No vamos a descubrir el peso de los resultados. Es un truco de magia conocido: siempre hay que ganar. Es el remate conocido de cualquier campeonato en el que los puntos valen. Pero eso no sucedió el sábado en el Parque Federico Saroldi, donde River Plate y Wanderers empataron 1-1 el sábado de tarde en el encuentro que abrió la cuarta fecha del Clausura. Nadie quedó contento sin los tres puntos en la mano, pero si dejáramos de lado la necesidad de construir un relato épico basado en parámetros triunfalistas, el encuentro entre darseneros y bohemios fue un muy buen partido de fútbol.

Lo pasional es invisible a los ojos: tanto River como Wanderers sabían de su necesidad de ganar luego de atravesar con altibajos las tres primeras fechas del Clausura, que con el diario del lunes ya son cuatro. Ambos equipos lo intentaron con las armas que mejor saben aplicar en la cancha: entusiasta juego por abajo, con mucha rotación de pelota y jugadores, horizontales para distraer y verticales para ofender.

Precisamente así, con muchos de estos ingredientes, llegó la apertura del marcador para Wanderers. Comenzó con una triangulación en la salida desde el fondo entre Diego Scotti, Caué Fernandes y Paulo Lima; Alex Silva se desprendió por el lateral derecho buscando el fondo de la cancha; se la dieron, se la llevó y tiró el centro atrás para Diego Riolfo; éste pateó al arco y Gastón Rodríguez, entrando sin que lo vieran por las espaldas de los defensores de River, la tocó desde el suelo para poner el 1-0 a los 22 minutos de partido.

River empató a los 52 minutos del segundo tiempo. Michael Santos se escapó por la derecha, metió una diagonal al medio dejando rivales atrás, sacó el latigazo de zurda, la pelota dio en el palo y Sebastián Ribas, que había ingresado luego del entretiempo, la tocó en la línea a lo pescador.

Luego de que en el primer tiempo el dominio fuera bohemio, ese gol le dio a River la moral necesaria para ir a buscar el partido. Tuvo varias chances el equipo de Juan Ramón, pero no aprovechó ninguna, ya fueran en velocidad o con tiros libres. Luego de zafar de la presión darsenera, Wanderers se soltó en el transcurso de la parte complementaria y también contó con chances de convertir. Como su clásico rival, tampoco sacó jugo de eso.