Sánchez quiso dejar claro que seguía fiel al “no” a Rajoy y, para no tener que abstenerse ni romper con la disciplina de voto marcada por el PSOE, el sábado de mañana renunció a su escaño en el Parlamento. Lo hizo asegurando que, lejos de abandonar la política, luchará para volver a la secretaría general de su partido. “A partir del lunes, agarro mi coche para recorrer de nuevo España y escuchar a los militantes”, dijo. Además, prometió dedicar “todo su esfuerzo” para “defender el derecho de la militancia a votar” y exhortó a la comisión gestora -que lidera el partido desde que Sánchez renunció- a poner “fecha y lugar” para el congreso. “Tras la investidura, expira el mandato de la gestora”, explicó Sánchez, recordando que la comisión asumió el control de forma interina hasta que se formara un nuevo gobierno en España.

Las declaraciones de Sánchez no cayeron bien en la dirección del partido, que lo acusó de querer agrandar la fractura interna. El presidente de la comisión gestora, Javier Fernández, no dio pistas sobre cuándo será el congreso, pero aseguró que no será inmediato porque el PSOE tiene que trabajar en su proyecto político y detectar por qué cayó en las últimas elecciones. Seguidores y detractores de Sánchez consideran que si el congreso se celebrara ahora, él saldría vencedor, según fuentes partidarias consultadas por eldiario.es. El ex secretario general siempre tuvo el respaldo de la militancia y cultivó apoyos al sostener con firmeza su “no” a un nuevo mandato de Rajoy.

El mismo sábado que la mayoría de sus compañeros se abstenían en el Parlamento para investir a Rajoy como presidente del gobierno de España, Sánchez lanzó su campaña virtual para “recuperar y reconstruir” el PSOE. En su página web, el político pide a los ciudadanos que se inscriban para “acompañarlo” en esa tarea.

El anuncio de Sánchez podría afectar el futuro del diputado Patxi López, a quien muchos en el PSOE veían como el sucesor natural del ahora ex diputado. López sostuvo el “no” a Rajoy y en el comité federal brindó un discurso que para algunos fue el principio de su postulación para secretario general. Sin embargo, el sábado se abstuvo. La otra alternativa es la líder andaluza Susana Díaz, que encabezó la jugada que terminó con la renuncia de Sánchez hace exactamente un mes.

En tanto, la dirección del grupo parlamentario, la bancada socialista, decidió sancionar ayer a los 15 diputados que sí se atrevieron a votar en contra de lo que estableció el PSOE en el último comité federal y votaron “no” en la sesión de investidura. Los legisladores fueron notificados ayer y tienen siete días para presentar sus alegaciones. La sanción menor es el pago de una multa de entre 200 y 650 dólares, y el monto dependerá de la posición y pertenencia política de cada uno.

Aunque fuentes socialistas dijeron a eldiario.es que este es “el procedimiento habitual que se sigue en el grupo siempre que hay un voto distinto”, algunos de los diputados sancionados consideran que se trata de un expediente disciplinario. La legisladora Zaida Cantera escribió en Twitter: “Recibido el inicio del procedimiento de expediente disciplinario. Sin miedo y con la conciencia tranquila”. El diputado Odón Elorza escribió un tuit en el mismo sentido: “Recibida la comunicación del expediente disciplinario. Y habrá más. ¿Pagaremos por platos rotos por otros?”. Por su parte, la diputada aragonesa Susana Sumelzo dijo al diario Público que tiene “la conciencia muy tranquila” porque con su voto le “dio voz” a “miles de militantes y votantes que no comparten la decisión del comité federal” y que “tampoco entienden la abstención en bloque”.