La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, y el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, midieron fuerzas entre los diputados del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), el principal aliado del gobierno.

Cunha pertenece al PMDB pero el año pasado anunció que se convertía en un opositor del gobierno y meses después aprobó un pedido de juicio político contra la presidenta. Desde ese entonces la bancada de diputados del PMDB se divide entre oficialistas y opositores. El miércoles debían elegir a su líder en Diputados, un cargo que cuenta con varias potestades, entre ellas, la de designar a los integrantes de las comisiones parlamentarias. La pugna se dio entre Leonardo Picciani, contrario al juicio político de Rousseff, y Héctor Motta, favorable al proceso. Cunha apoyó abiertamente a Motta pero el elegido fue Picciani.

El gobierno se involucró a tal punto que le dio un día de licencia al diputado del PMDB y ministro de Salud, Marcelo Castro, para que asumiera la banca y votara por Picciani. Es la segunda vez que la presidenta juega fuerte en una decisión de una bancada que ni siquiera es la de su partido, algo que ha sido criticado por el sector opositor del PMDB.