La victoria de Trump el 8 de noviembre generó incertidumbre porque nadie sabía hasta qué punto el futuro presidente de Estados Unidos cumpliría con sus promesas de campaña más polémicas. Quizá por primera vez en la historia del país, era muy difícil distinguir la estrategia electoral de los planes reales de gobierno. O de lo que efectivamente Trump tiene pensado llevar a cabo -que es una categoría distinta-. Pero en esa confusión aparecía algo positivo: no había que esperar necesariamente hasta el 20 de enero para descubrirlo. Trump fue disparando pistas desde el principio en muchas entrevistas, pocos actos públicos y, en especial, en su cuenta de Twitter.

Esa información, divulgada en cuentagotas, fue reforzada a medida que el presidente electo conformaba su equipo de gobierno. El análisis general y específico de este grupo de personas revela el perfil de la agenda que el mandatario electo manejará durante su gestión, una que promete ser esencialmente conservadora.

Se trata de un equipo mayoritariamente masculino y también viejo: en más de 20 puestos, sólo hay cuatro mujeres -las secretarias de Educación y Transporte, la directora de la Administración de Pequeñas Empresas y la embajadora permanente ante la Organización de las Naciones Unidas-, y el promedio de edad es de 60 años. Unos son amigos íntimos de Trump, otros fueron rivales durante las primarias republicanas y algunos llegaron incluso a rechazar su candidatura presidencial por considerar que no representaba los valores tradicionales del Partido Republicano.

Otra peculiaridad del equipo Trump es que está integrado, en partes casi iguales, por empresarios, militares y políticos, y la mayoría de los primeros, al igual que el presidente electo, son multimillonarios. Los militares designados son altos rangos ya retirados, tenientes y generales que combatieron en Medio Oriente; uno de ellos tiene experiencia en América Latina. Entre quienes hicieron carrera política hay pesos pesados republicanos, como Reince Priebus, actual líder del Comité Nacional Republicano y futuro jefe de Gabinete.

Los elegidos de Trump tampoco escapan de la polémica, y algunos son conocidos por haber defendido posturas de ultraderecha. Es el caso de Steve Bannon, el futuro jefe de estrategia, que llegó a encabezar un medio digital de la llamada “derecha alternativa” leído por neonazis, supremacistas blancos y antisemitas.

Del total de ministros, asesores y otros representantes, sólo una decena ha ocupado cargos de gobierno en el pasado. Un rasgo que coincide, también, con el próximo mandatario estadounidense. Ninguno de los designados tiene orígenes hispanos.

1. Reince Priebus, jefe de gabinete

Priebus es el líder del Comité Nacional Republicano desde hace seis años y representa al establishment político que Trump tanto criticó durante la campaña. Su designación podría servir para reconciliar al futuro presidente con la cúpula republicana. Por su conocido perfil de negociador y por ser una de las figuras más respetadas del partido, Priebus también puede funcionar como puente para aprobar los proyectos de Trump en el Congreso. Este político, uno de los más jóvenes del equipo con sus 44 años, fue uno de los pocos miembros del aparato del partido que se mantuvieron junto a Trump cuando su campaña vivía la deserción de decenas de dirigentes.

2. Rex Tillerson, secretario de Estado

Tillerson, de 64 años, es el presidente de la gigante petrolera Exxon Mobil y nunca ocupó un cargo público. Sin embargo, para Trump es un diplomático nato, un don que cultivó durante años haciendo negocios por el mundo. El futuro secretario de Estado mantiene vínculos cercanos con el gobierno del presidente ruso, Vladimir Putin, quien lo premió en 2013 por su aporte a las relaciones bilaterales entre los dos países. Esta relación, que beneficiaría la intención de Trump de afianzar lazos con Rusia, podría jugarle en contra en el Congreso. Tillerson se opuso a las sanciones que Estados Unidos impuso a Rusia por anexar la península de Crimea, en 2014, porque perjudicaban los negocios de su empresa. No está claro si abandonará la presidencia de la petrolera una vez que asuma él como jefe de la diplomacia estadounidense, pero de no hacerlo podría enfrentarse a un conflicto de intereses, ya que tendría que negociar medidas que tienen un impacto directo en su empresa.

3. Steven Mnuchin, secretario del Tesoro

Mnuchin, de 53 años, no tiene experiencia política pero trabajó 17 años en el gigante bancario Goldman Sachs y fue jefe financiero de la campaña electoral de Trump. En 2004, el inversor millonario fundó una productora de cine con la que financió más de 100 películas de Hollywood, incluidas X-Men y Suicide Squad. El día que fue nombrado titular del Tesoro, Mnuchin dijo que bajo su liderazgo se llevará a cabo “el recorte fiscal más significativo para la clase media desde [el ex presidente Ronald] Reagan”.

