Las elecciones primarias del partido Los Republicanos concentran la atención de todo el espectro político de Francia, porque de allí va a salir uno de los candidatos más fuertes para las presidenciales de abril de 2017. La primera vuelta de estas primarias dejó afuera al ex presidente Nicolas Sarkozy y limitó la competencia a dos candidatos: los ex primeros ministros François Fillon, que obtuvo 44,1% de los votos, y Alain Juppé, con 28,6%.

Los dos dirigentes derechistas se enfrentarán hoy en un debate público antes de la segunda vuelta del domingo, en la que se definirá el candidato del partido. Para esa votación, según una encuesta publicada ayer por el instituto Odoxa, Fillon es favorito con 65% de intención de voto.

Por eso todas las miradas se enfocan en este dirigente, que defiende una economía menos regulada, con grandes recortes del gasto público, que incluyen la supresión de 500.000 puestos de empleo estatales y un aumento de las horas de trabajo de los funcionarios que mantengan sus trabajos. El candidato, por otra parte, considera que la adopción y la reproducción asistida les corresponden sólo a las parejas heterosexuales y se opone al aborto, aunque aclara que no quiere prohibirlo.

Cuando Juppé lo acusa de ser “extremadamente tradicionalista” o “retrógrado”, él responde: “Yo defiendo unos valores, y no tengo que excusarme por hacerlo: son el de la familia, la autoridad del Estado y el amor al país. Quizá queden anticuados cuando se defienden en un estudio de televisión, pero en los corazones de los franceses no están nada pasados de moda”.

Por su parte, Juppé, dijo al canal France 2: “Ambos representamos dos concepciones de la sociedad francesa. Fillon pertenece a una familia tradicionalista, yo represento una derecha más moderna. Me siento más cerca del papa Francisco” que de quienes de oponen al matrimonio homosexual. En cuanto a las medidas económicas de Fillon, Juppé critica que no es posible reducir en 500.000 los funcionarios porque “no se puede estar cinco años sin contratar a nadie en la Policía, los hospitales, la educación”.

El crecimiento de Fillon causó inquietud en el ultraderechista Frente Nacional. “Fillon nos plantea un problema estratégico. [...] Es peligroso para el FN”, dijo una de sus dirigentes, la diputada Marion Maréchal Le Pen. Según informó ayer el periódico digital Marianne, la nieta del fundador del FN, Jean-Marie Le Pen, consideró que esto ocurre porque hay un electorado común y Fillon parece adoptar posturas más parecidas a las de su partido en temas como la inmigración o asuntos sociales como el aborto. “Con Juppé sería más claro”, dijo. Sin embargo, Maréchal confía en que su partido recibirá el respaldo de la población que no vive en las ciudades, y cuenta con que las encuestas (que no previeron, por ejemplo, que Sarkozy quedaría en un tercer lugar en la primera vuelta de las primarias) se equivocan cuando colocan a Los Republicanos como un posible ganador de las elecciones. El otro gran rival, el gobernante Partido Socialista, ha salido muy golpeado de las últimas legislativas francesas.

Para pesar del FN y de su líder, Marine Le Pen, que ha manifestado su simpatía hacia el presidente ruso, Vladimir Putin, este gobernante le dedicó elogios a Fillon. “Trabajamos juntos cuando él encabezaba el gabinete de Francia y yo era primer ministro. Tuvimos unas relaciones personales muy buenas”, dijo Putin. Según citó la agencia Efe, el presidente ruso agregó que Fillon “es un duro negociador” pero también “una persona honrada y un profesional del más alto nivel”. El candidato también cuenta con el apoyo de Sarkozy, y si esta vez las encuestas no se equivocan, tiene respaldo más que suficiente de los votantes para obtener la candidatura de Los Republicanos.