En la mayoría de las carreras de la Universidad de la República la formación sobre metodología de la investigación aparece entre los cursos que se ofrecen a los estudiantes, pero no ocurre lo mismo con otras carreras terciarias, como las de formación docente. Mientras que en otros países es frecuente que maestros y profesores investiguen sobre su campo profesional, en Uruguay ésa no ha sido una de las actividades que tradicionalmente realizan. De hecho, la necesidad de que los docentes realicen prácticas de investigación desde su formación básica es una de las discusiones que atraviesan el pasaje de la formación en educación al estatus universitario.

En este contexto, el viernes se puso en marcha el primer fondo para que docentes lleven a la práctica proyectos de investigación, a partir del aporte de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), el Ministerio de Educación y Cultura (MEC), el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed) y la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII), que aporta el doble de dinero que las demás instituciones. El fondo cuenta con 12.000.000 de pesos, y para la ejecución de los proyectos se hizo una convocatoria abierta a educadores; se postularon cerca de 600 docentes de todo el país, de los que se seleccionaron 17 proyectos que incluyen a 65 personas, explicó a la diaria la presidenta de la comisión directiva del Ineed, Alex Mazzei.

Durante 2016, los docentes integrantes de los 17 proyectos realizarán un curso de capacitación en metodología de la investigación que ofrecerá el instituto Claeh, que fue seleccionado para ello mediante un llamado a licitación pública. Está previsto que a fin de año haya una nueva instancia de selección y se elijan algunos de los proyectos para ejecutarse, lo que ocurrirá durante 2017, explicó Mazzei.

Inquietudes

Entre los 17 proyectos seleccionados para realizar ese curso hay docentes de Montevideo, Canelones, Colonia, Tacuarembó y Artigas, y las temáticas elegidas abordan temas como la desvinculación estudiantil, la evaluación, la repetición, la enseñanza de lectura, escritura o matemática, el rol docente y la inclusión estudiantil, entre otros.

Magdalena Polleri y Daniela Díaz, integrantes de un proyecto que se propone estudiar cómo influye el clima de clase en el rendimiento de los alumnos, explicaron a la diaria que, si bien para analizar el clima de clase se puede tener en cuenta elementos como la infraestructura del salón, ellas se centrarán principalmente en la variable socioemocional. Según contaron, eligieron ese tema porque meses atrás vieron la noticia de que ese aspecto era el que más afectaba el rendimiento de los alumnos uruguayos y que muchas veces los llevaba a desvincularse del sistema. “Se ha estudiado en otras partes del mundo, pero no en Uruguay”, detallaron.

Su grupo está integrado por cuatro profesoras: una de literatura, otra de matemáticas, otra de física y una profesora de química, que trabajan juntas en una clínica psicopedagógica. Consideraron que uno de los desafíos será el de superar las ideas que tienen a partir de cada una de las asignaturas en las que se formaron y poder construir una mirada conjunta. Destacan que en su formación en el Instituto de Profesores Artigas nunca tuvieron cursos de metodología de la investigación, por lo que estaban expectantes con respecto al curso que se desarrollará durante este año.

Otro de los grupos, compuesto por las profesoras Vanessa Hernández, Silvia Ferreira y Daisy Hernández, se plantea estudiar el aprendizaje basado en proyectos, entendiéndolo como una “práctica educativa innovadora”. Hernández contó que su motivación surge “a partir de una nueva corriente pedagógica bastante difundida, sobre todo en los países con mejores resultados académicos”, que son aprendizajes basados en proyectos, donde desde una lógica interdisciplinaria, “aglomerando asignaturas y no tanto segmentando el conocimiento por etapas y por requisitos, se desarrollan proyectos basados en los intereses de los alumnos e insertos en los medios en los que viven”. La profesora consideró que si bien en las aulas uruguayas son prácticas “bastante comunes”, se trata de “esfuerzos particularistas de docentes”, pero “no hay nada reglamentario o curricular que apoye a ese tipo de formas pedagógicas de trabajo”.

Su idea es investigar las condiciones institucionales que requieren o favorecen a este tipo de proyectos, los requisitos de conocimiento y de formación del cuerpo docente para llevarlos a cabo, además de definir qué tipo de estudiante se busca formar cuando se desarrolla este tipo de prácticas. La hipótesis de la que parte el grupo es que en centros “con cultura institucional abierta y docentes formados es donde se fomenta que se desarrollen proyectos basados en aprendizajes, partiendo de los intereses de los alumnos”, explicó Hernández.

