Desde el martes y hasta mañana -aunque oficialmente comenzó el lunes, con la ceremonia de inauguración, la palabra del intendente de Montevideo, Daniel Martínez, y la 65a reunión ordinaria del Consejo de Administración Regional de Cooperativas de las Américas- se está llevando a cabo en el hotel Radisson de Montevideo la IV Cumbre Cooperativa de las Américas, que reúne a más de 800 cooperativistas de la región con el objetivo de “buscar iniciativas, propuestas y estrategias comunes en relación con la situación económica, social y política de la región, las relaciones entre las organizaciones de la economía social y solidaria, y la contribución de las cooperativas al logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas”. El encuentro es organizado por Cooperativas de las Américas (Coop) y la Confederación Uruguaya de Entidades Cooperativas (Cudecoop), bajo la consigna “Cooperativas: asociatividad para el desarrollo sostenible”, y que tenga a Uruguay como sede no es casualidad: el país cuenta con una historia centenaria ligada al cooperativismo.

Ayer, en la Torre Ejecutiva de Presidencia, se presentaron ante el auditorio el doctor César Cruz Roa, presidente de la Cooperativa Universitaria (Paraguay); Sherlock Allen, de TIP Friendly Society -miembro de la Alianza Cooperativa Internacional-, sociedad cooperativa que representa a todos los docentes del sector público y privado de Jamaica -y está gestionada por los propios docentes-; y la arquitecta Mariana Enet, magíster en Desarrollo Urbano y especialista en hábitat popular. El paraguayo Cruz Roa llevó los hilos del encuentro entre cooperativistas de vivienda y presentó el proyecto de ayuda mutua que generaron cuando en 2010 se registró en Haití un terremoto que dejó a la capital, Puerto Príncipe, en ruinas: “Podremos decir, para nosotros, que las 23 viviendas que se construyeron es poco, pero para ellos era demasiado”. Cruz Roa le dio paso a Allen, que contó la experiencia de la cooperativa que integra en Jamaica y felicitó a los que llevan adelante las cooperativas de vivienda en Uruguay. Allen comentó que en la cooperativa TIP Friendly Society están organizados 28.000 maestros de los 30.000 que hay en Jamaica: “En nuestro país hay 500 cooperativas, pero solamente dos son cooperativas de vivienda, aunque no han proveído viviendas a sus socios”. “La casa es un reto para todas las personas a nivel mundial. En Jamaica existe una ONG llamada Food For The Poor que no sólo atiende el problema de la alimentación, sino también el de la vivienda. No es una cooperativa, pero su funcionamiento, su organización, es muy similar, porque proveen todos los materiales de vivienda y las comunidades aportan su mano de obra”, explicó. “¿De qué manera podemos, entre nosotros, saber qué estamos haciendo? ¿Qué sucedería si compartimos ese conocimiento en favor de proveer viviendas a otros?”, se preguntó, para finalizar.

De Córdoba, capital

“Este país es un ejemplo en lo que refiere al cooperativismo en América Latina, y me atrevería a decir que en el mundo”. La exposición que preparó la cordobesa Mariana Enet tuvo que ver con un “proceso de investigación evaluativa” para poder dejar en evidencia los efectos positivos que tiene el cooperativismo, no sólo en lo referente a las viviendas y el impacto urbano sino -principalmente- en los efectos cualitativos que tiene el cooperativismo en el hábitat. “Lamentablemente, lo que se está buscando es la tierra urbana y la tierra rural, y eso nos impacta. La nueva modalidad de construcción -como un ‘cuchillo’ en las ciudades- son torres que poco tienen que ver con el lugar, y encima, 40% o 50% de esos edificios están abandonados, porque no están hechos para que sean utilizados, están hechos por un negocio internacional; ¿cuánto es negocio, cuánto es ciudad, cuánto está abandonado?”. De esa manera comenzó Enet su disertación, y siguió con los efectos de la participación de las mujeres en el ámbito cooperativo: “La mujer quiere, necesita participar, ¿pero cuáles son las condiciones para que participe? Somos como un pulpo con mil manos, pero, ¿qué efectos positivos trae esto? La mujer que participa en un proceso autogestionario empieza a llevar a su hijo o hija y este comprende el proceso cooperativista y cambia la forma de percibir a su mamá en un hecho concreto en la sociedad”. Para finalizar, dio su visión acerca del fenómeno del cooperativismo y dejó algunas preguntas planteadas: “Yo creo que este otro mundo posible, esta unión de los barrios, de cooperativas, ha demostrado por años que es el que restaura las redes sociales, los procesos comunitarios precapitalistas. Es otra lógica social. Básicamente, la pregunta es: ¿es el cooperativismo una estrategia de resistencia y creatividad sociocultural y política ante este modelo extractivo y destructivo que nos quieren imponer? ¿Cuáles son los pilares y los desafíos ante este contexto? ¿Qué resultados observables genera, en qué medida cuestiona el poder y las relaciones de género? La autogestión, la ayuda mutua y la propiedad colectiva son los ejes que unen a todos los movimientos cooperativos”.