Los ocho procesados con prisión tras los episodios violentos del frustrado clásico del fútbol uruguayo no estaban en la lupa del servicio de inteligencia del Ministerio del Interior (MI), o al menos parecen ser casos aislados que cobraron notoriedad por ser los únicos de casi 200 detenidos que no fueron liberados. Siete de ellos fueron procesados por el delito de receptación, luego de que se divulgaran fotografías de estas personas posando con latas de Coca-Cola robadas durante el partido, y al octavo, tipificado con el delito de “homicidio especial y muy especialmente agravado en grado de tentativa”, lo filmaron tirando una garrafa de 13 kilos desde el tercer anillo de la Ámsterdam sobre policías. El juez Gustavo Iribarren fue el encargado de resolver estos casos que, según dijo el titular del MI, Eduardo Bonomi, en entrevista con Búsqueda, determinan “una clara señal” a la sociedad, “porque hay un pedido de la gente que no da más”. Y también señaló que hubo más detenidos, pero que a la Justicia se le complica cuando no tiene pruebas al alcance. Entonces los libera. El portavoz de la Suprema Corte de Justicia (SCJ), Raúl Oxandabarat, contó a la diaria que en un juzgado en el que se indagó a diez detenidos por disturbios en el clásico no se encontraron pruebas, porque los “agentes” que los habían denunciado no pudieron identificarlos. Fueron cinco los “agentes” llamados a declarar que, vidrio polarizado de por medio, no aseguraron estar frente a personas que hayan cometido algún acto violento. “Con las cámaras no era posible [identificarlos] porque las imágenes no eran de buena calidad”, agregó. El posible delincuente se mezcla con otros “extras”, que pueden ser funcionarios judiciales o personal del juzgado, y entre cuatro o cinco posibilidades, quien realizó la denuncia debe identificar -sin ser visto por nadie del otro lado- al culpable. De todas formas, el temor a la represalia está presente aunque haya un vidrio polarizado.

El presidente Tabaré Vázquez, que se encuentra en una gira por Europa, pidió mayor “firmeza” contra la violencia. “Si hay un violento y la Policía lo tiene que sacar del forro, lo va a sacar del forro, y si no quiere subir a la chanchita o como se llame ahora, lo va a agarrar de los fundillos y lo va a meter de cabeza adentro de la chanchita”, dijo el primer mandatario el lunes. Pero aunque los lleven detenidos, si en la órbita judicial no se demuestra la culpabilidad entonces van para afuera de la “chanchita”. De ahí que Vázquez también haya pedido a la Justicia que “aplique la ley en su máxima exigencia”, ya que si no se toman medidas, “esto se va de las manos”. El presidente de la Suprema Corte de Justicia (SCJ), Ricardo Pérez Manrique, le respondió -por medio de El Observador- afirmando que “se equivoca respecto a sus afirmaciones hacia el Poder Judicial, ya que hay más de 10 mil detenidos y un alto nivel de prisionización, porque hay jueces que envían gente a la cárcel con sus sentencias”.

Ayer declararon futbolistas y dirigentes de Peñarol, además de dos reclusos, en el marco de una investigación que, según indicaron fuentes del MI a la diaria, data de meses atrás y es hermética incluso con la propia cartera. Los servicios de inteligencia han coleccionado información y manejan la hipótesis de que hay una organización delictiva funcionando dentro de Peñarol. ¿A quién alcanza esta organización? ¿Cuántas jerarquías hay dentro de la organización? La Justicia aún no ha comprobado nada. El dirigente Edgar Welker dijo a la diaria que se intenta desprestigiar a una institución por culpa de “un grupo de delincuentes organizados que encontraron en Peñarol tierra fértil para hacer sus negocios”. Entonces “los socios se ven perjudicados”, y el año entrante se va a notar, cuando haya que “pagar el crédito al Banco República por la construcción del estadio Campeón del Siglo”. Los diferentes integrantes de Peñarol fueron a declarar ayer por presuntos casos de asociación delictiva. El gerente deportivo de Peñarol, Juan Ahuntchaín, contestó ayer en rueda de prensa tras salir del juzgado que “hasta ahora” no ha habido “ningún tipo de problema” y que los jugadores “han sido totalmente respetados por los hinchas”. El presidente de Peñarol, Juan Pedro Damiani, declaró el martes ante la Justicia por este caso, ya que ayer tuvo que viajar a Argentina para rendir cuentas a la Justicia de ese país por un caso de lavado de activos que vincula al dirigente con el empresario argentino Lázaro Báez.

