La discusión fue promovida por un recurso del partido Rede Sustentabilidade que pidió que el STF se pronunciara sobre si una persona imputada -como lo está Calheiros desde el viernes por un supuesto acto de corrupción cometido en 2007- puede estar en la línea sucesoria de la presidencia, en la que aparecen el vicepresidente -cargo actualmente vacante en Brasil-, los presidentes de las cámaras de Diputados y Senadores, y el STF, en ese orden. Sin embargo, en el debate de ayer hubo poca discusión sobre el tema de fondo. Algunos jueces que votaron por la permanencia de Calheiros argumentaron que su mandato termina en febrero y que hasta ese entonces hay previstas sólo ocho sesiones del Senado. También se argumentó que es poco probable que en ese período Calheiros tenga que asumir la presidencia y que, llegado el caso, podría excusarse, una posibilidad que él mismo manejó en la mañana de ayer. Además, hubo muchas críticas a la decisión de Calheiros de negarse a recibir la notificación sobre el fallo de Mello y a la Mesa Directora del Senado por decidir mantenerlo en el cargo pese a esa orden.

La decisión de la mayoría de los jueces fue contraria a la opinión del procurador general de Brasil, Rodrigo Janot, quien consideró que Calheiros debería ser separado del cargo. Al igual que los jueces, Janot no opinó tanto sobre el tema de fondo, sino sobre los roces entre el Congreso y el Poder Judicial que se repiten en las últimas semanas. “Desafiar una decisión judicial es desafiar nociones fundamentales del Estado democrático”, dijo Janot, antes de criticar a los senadores por “confabularse” contra la igualdad de los brasileños ante la ley.

Mello también criticó a los senadores y a Calheiros, en particular, por no cumplir con la orden judicial. Visiblemente irritado, dijo: “Al final, el principio constitucional pasa a ser la nada jurídica, a cambiar de acuerdo al ciudadano que esté en el banco de acusados”. Además, Mello subrayó que cuando el acusado era Eduardo Cunha se lo destituyó del cargo de presidente de Diputados porque estaba en la línea de sucesión presidencial y ahora se está tomando otra decisión en un contexto similar. “¿A qué costo será implementado ese blindaje personal, inusitado y desmoralizante?”, se preguntó.

Además, Mello pidió a la Procuraduría General de la República que investigue si Calheiros cometió un acto criminal al evadir al funcionario que le iba a dar la notificación sobre la decisión judicial. El lunes de noche, Calheiros le mandó decir al funcionario que se presentó en su casa que tenía que presentar la notificación en el Senado a la mañana siguiente. El funcionario fue, pero Calheiros llegó al lugar de tarde. También la presidenta del STF, Carmen Lúcia, criticó a Calheiros por su actitud, aunque votó a favor de su permanencia en el cargo. “Darle la espalda a un oficial de la Justicia es lo mismo que darle la espalda al Poder Judicial”, aseguró.

Durante toda la jornada de ayer hubo señales de apoyo del presidente Michel Temer a Calheiros, a quien invitó a almorzar. Según la cadena O Globo, Temer y los ex presidentes José Sarney y Fernando Henrique Cardoso se comunicaron con jueces del STF para buscar una “salida” a la situación que no implicara la destitución de Calheiros.

El presidente del Senado valoró la decisión del STF en un comunicado: dijo que fue “patriótica”, que la recibe con “humildad” y que, gracias a ella, su confianza en el Poder Judicial “continúa firme”.