No fue una tarde más. Fue el último partido oficial de Nico Olivera en su casa, con su gente y con la única camiseta que defendió en el fútbol uruguayo: la violeta. Pasaron exactamente 20 años desde su debut absoluto en Defensor Sporting, club del que tempranamente se ganó el corazón de la hinchada. Un año después, su destaque en el mundial juvenil de Malasia 1997, con balón de oro incluido, lo catapultó al mundo. Ayer Nicolás Olivera jugó como nunca, a pesar de no haber convertido un gol.

El dominio del terreno fue de los locales en todo el partido. Racing buscó espacios a espaldas de la línea de tres del equipo de Eduardo Acevedo. Con eso le dio para hacer uno; el gol cayó con una linda combinación entre Ángel Cayetano y Jonathan Pérez, con centro de este último, que definió notablemente Líber Quiñones con un cabezazo contra el palo. Hasta ahí llegó el equipo de Sayago. Después, el eje del encuentro tuvo el dominio de los locales, que no pararon de generar situaciones de peligro. El juego obligó a Racing a meterse en su zona y, de no ser por grandes tapadas de su arquero, Diego Melián, la tarde podría haber sido peor. El justo empate violeta llegó en el final del primer tiempo con un lindo bombazo de Ayrton Cougo. En el complemento nada varió. El 4-4-2 de Ney Morales perdió terreno en el campo, que fue rápidamente controlado por el local. Si bien la defensa cervecera estuvo bastante sólida, sobre todo su arquero, el equipo no logró hilvanar jugadas de contragolpe, y lo pagó caro. Un mano a mano de Matías Cabrera, otro de Cougo, un cabezazo de Gonzalo Carneiro en el palo, un remate de Facundo Castro y una pelota contra el palo de Olivera fueron las chances de Defensor, y la vida que le dio a Racing, que sólo tuvo un remate del Toro Gabriel Fernández, que fue desviado por Guillermo Reyes.

Con el ímpetu de su gente y el balón dominado, los del Parque Rodó -que aún pelean por el último cupo para la Sudamericana- lograron el gol de la victoria tras un centro de Cougo y un mejor cabezazo de Carneiro. Así, como sin nada, Nicolás Olivera fue suplantado por Claudio Rivero, y el Franzini, de gran convocatoria, se fundió en un gran saludo para su ídolo.