4. Wilbur Ross, secretario de Comercio

Ross, un inversor de 79 años, es otro de los miembros multimillonarios del equipo del próximo presidemte estadounidense. Tanto es así, que en 2014 apareció en la revista Forbes como una de las personas más ricas del mundo, con una fortuna valuada en 3.000 millones de dólares. Fue asesor económico de Trump durante la campaña, tiene negocios en el sector siderúrgico y minero, y es conocido por sus operaciones para reestructurar empresas en quiebra. Además, es muy crítico con los acuerdos comerciales internacionales, por lo que se espera que refuerce la agenda proteccionista que Trump pretende desarrollar durante su mandato.

5. James Mattis, secretario de Defensa

Mattis, un general retirado de 66 años, es considerado un militar de mano dura. Conocido con el apodo de Perro Loco por su particular forma de expresarse, Mattis fue uno de los primeros en llegar a Afganistán después de los atentados del 11 de setiembre de 2001. Además, fue comandante en la invasión de Irak. En esa misión pronunció una de sus frases más famosas: “Vengo en paz. No traje artillería. Pero con lágrimas en los ojos, les digo esto: si me fastidian, los mataré a todos”. Durante el gobierno de Barack Obama ascendió como jefe del Mando Central, encargado de las operaciones en Medio Oriente. Se retiró en 2013, y la ley estadounidense establece que un oficial debe llevar al menos siete años sin uniforme para poder ejercer como secretario de la Defensa, por lo que su designación dependerá de lo que considere el Senado.

6. John Kelly, secretario de Seguridad Nacional

El otro militar del equipo asumirá la cartera de Seguridad Nacional. Kelly, de 66 años, fue durante cuatro años el jefe militar del Comando Sur, la entidad encargada de las operaciones militares estadounidenses en América del Sur, Centroamérica y el Caribe. Durante el tiempo en que ocupó ese cargo, se enfrentó al presidente Barack Obama en asuntos como el ingreso de las mujeres a las Fuerzas Armadas y causó polémica cuando dijo que el programa de alimentación forzada para los presos de Guantánamo que estaban en huelga de hambre era “razonable” y “humano”, algo que le valió el rechazo de varias organizaciones defensoras de los derechos humanos.

7. Andrew Puzder, secretario de Trabajo

Trump eligió como encargado de las políticas laborales a un abogado y empresario millonario que se declaró en contra del aumento del salario mínimo, porque considera que encarece los costos para los consumidores, y a favor de la automatización, que lleva a reducir el número de puestos de trabajo. Hace diez días, en una entrevista con el portal económico Business Insider, Puzder dijo que el aumento de la automatización es “bienvenido” porque las máquinas son “siempre educadas, siempre inducen a los clientes a comprar lo más caro, nunca se toman vacaciones o llegan tarde, nunca hay deslices y tampoco son discriminadas por cuestiones de edad, sexo o raza”. Además, el futuro secretario de Trabajo no cree que las licencias por enfermedad deban ser pagas, fue acusado de violencia doméstica y en la década del 80 lideró un movimiento de abogados contra el aborto. Este empresario, de 66 años, es el dueño de una cadena de restaurantes de comida rápida.

8. Tom Price, secretario de Salud

El congresista Price, de 62 años, es el vehículo de Trump para tirar abajo completamente la reforma de salud de Obama. Se opone al aborto y considera que el Obamacare interfiere con la toma de decisiones médicas. Hace unos años, dijo que esa reforma sanitaria es hija de un gobierno “opresivo y sofocante”. En su lugar, Price propone mantener un sistema de ayudas fiscales para la compra de seguros. El dirigente también preside el Comité de Presupuesto de la Cámara de Representantes y, como médico retirado, es cercano a los servicios privados de salud.

9. Betsy DeVos, secretaria de Educación

DeVos, de 58 años, también es millonaria: su familia es propietaria de la empresa multinacional Amway y está casada con Richard DeVos, un hombre que aparece en la lista de las 100 personas más ricas de Estados Unidos según la revista Forbes. La futura ministra es hermana de Erik Prince, el fundador de la empresa de mercenarios Blackwater, conocida por su participación en la guerra de Irak. Desde la década de 1980, DeVos trabajó en el Partido Republicano de Michigan y lo presidió de 2003 a 2005. La futura ministra, una de las dos mujeres que integran el gabinete, es además una fuerte opositora a los sindicatos de profesores, a los que llamó en varias ocasiones “un formidable enemigo”. Cuando se oficializó su designación, el principal gremio de profesores del país, la National Education Association, dijo que la futura responsable de Educación “ha trabajado más para socavar la educación pública que por los estudiantes”.

