Desde el domingo estamos ante una epidemia de dengue. El término que usó el domingo Jorge Basso, titular del Ministerio de Salud Pública (MSP), es “brote epidémico”, pero se trata de un eufemismo que la Organización Mundial de la Salud recomienda para evitar la alarma social que podría generar la otra palabra. La alarma, sin embargo, recorre los ámbitos institucionales: ayer se confirmaron seis nuevos casos de dengue autóctono en el país: uno en Salto, uno en San José y cuatro en Cordón, Malvín Norte y Pocitos, barrio donde se registró el caso particularmente grave de una mujer de 41 años que fue internada en el CTI de una mutualista.

Según datos que el MSP aportó a la diaria, en lo que va del año llegaron 235 casos sospechosos de dengue, zika y chikunguña, y ocho se confirmaron como dengue importado, es decir, producto del contagio en un viaje al exterior. El ministerio tiene a estudio 122 casos más. La semana que viene deberían llegar desde Puerto Rico los resultados de los análisis de la sangre de los dos primeros casos, como indica el protocolo internacional; los estudios permitirán agilizar los exámenes locales que se hacen en los laboratorios del MSP y en la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República.

La situación obligó a las autoridades a responder de urgencia, como indica el Plan Nacional de Contingencia de Uruguay para una Epidemia de Dengue, un protocolo de actuación que el MSP elaboró en 2006 y actualizó en 2014. Ayer de mañana, representantes de la cartera y del área de Salud de la Intendencia de Montevideo (IM) se reunieron para coordinar esfuerzos. Una de las medidas que se implementarán era, al menos hasta el lunes pasado, un último recurso, según dijo a la diaria Analice Berón, directora de Salud de la IM: mañana a las 6.00, un camión saldrá a fumigar la vía pública de la zona de Pocitos con un cañón que emitirá chorros de vapor de insecticida, de mayor alcance y potencia que las fumigaciones de mochila que se están usando estos días. “El número de casos está aumentando”, dijo Berón en referencia a las 25 sospechas que aparecieron esta semana. El camión fumigará bastante más que las ocho cuadras a la redonda de la casa donde se registró el primer caso, el 31 de enero: recorrerá una zona delimitada por las calles Rivera, Rafael Pastoriza, Gabriel Pereira, 26 de Marzo y Dolores Pereira de Rossell. Según la jerarca, por ahora no hay preocupación por quedarse sin el producto, que se conoce como adulticida y que no actúa sobre las larvas ni los huevos del Aedes aegypti.

Mientras tanto, el Ministerio de Desarrollo Social (Mides) y el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) siguen avanzando en sus propias acciones contra el dengue. Hoy, como todos los martes, habrá reunión general de los directores de las áreas del Mides, y se espera que el tema ocupe gran parte del orden del día. Uno de los puntos será la coordinación con los comités de emergencia de los departamentos afectados y la entrega de 100.000 repelentes que el MSP planea comprar para repartir gratis entre las poblaciones más vulnerables. Ayer, durante el Consejo de Ministros, el subsecretario del MEF, Pablo Ferreri, anunció que los repelentes se incluirán (exentos de IVA) entre los productos que se pueden comprar con la tarjeta Uruguay Social del Mides, que ofrece montos mensuales para que los integrantes de 60.000 hogares accedan a artículos de primera necesidad. Ferreri también anunció que el MEF está trabajando en un decreto para reducir el IVA de los repelentes de 22% a 10% y que el área de Defensa del Consumidor del ministerio saldrá a inspeccionar los negocios para evitar que la “viveza criolla” de los comerciantes genere “abusos en los precios”.

Más allá de las medidas que corren por cuenta del Estado, las autoridades insisten en que la mejor medida para combatir al mosquito negro con manchas blancas en sus seis patas es la prevención: el Aedes aegypti se aleja de su nido un máximo de 60 metros, por lo que se recomienda no tener recipientes con agua estancada ni dentro ni fuera de las casas. El protocolo nacional de actuación recomienda incluso que las personas que dejen floreros en los cementerios los rellenen con arena y no con agua.