Tras la suspensión del clásico del domingo, Vázquez afirmó que “estaba preparada una asonada” y contó que un grupo de hinchas fue a la sede de Peñarol a pedir 400 entradas a la comisión de seguridad de ese equipo y “no se las dieron”. Y agregó: “Tengo la versión no confirmada de que también se las pidieron a los jugadores de Peñarol, que se negaron a darlas”.

Antecedentes

En enero, el por entonces cesado director técnico de Peñarol Pablo Bengoechea ya advertía una relación tensa con la barra brava, según recogió el portal Ecos Latinoamérica. Durante la conferencia de prensa que dio tras ser cesado del cargo, Bengoechea reconoció: “Había gente que venía a Los Aromos a ‘meternos el gaucho’”. Dijo que durante su dirección “hubo un cambio en la seguridad y al sacarlos se manifestaron”, lo que, interpretó, le valió varios insultos durante un partido con Defensor Sporting en el estadio Luis Franzini. “Eso existe y ojalá no suceda más en el club”, aseguró.

En marzo, un joven de 18 años que vestía una camiseta de Nacional fue asesinado en el kilómetro 21 de la ruta 8, baleado como consecuencia de un enfrentamiento entre hinchas de Peñarol y Nacional, según un comunicado del MI. Como ya es costumbre, los desmanes se vigorizaron en los festejos del Campeonato Uruguayo que obtuvo Peñarol en junio, al punto de que el campeón uruguayo ni siquiera pudo levantar la copa. En el centro hubo los ya clásicos destrozos y saqueos, por más que el operativo que se realizó fuera del estadio Centenario incluyó la participación de 80 efectivos del Grupo de Reserva Táctica y de otros 40 de la Guardia Republicana, que se repartieron en diferentes puntos de Montevideo. En los siguientes días hubo cuatro procesados, de los cuales uno fue sometido a prisión domiciliaria y a los otros tres se les asignaron tareas comunitarias.

Durante el mes siguiente, el subsecretario del MI, Jorge Vázquez, apuntó directamente contra Juan Pedro Damiani, días después de que hinchas de Peñarol ingresaban al estadio Campeón del Siglo en modalidad de “avalancha”, utilizada en marzo por parciales de Rosario Central en un partido ante el River Plate uruguayo en el Centenario. Según publicó el diario La República el 28 de julio, la acción se habría debido a que los hinchas reclamaban más entradas de las que el club les había entregado. En declaraciones al programa Código país, de Canal 12, Vázquez sostuvo que el MI tenía “información de que se repartían entradas de favor, cosa que estaba prohibida”, y aseguró que poseían una foto en la que se ve “un grupo de entradas divididas para distintos sectores de la hinchada aurinegra”. “Damiani me dijo, y me lo dijo delante de otras personas, que Peñarol compra 200 entradas y las reparte, porque con eso se asegura de que no va a tener problemas en las tribunas. Y eso fracasó”, aseguró, para luego recordar que sobre este tema “había un acuerdo escrito con la AUF [Asociación Uruguaya de Fútbol] [...] por el que las entradas de favor no corren más, sin embargo, eso se siguió”.

