tuviera éxito en que se desarrollen más los sectores de la economía que tienen más capacidad para agregar valor y para incorporar conocimiento en su producción –si eso sucediera sería muy bueno-, implicaría una demanda mayor de trabajadores calificados. Si Uruguay no logra acompañar ese movimiento con una mayor cantidad de trabajadores calificados lo que va a suceder es que se aumentarán los salarios en la parte de arriba y habrá una desigualdad con respecto a la parte de abajo –habrá mayor demanda que disponibilidad de trabajadores- . La manera de resolver eso es tener importantes aumentos en los niveles educativos de la población uruguaya”. Sobre esta discusión, Pereira aportó que Uruguay hizo una gran inversión, la más “invisible de todas” “Colocó la fibra digital dentro del hogar hasta en los lugares más pobres. Esa es una oportunidad para disminuir al máximo la brecha digital. Hay que dar otras herramientas y faltan debates, pero sin dudas Uruguay logró ese objetivo que capaz no tiene que ver con la educación formal, pero desde el punto de vista de la brecha digital es brutal el avance que eso ha significado”.