El Ministerio de Educación y Cultura (MEC) presentó ayer el informe “Panorama de la Educación 2015” y el Anuario Estadístico de Educación, que mostraron una imagen de la “plural cartografía educativa”, según la describió la directora de Educación, Rosita Ángelo. La ministra, María Julia Muñoz, por su parte, lanzó un “llamado de atención” a la sociedad “en su conjunto”, en el entendido de que “puede y debe rendir más”. “Todos y cada uno de los habitantes de Uruguay tenemos responsabilidad en el tema”, sentenció.

El director de la División de Investigación y Estadística, Gabriel Gómez, fue quien presentó los resultados y dio cuenta de un aumento “constante” en la matrícula en primera infancia y educación inicial, de 38,8% en los últimos diez años, marcando una tendencia que, según dijo, “parece mantenerse”.

En 2015 en particular fueron atendidos unos 185.500 niños en todo el país, lo que implica casi 4.000 más que en 2014. La gran mayoría de estos (60,8%) concurrieron a centros supervisados por el Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP); 28,2% asistieron a Centros de Atención a la Infancia y la Familia (CAIF), mientras que los centros privados supervisados por el MEC atendieron al 10,8% restante.

En cuanto a la cobertura de la educación primaria, se mantuvo “constante” y cercana a 100%, aunque con una caída interanual sostenida de la matrícula, que entre 2005 y 2015 se redujo en más de 47.500 alumnos (4.500 entre 2014 y 2015). Según Gómez, este descenso “no configura un perfil de vulnerabilidad” ni refiere a problemas de acceso sino que, por el contrario, es producto de una menor cantidad de nacimientos.

Tomando un horizonte de 15 años, la repetición se redujo 5,3% en este nivel, fijándose en una tasa de 5% si se toma el promedio de los años escolares. En el análisis exclusivo de primer año, en cambio, la repetición se da en 12,9% de los casos, 7,5 puntos menos que en el año 2000.

Contrapeso

Pasando a la enseñanza de nivel medio, el MEC estimó que en los últimos diez años, nueve de cada diez jóvenes (96,2%) asistieron a algún establecimiento educativo. Si bien a lo largo de este período la matrícula (pública y privada) se expandió 12,8%, en el corto plazo (últimos cinco años) registró una leve disminución, debida, según Gómez, a que el aumento sostenido en la educación técnica generó un contrapeso en la educación secundaria.

También es dispar la situación de ambas opciones educativas en el caso de las promociones. Mientras que en secundaria las repeticiones descienden desde 2012 y se mantienen estables al final del período, pasando de 33% en 2011 a 26,4% en 2015, en la educación técnica la no promoción aumentó constantemente hasta ubicarse en 40,9% el año pasado. Las desafiliaciones de la Universidad del Trabajo (UTU) aumentaron de 5.900 a 6.300 en el último año. Por otro lado, la situación de extraedad, que venía disminuyendo en los últimos cinco años, volvió a subir en 2015, ubicándose en una tasa de 51,2%.

Pasando a la educación media superior, el informe da cuenta de que en 2015, 82,1% de los jóvenes de entre 15 y 17 años asistieron a un centro educativo, y cinco de cada diez lo hicieron en el nivel equivalente a media superior o terciaria. Tanto en secundaria como en la educación técnica la matrícula creció a lo largo de todo el período analizado, ubicándose en valores cercanos a 100.000 en el primer caso y de 43.500 en el segundo.

Por otro lado, la no promoción en esta etapa de la educación presenta altibajos entre 2011 y 2015: en la educación técnica casi cuatro de cada diez repiten, mientras que en cuarto grado de secundaria son 32,6%; en quinto, 29,6%, y en sexto, 51,7%, en estos últimos casos con bajas de 0,2, 16 y 8,9 puntos porcentuales. En este nivel, la extraedad llega a poco más de cinco de cada diez estudiantes.

Tercer nivel

En los centros educativos terciarios no universitarios hay una matrícula de 11.550 estudiantes repartidos entre la UTU (91,4%), las escuelas Militar y Policial (6,7%), la Escuela Multidisciplinaria de Arte Dramático (1,3%) y el Centro de Investigación y Experimentación Pedagógica (0,6%).

Entre la formación universitaria las cuatro áreas con mayor ingreso fueron enseñanza comercial y administración, medicina, ciencias sociales y del comportamiento y derecho, que en conjunto reúnen a 59,5% del total de los matriculados en 2015. Si bien la universidad pública sigue siendo la de mayor matrícula (130.940 en 2015), las privadas triplicaron su matrícula en los últimos 15 años, pasando de 8.300 a 24.500 alumnos. En el último año también triplicó sus estudiantes la Universidad Tecnológica, pasando de 55 a 169 matriculados.

El año pasado hubo un total de 10.129 egresos a nivel terciario -1.250 más que en 2014 y 14,3% más que en 2010-, con la característica de que descendieron en Montevideo y aumentaron en el interior. Sobre el perfil de los egresados, Gómez consideró que existe un “proceso de feminización” general para todos los niveles académicos, fundamentalmente posgrado y especializaciones.

Formación y contexto

El informe también refiere a los programas de apoyo educativo, que se concentran en la educación media básica y superior y en la mayoría de los casos se orientan a la permanencia y continuidad, combinando la transferencia monetaria con apoyos pedagógicos.

Existen casi 19.000 niños atendidos por educación especial en sus distintas modalidades: 6.500 en escuelas, la misma cantidad como apoyo en escuela común, 2.900 en internado, 1.800 con doble escolaridad, 700 en apoyo escolar y 200 en aulas hospitalarias.

A su vez, el año pasado una de cada tres personas privadas de libertad participó en alguna oferta educativa: 17,7% culminó el ciclo formal, mientras que 11,2% eligió la educación no formal, que comprende artesanía (4,5%), herrería (3,4%), plástica (2,8%) y ajedrez (0,6%).

Sobre la formación en educación, el profesorado concentra a 63,3% de los estudiantes, mientras que magisterio se queda con 25,8%, educación social 5,5%, los maestros técnicos llegan a 2,5% y los asistentes técnicos en primera infancia a 2,9%. Los egresos se categorizan como “estables” en los últimos tres años, pero son menores en comparación con el año 2000, producto principalmente de la caída en los egresos de magisterio.