Los hechos más recientes están más frescos. El 28 de setiembre, durante los festejos del 125º aniversario de Peñarol, tres hinchas aurinegros fueron heridos de bala en Santa Lucía; y uno de ellos, Hernán Fiorito, murió poco más de un mes después. Debido a esta muerte, la AUF postergó la realización de la 11ª fecha del Campeonato Uruguayo Especial. Pocos días antes, el 23 de octubre, el juez Christian Ferreira decidió que el partido entre Rampla Juniors y Peñarol que estaba jugándose en el estadio Centenario no continuara, debido a que un hincha fue baleado en el baño de la tribuna Ámsterdam del estadio Centenario. Al igual que este domingo, con el clásico que no se llegó a jugar, Peñarol perdió los puntos.

Lleva y trae

Bonomi logró causar cierto revuelo a nivel político tras acusar al senador blanco Luis Lacalle Pou de colaborar con las barras bravas, y al empresario creador del Partido de la Gente, Edgardo Novick, por no contribuir con la Justicia para facilitar el combate a estas. Ambos dirigentes políticos pidieron la renuncia del ministro y criticaron el operativo de seguridad del clásico.

“Novick toma esto para su carrera política y está utilizando elementos que cree que le dan resultados electorales, y capaz que es así, pero tendría que tener memoria y recordar que en 2008, cuando yo no estaba en el MI, él era candidato a la presidencia de Peñarol con Juan Salgado de vicepresidente, y le escribieron los vidrios de un club que tenía en 26 de Marzo”. Según recordó Bonomi, Novick “hizo la denuncia” pero “después lo amenazaron por teléfono y por computadora, porque la barra brava de Peñarol estaba jugando en ese momento a favor de Damiani”. Por eso, “Novick decidió retirar su candidatura”, ya que “no le dio para seguir”, pero “tampoco le pasó a la Policía el número de teléfono del que lo llamaron para amenazarlo ni ningún otro dato. Ahí hubo un barrabrava que ya estaba actuando hace ocho años, y Novick lo protegió por vía indirecta. No sé cuál fue su motivación, pero él ahí podría haber hecho algo para cambiar la situación y no lo hizo”, observó el jerarca. El empresario respondió ayer de noche. En declaraciones a la prensa, sostuvo que desistió de ser candidato a presidente de Peñarol porque “no me quise involucrar con la barra brava de Peñarol”. “El político más involucrado con la barra brava de Peñarol es justamente el ministro Bonomi, a través de su señora esposa, la diputada Susana Pereyra, que es integrante de la barra brava de Peñarol”, agregó.

Un año después, en las internas del Partido Nacional (PN), “el que estaba al frente de la barra de Peñarol estaba en la lista 6 de Luis Lacalle Pou, en Canelones, en el lugar 14”. “Lo dije en la interpelación y me respondieron que decía cosas sin poder probarlas. Yo tenía la lista blanca con azul, con la cara de Lacalle Pou y Jorge Rivero, Jorgito, en el puesto 14. Jorgito dijo después en una entrevista que él cada cinco años hacía la zafra integrando listas de los partidos tradicionales, pero que lo iban a buscar a él. Lo iban a buscar porque era referente de la hinchada de Peñarol y lo querían en sus listas por eso”, aseguró Bonomi. Esto, sostuvo, “es una forma de darles para adelante a determinadas cosas que en ese momento él [Lacalle Pou] encuentra atractivas, por tratarse de un referente de Peñarol, pero no mide las consecuencias”. Según el ministro, “el que lo puso en la lista fue él [Lacalle Pou], y lo puso para usarlo”.

Para responder esto, Lacalle Pou convocó a una conferencia de prensa ayer a las 17.00, en la que acusó a Bonomi de mentir: “Ya no alcanza con un ministro de Estado que fracasa y es irresponsable, sino que acusa y miente. Esto es muy grave en la institucionalidad del país, y yo apelo a la sensatez del presidente”.

El senador nacionalista desafió a Bonomi a respaldar sus acusaciones en un juzgado. “La irresponsabilidad es del ministro de acusarnos de cosas que no son ciertas y que tiene que llevar a un juzgado. Yo lo espero en el juzgado que quiera, que me diga a dónde va, y si no, que no mienta más”, sostuvo.

El presidente Vázquez, de gira por Europa, regresará al país el jueves 8 de mañana.