10. Rick Perry, secretario de Energía

La “revolución energética” que promete Trump desde que lanzó su candidatura estará liderada por Perry, que fue durante 15 años el gobernador del estado de Texas, el mayor productor de hidrocarburos del país y uno de los más importantes del mundo. Perry, de 66 años, fue uno de los rivales de Trump en las primarias republicanas, y uno de los blancos de sus insultos. También aspiró a la presidencia en 2011: en ese entonces, una de sus promesas electorales era eliminar el mismo departamento de Energía que encabezará en unas semanas.

11. Scott Pruitt, titular de la Agencia de Protección Medioambiental (EPA)

Pruitt es uno de los más jóvenes del grupo, con 48 años, y es considerado un escéptico respecto del cambio climático. El ex fiscal general de Oklahoma fue uno de los principales críticos de la labor de la EPA durante el mandato de Obama y llegó incluso a acusarla ante la Justicia de exceder los límites de la Constitución a la hora de fijar regulaciones medioambientales. Al igual que Trump, Pruitt puso en duda la existencia del calentamiento global, no cree en el aporte de las personas al cambio climático y rechaza las regulaciones ambientales por considerar que perjudican al sector empresarial. Además, es amigo de grandes empresas de hidrocarburos.

12. Michael Flynn, asesor de Seguridad Nacional

El general Flynn, de 58 años, además de ser militar fue agente de la CIA y director de la DIA (la Agencia de Inteligencia de Defensa), organismo al que fue obligado a renunciar en 2014 por una gestión caótica. Flynn fue acusado en varias ocasiones de islamofobia y considera que la prioridad de su país debería ser combatir al grupo yihadista Estado Islámico. En febrero, el ex general dijo en Twitter que “el temor a los musulmanes es racional” y provocó el rechazo del Consejo de Relaciones Islámico-Estadounidenses, que pidió a Trump que no considerara para su equipo a una persona con “opiniones tan intolerantes”. Flynn, además, defiende la tortura a sospechosos de terrorismo.

13. Jeff Sessions, fiscal general y titular del Departamento de Justicia

Sessions tiene 69 años de edad y casi 20 en el Senado estadounidense, algo que halagó Trump cuando anunció su designación. Sin embargo, además de su extensa trayectoria parlamentaria tiene un largo historial de manifestaciones racistas. En 1986, cuando era fiscal general de Alabama, un comité del Senado rechazó la propuesta que hizo el entonces presidente Reagan de designarlo juez de un tribunal federal porque un asesor negro del Departamento de Justicia aseguró que Sessions llegó a decir, durante una charla informal, que lo único que no le gustaba del Ku Klux Klan era “que fumaban marihuana”. Sessions dijo que fue una broma sacada de contexto. Durante la audiencia, otros asesores del Departamento de Justicia acusaron a Sessions de haber llamado “desgracia para su raza” a un abogado blanco que se dedicaba a defender a ciudadanos negros, y también de haber tachado de “antiestadounidenses” a organizaciones que trabajaban en la defensa de los derechos civiles. Más tarde, ya como senador, Sessions fue una de las voces más duras en el Congreso contra los indocumentados y a favor de la prohibición de la entrada de musulmanes, una de las propuestas con las que se embanderó Trump.

14. Mike Pompeo, jefe de la CIA

Pompeo, de 52 años, es otro de los integrantes del equipo que fueron cuestionados por sus dichos contra los musulmanes. El político llegó a la Cámara de Representantes en 2010 de la mano del movimiento ultraderechista Tea Party y atacó en forma reiterada la “complicidad” de los líderes musulmanes estadounidenses con el yihadismo. También defendió los programas de espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional destapados por Edward Snowden, que calificó de “legales”, “constitucionales” y “consistentes con la misión crítica de derrotar a los terroristas islámicos”. Durante una entrevista, opinó que Snowden merece la pena de muerte. A la vez, Pompeo insiste en que la cárcel de Guantánamo debe permanecer abierta porque es “la decisión correcta para la seguridad nacional de Estados Unidos”.

15. Steve Bannon, jefe de estrategia y asesor principal

El nombramiento de Bannon, un activista mediático de 63 años, provocó la denuncia de militantes en defensa de los derechos humanos, representantes de minorías, dirigentes demócratas y algunos republicanos que advirtieron que el futuro jefe de estrategia representa posturas nacionalistas, xenófobas, misóginas y racistas. Bannon es el antiguo editor de Breitbart News, un portal de noticias de la llamada “derecha alternativa” -o alt-right- seguido por neonazis, supremacistas blancos y antisemitas. Desde ese portal, el activista reiteró su apoyo a Trump cuando enfrentaba críticas por sus posturas más radicales y le declaró la guerra a la cúpula del Partido Republicano en momentos en que sus líderes rechazaban a su candidato. Bajo la dirección de Bannon, Breitbart News promovió una agenda nacionalista, anti-establishment, y se convirtió en uno de los voceros de un movimiento basado en la creencia de que la identidad blanca está bajo ataque por medio de políticas que dan prioridad al multiculturalismo, la corrección política y la justicia social.