El día 12 de diciembre, en la sala Acuña de Figueroa del edificio anexo al Palacio Legislativo, tuvo lugar una presentación titulada “La educación pública, sujeto de desarrollo”, a cargo de la doctora Ema Julia Massera.

La presentación no fue más de lo mismo, por varios aspectos. Primero, no fue una mera exposición en la que, pasivamente, se escucha al disertante; hubo espacio para el debate. Entre la audiencia se hallaban docentes, estudiantes, autoridades, grupos de trabajo, entre otros. Segundo, la presentación consistió en poner a consideración del público los resultados de una investigación y, por lo tanto, toda la actividad se realizó a partir de la formulación de preguntas y problemas planteados por la expositora y luego por los asistentes (docentes, autoridades, estudiantes, entre otros). Todo esto configuró un escenario diferente al usual y acabó involucrando a los asistentes con la continuidad de actividades de este tipo.

La doctora Massera comenzó su exposición, precisamente, con las preguntas que ella se formula: “En el actual contexto histórico de posmodernidad, ¿cómo abrir paso a la concepción de transformaciones?; ¿cuál es el papel de la educación pública?”. A partir de estas preguntas, despliega el problema investigado.

Lo resumo en dos puntos clave:

  1. En la sociedad capitalista moderna, la educación pública, así como el trabajo, la sociedad civil, la política, etcétera, están dominados por formas analíticas independientes de los humanos. Estas formas, por ser analíticas -constituidas por partes parciales autónomas; en el caso de la educación pública, por ejemplo, los entes autónomos de educación- secuestran para sí la autonomía y limitan la concepción de transformaciones a la concepción especializada analítica de cada parte, lo que permite producir, desde cada ámbito autónomo, regulaciones para sobrellevar problemas y dar sobrevivencia a la sociedad capitalista. El mismo mecanismo analítico impide a la educación pública participar en la concepción de transformaciones junto a la sociedad y hace de la educación un espacio regulador pasivo, adaptativo y reproductor de la sociedad existente y de sus problemas.

  2. En el actual contexto histórico posmoderno, la economía se torna especulativa y las formas autónomas, como la educación, son descalificadas por el capital en su función de habilitación de la concepción de regulaciones eficientes. La educación pública, como los demás ámbitos de la sociedad, queda ahora sometida a los mandatos de la economía, sin la mediación de la autonomía a que habilitaban las formas. El mercado se impone al trabajo de producción de bienes y servicios mediante la prescripción del resultado a alcanzar. Las formas se tornan apenas vehículos de esa prescripción y los trabajadores, en este caso los docentes, se ven actuados y reducidos a obtener los resultados estipulados, accionando “autónoma” y “libremente” sus competencias.

Así, la investigación muestra el motivo por el cual los docentes, en la posmodernidad, “padecemos”, en el más amplio de los sentidos. Y llega a la conclusión de que en el contexto de la posmodernidad no sólo se ve reducida la autonomía a la concepción analítica, sino que esta forma de concebir no permite enfrentar con regulaciones los problemas que el capital provoca. Más aun, hace de la autonomía una “autonomía prescripta” en los resultados a alcanzar. Y por si fuera poco, retira la existencia de espacios con autonomía para crear condiciones de concepción de transformaciones superadoras de la posmodernidad. No sabemos ni podemos saber hacia dónde ir.

Con respecto a las hipótesis superadoras del problema, se pregunta qué nos impide iniciar un camino y si es posible, efectivamente, crear nueva educación, nuevas formas de trabajar, nuevos mercados, nueva economía o una nueva sociedad. ¿Cuáles son las condiciones?

Entre las condiciones plantea la necesidad de generar una alianza convergente educación pública-sociedad civil-Estado. En temas y lugares específicos, investigar, diseñar y experimentar transformaciones de la educación pública y la sociedad y crear la institucionalidad pertinente. Sugiere la necesidad de revisar el papel del Estado y la esfera política, para habilitar espacios para pensar en y desde el territorio. La clave es la convergencia entre las partes.

La presentación da luz y abre espacios para la reflexión; Uruguay tiene características singulares que permitieron el ingreso a la moderna sociedad capitalista por vía de la República Democrática. Actualmente las condiciones son otras, diferentes de las del siglo XX, pero las características del país siguen siendo singulares (un país geográficamente pequeño, población alfabetizada, etcétera). El cambio debe “concebirse”; no puede ser presentado como resultado o solución, porque seguimos reproduciendo la endogamia. El problema es, como expresa Massera, que “no sabemos ni podemos saber cómo cambiar, sin concebir transformaciones desde la convergencia en y desde el territorio”.

El desafío propuesto por Massera es realmente “una patriada”. Constituye el único trabajo serio que he escuchado sobre educación durante 2016. Comienza en un problema de investigación, no en una prescripción de resultados. Tampoco es un proyecto que tenga soluciones, así como no está pensado para ser entregado al gobierno de turno.

Es un trabajo para construir entre todos; implica profunda generosidad, y la necesidad de que se abran puertas habilitadoras.

Magíster Andrea Cantarelli Docente de CFE, responsable del Departamento de Educación Permanente del Programa Planeamiento Educativo del CETP.