Cuestión de números

Sergio Trías, integrante de un grupo que se propone estudiar la incidencia de las prácticas educativas en la desafiliación estudiantil, dijo a la diaria que para los docentes, cada alumno que se desvincula “es una pérdida y un dolor”. El profesor, quien consideró que el tema ha sido abordado en varios estudios, principalmente desde la sociología, destacó la posibilidad que va a tener al ser abordado por educadores, quienes están “día a día en el aula luchando para revertir ese mal”. Trías señaló que habitualmente el tema es enfocado desde la pobreza y el contexto del estudiante, fuera del centro educativo y cómo esos factores inciden para que termine dejando de estudiar, pero su grupo quiere ir más allá y también analizar cómo pueden incidir las prácticas docentes.

Alejandro Mello es profesor en Artigas; junto a Isabel Zapirain, Karen Fagúndez, Priscila Geremías y Marcos Pais pretende indagar en las concepciones de la matemática y su influencia en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Según contó Mello, la inquietud surgió a partir de la preocupación sobre cómo salen los alumnos de bachillerato en Artigas y cuáles son sus niveles de aprendizaje en matemática. “Hemos notado que hay una separación entre el alumno y lo que él piensa de la matemática, y lo que el docente piensa de la matemática. Si tienen visiones diferentes, van por un camino bifurcado y no van a encontrarse nunca. La idea es investigar sobre eso para después ver qué podemos hacer”, detalló.

Además, planteó que la importancia del tema radica en que hay poco conocimiento al respecto en Uruguay, sobre todo en el norte del país y particularmente en Artigas, donde la frontera con Brasil presenta particularidades. “Hay temas de idioma, de lenguaje, de léxico, que hay que tener en cuenta, y nos pareció una oportunidad interesante para poder desarrollar una investigación. Sabemos muy bien que sin investigar es difícil cambiar las cosas”, remató.

Entre varios

Mazzei señaló que el fondo es novedoso, porque las convocatorias de ANII por lo general “están orientadas a personas que ya son investigadores”, mientras que mediante esta modalidad se incorpora a los docentes al campo de la investigación, lo que implica “un diálogo entre la práctica y la teoría”. La jerarca consideró que eso también “enriquece mucho el campo de la investigación, porque incorpora un nuevo actor, que es el que está en vínculo con el sistema educativo”.

Durante la presentación del fondo y de los proyectos, Laura Motta, integrante del Consejo Directivo Central de la ANEP, destacó que la posibilidad de realizar prácticas de investigación “llevaba muchos años en el imaginario docente”. Señaló que los docentes saben que muchas veces, cuando leen textos que estudian el proceso educativo, dichos conceptos no siempre se recogen luego en la realidad de la práctica profesional. En ese sentido, dijo que la investigación debe ser parte de la profesionalización de los docentes y que la ANEP espera que los resultados de los proyectos se puedan traducir a mejoras del sistema educativo.

La titular del MEC, María Julia Muñoz, dijo que espera que las investigaciones de los docentes sirvan para “cambiar la educación”, porque una forma de lograr transformaciones también es mediante “pequeños cambios”, y agregó que cualquier experiencia que se plantee con espíritu científico e innovador va a ser positiva de por sí. También dijo que a la interna del gobierno no fue fácil conseguir los fondos y que espera conseguir más dinero, para poder sustentar más experiencias de este tipo.

El presidente del directorio de la ANII, Fernando Brum, dijo a la diaria que este fondo se integra a otros del sector educativo que el organismo ofrece desde hace varios años. El jerarca explicó que cada vez que la institución lanza un fondo sectorial es para “ayudar a arrimar a un sector a los temas de la investigación y la innovación” y que, además de poner recursos, en este caso el rol de la agencia es incorporar metodología de selección y de seguimiento. “Hay una serie de dimensiones en las que la ANII ha adquirido mucha experiencia y la vuelca en un sector específico, que tiene que aportar sus investigadores y sus temas”, agregó. Brum dijo que, tal como ocurre con todos los fondos sectoriales, existirá un “comité de agenda”, conformado por actores de las instituciones educativas y también de la ANII, “que tiene la experiencia del know how del sector, de la selección, del software para presentación, de la gestión de los tiempos” y del seguimiento de los proyectos.