Fue empate, el partido tuvo un dominador que fue Sud América, pero en el final el que estuvo cerca de la victoria fue Liverpool. En definitiva, el 1-1 que se dio ayer en la linda tarde de Belvedere no dejó conforme a ninguno de los dos porque el negriazul perdió una chance de acercarse al segundo puesto del Uruguayo Especial y porque los buzones tuvieron ante sí una buena oportunidad de salir del fondo de la tabla.

Los goles sucedieron en el segundo tiempo. El primero en abrir el marcador fue Sud América: falta por la banda izquierda, cercana a la mitad de la cancha, Gonzalo Camargo mueve rápido para Jonathan Barboza y este, ante la desatención defensiva, puso un centro exacto para la entrada de Renzo López, que con un cabezazo metió el 1-0 cuando iban 60 minutos de juego.

Con más empuje que juego, Liverpool fue. El conjunto de Mario Saralegui extrañó a Nicolás de la Cruz, desgarrado y de quien se presume que se perderá el resto del torneo, y no pudo desarrollar su mejor versión. Entonces usó el juego por elevación. Aprovechó cada pelota detenida para poner varios hombres en el área rival y sacó jugo de una: Gonzalo Freitas bajó un centro con un cabezazo corto para Christian Almeida y el lateral izquierdo la apretó de zurda para empatar el trámite.

Desde el gol de Almeida, que fue a los 82, hasta el cierre del partido fue todo negriazul. Empujado por el viento de igualar de atrás, Liverpool pudo llevarse los tres puntos en dos jugadas puntuales. La primera fue producto de un tiro libre. Cambiaron los roles, Almeida dio la asistencia a Freitas, pero el frentazo del volante -que cabeceó solo- se fue pegado al palo del arquero venezolano Alain Baroja. La otra fue con la receta del empate: centro, varios hombres que van en busca del balón, pero esta vez la defensa buzona estuvo atenta para despejar la última pelota del partido.

Salvo por esas jugadas del final, Sud América tuvo mejores intenciones en cancha y espacio. Manejó bien la pelota, donde se destacaron los tres hombres del mediocentro: Fabián Yantorno, Cristian Britos y el propio Barboza, y estuvo siempre cerca del arco defendido por Guillermo de Amores. Como contrapartida, -y porque la posesión de la pelota no es todo, mucho menos sin chances claras-, Liverpool hizo lo que mejor le sale: cerrarse atrás, no dejar espacios y lanzar rápidos contragolpes. Como sea, más allá de las estrategias y las intenciones, salvo por los goles y las dos últimas del local, casi no hubo chances claras en Belvedere.

Empate y a pensar en el futuro, que no es poca cosa.