La conectividad del país, ese concepto tan invocado con tono de preocupación desde que desapareció Pluna, podría cambiar si se concreta el proyecto de la aerolínea brasileña Azul, que busca montar una base de operaciones en el aeropuerto de Carrasco.

Esta empresa, que ya tiene una frecuencia entre Montevideo y Porto Alegre y además une a esta ciudad y a San Pablo con Punta del Este, mantuvo dos reuniones con autoridades del gobierno en los últimos días: una el jueves 15 de diciembre y otra el martes 20. Y según dijo el ministro de Transporte y Obras Públicas, Víctor Rossi, el gobierno está “comprometido” en esforzarse “para concretar las certificaciones lo más pronto posible”, ya que la empresa está “muy interesada” en cumplir su objetivo en tierras orientales.

La ministra de Turismo, Liliam Kechichián, especificó que la propuesta de Azul implica “una malla de conectividad muy interesante para nuestro país, con una concepción de hub” para Montevideo.

El de Azul es un ambicioso proyecto que arrancaría apenas con dos aviones y con la ejecución del puente aéreo con Buenos Aires a un ritmo de seis frecuencias diarias, pero luego planea expandirse hasta triplicar su flota y llegar a seis naves. Ayer, en declaraciones al sitio web de Presidencia, Rossi dijo que Azul le presentó al gobierno un documento con un “importante” número de vuelos con destinos en Argentina y Brasil, muchos de los cuales actualmente no tienen frecuencia con Uruguay. Según pudo saber la diaria, entre esos lugares que la aerolínea busca cubrir en una etapa avanzada de su proyecto se encuentran San Pablo, Río de Janeiro y Curitiba, en Brasil, y Santa Fe y Córdoba en Argentina. Hoy en día en Carrasco no hay vuelos hacia estas tres últimas ciudades.

Según Rossi, “se trata de un aporte muy importante para la población, porque le daría posibilidades de vuelos y asientos de los que hoy Uruguay no dispone”. Además, destacó que la propuesta de Azul “también implicaría aportar más actividad al Aeropuerto de Carrasco, lo que, a su vez, facilitaría la incorporación de nuevas combinaciones y la llegada de otras aerolíneas”. También estuvo sobre la mesa la posibilidad de que Azul utilice el aeropuerto de Rivera para hacer escalas allí, “con las líneas fundamentalmente de cabojate que ellos desarrollan en Rio Grande do Sul”. Según Rossi, eso sería “posible”, pero estaría “muy atado a los acuerdos que tenga Azul con las autoridades provinciales de Rio Grande do Sul, que son las que fijan esos servicios, que tienen un fuerte contenido social”.

La rehabilitación del aeropuerto de Rivera es un objetivo del Ministerio de Transporte y Obras Públicas. En diálogo con la diaria, Rossi explicó que se trata de una “punta” en el norte del país, vital para que el desarrollo no sea “sólo alrededor de la plaza Independencia”. Por eso, la apuesta de la cartera, y también de las autoridades locales de ambos lados de la frontera, es que el aeropuerto sea para uso binacional. Rio Grande do Sul, explicó el jerarca, “tiene ciudades importantes” que, para tener contacto con la capital [Porto Alegre] necesitan “una conexión aérea”. En ese marco, indicó que incluso las autoridades locales de Santana do Livramento “han visto con buenos ojos” que se aproveche la infraestructura del aeropuerto de Rivera como parte de la red de vuelos de Rio Grande. Y si bien la apuesta de habilitar ese aeropuerto apunta, en principio, más al mercado brasileño que al uruguayo, Rossi entiende que así se crean “mejores condiciones para complementar con conexiones dentro de Uruguay”, porque se estaría generando una nueva demanda.

Incorporaciones

Pero, además, Azul está dispuesta a incorporar a parte de la plantilla de Alas Uruguay, la aerolínea autogestionada formada por los ex trabajadores de Pluna que dejó de volar en octubre. Así se lo manifestaron a los jerarcas del Poder Ejecutivo, según admitieron Rossi y Kechichián. Alas Uruguay operaba con 198 empleados.

La ministra de Turismo dijo a la diaria que, en una primera etapa, Azul estaría dispuesta a incorporar a 62 trabajadores de Alas Uruguay: 12 personas en tierra más 25 trabajadores por cada uno de los dos aviones, entre pilotos y auxiliares de vuelo. Luego, la aerolínea podría incorporar 25 trabajadores más por cada avión nuevo que traiga a su centro de operaciones en Montevideo. En ese marco, se apunta a que todo el personal que necesite Azul sea tomado de la antigua plantilla de Alas Uruguay. Los empleados contratados por la aerolínea brasileña serían capacitados en un centro de instrucción de la empresa ubicado en la ciudad de Campinas, en el estado de San Pablo. Desde el gobierno se dejó claro que en ningún momento estuvo arriba de la mesa la eventual compra de Alas Uruguay, que, entre otras cosas, implicaría que Azul debería hacerse cargo de las deudas de la aerolínea autogestionada.